Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

A primera vista se podría decir que algo muy raro está pasando en el mercado energético de China. Las refinerías del país están acumulando ingentes cantidades de petróleo, mientras que reducen sus operaciones de refino. Es decir, China está tensando el mercado de crudo con sus compras (el petróleo es escaso en este momento) y no lo está convirtiendo en derivados para exportarlos al resto del mundo (la gasolina, el queroseno o el diésel también escasean), como había venido haciendo desde mediados de 2021. Casualidad o no, lo cierto es que Pekín está haciendo un flaco favor al mundo y un gran favor a la estrategia de Putin (usar las materias primas como arma de guerra).

El Banco Central Europeo se enfrenta a una de las reuniones más inciertas de la última década. Quizá el error fue dictar con detalle (allá por mayo) los próximos pasos en medio de un contexto tan volátil. Ahora, el BCE podría poner en juego su credibilidad para intentar asustar a la inflación. A falta de horas para conocer la decisión del Consejo de Gobierno, aún hay varios puntos clave que están en el aire y que tienen el potencial de mover los mercados y las expectativas de inflación: tipos de interés (subida de 25 pb o 50), detalles de la herramienta antifragmentación, medidas para reducir el impacto de las TLTRO en la banca, próximos pasos a seguir... y quién sabe si alguna sorpresa más. La elección es credibilidad o sorpresa.

El creciente riesgo de recesión y las turbulencias en los mercados financieros han golpeado el precio del barril de petróleo en las últimas semanas. Sin embargo, frente al desplome de otras materias primas como el cobre, el crudo sigue en niveles históricamente elevados (mantiene los 100 dólares el barril). El motivo es evidente: hay un serio problema en el lado de la oferta. Los grandes países productores están bombeando crudo casi al máximo de su capacidad diaria, no tienen forma de producir más en el corto plazo (cada pozo abierto da lo que da) después de dos años sin apenas inversión en el sector, mientras que los inventarios están en mínimos. Esto ha llevado al mercado de petróleo a caminar sobre una cuerda floja que sostienen solo dos países: Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.

La industria de los chips semiconductores ha disfrutado de dos años mágicos (la escasez de unos son los beneficios de otros). Una pequeña edad dorada para un sector que acostumbra a vivir ciclos muy intensos, con altos y bajos pronunciados (tanto en ventas como inversión). Aunque ya se esperaba que 2020 y los siguientes años fuesen positivos, nadie en la industria había previsto un crecimiento tan bestial, producto de varios factores inesperados que han llevado a la producción chips a sus límites. Ahora, la industria se prepara para enfrentarse a la situación opuesta en un futuro próximo: exceso de capacidad, grandes inventarios acumulados (como el papel higiénico durante el covid) y una demanda que corre el riesgo de congelarse, sobre todo si llega una nueva recesión (sin confinamientos).

El crecimiento del PIB de China se ha desplomado. La producción solo creció un 0,4% interanual en el segundo trimestre de 2022 (la contracción trimestral fue del -2,6%). Esta ha sido la peor tasa de crecimiento desde la primera ola de covid en 2020. La economía de China está sufriendo un parón que para colmo coincide con las crecientes amenazas de un sector inmobiliario que ya es el 'talón de Aquiles' del gigante asiático. A los crecientes defaults entre las promotoras chinas, ahora se suma el impago voluntario de las hipotecas de muchas familias. Ambos sucesos están poniendo a prueba al sector bancario del país (acreedor de hogares y promotoras), que se ha encargado de engrasar y mantener a flote a la economía en los últimos años.

A veces, que no siempre, las ganancias de unos son las pérdidas de otros. Esto se puede extrapolar bien al mundo del petróleo (cuando la OPEP gana el resto del mundo pierde) y, en esta ocasión en concreto, al sector de refino, que está viviendo una edad dorada provocada paradójicamente por la falta de inversión en los últimos años. Los márgenes de las refinerías (transforman crudo en combustibles y otros derivados) se han disparado a niveles récord en los últimos meses, provocando que le precio de la gasolina o el diésel alcancen máximos históricos tanto en Europa como en EEUU, abriendo un agujero en el bolsillo del consumidor. 

Economía

La pandemia del covid o la guerra de Ucrania han sido eventos que han destrozado todas las previsiones económicas de corto plazo. Sin embargo, estos eventos, pese al drástico impacto que están teniendo hoy no deberían hacer descarrilar las macrotendencias que ya vienen asomando la cabeza en las últimas décadas y que, a la postre, darán forma a la sociedad y a la economía en las próximas décadas. Los economistas de Bank of America Merrill Lynch (BofAML) han realizado un denso trabajo en el que exponen las diez macrotendencias que marcarán nuestra sociedad y economía en los próximos decenios.

"El euro se encuentra en caída libre y no hay suelo a la vista", aseguran los analistas de Berenberg en una nota publicada este viernes. La divisa única está atravesando una suerte de tormenta perfecta en la que la tibieza del Banco Central Europeo ha pasado a ser un factor secundario. El riesgo de recesión, la crisis energética o los problemas en Italia están siendo los principales conductores del tipo de cambio del euro. Los problemas se acumulan en la zona euro, las soluciones parecen no llegar y el BCE no tiene esta vez una 'varita mágica' para poner fin a esta encrucijada.

La Reserva Federal está muy cerca de ejecutar otro movimiento histórico. Grandes problemas (la inflación) requieren grandes soluciones (drásticas subidas de tipos). La Fed no cierra la puerta la mayor subida de tipos de una tacada (100 puntos básicos o un punto porcentual) desde marzo de 1984. Tras el dato de IPC de esta semana (9,1% interanual y 1,3% mensual) se han disparado los rumores. Raphael Bostic, gobernador de la Fed de Atlanta, no ha descartado este movimiento extraordinario, mientras que Christopher Waller ha reconocido que se podría ir más allá de los 75 puntos básicos. Al mismo tiempo, las instituciones financieras revisan al alza sus previsiones sobre los tipos y empiezan a allanar el terreno para los 100 puntos básicos.

Parece que nadie quiere hablar de ello, pero lo cierto es que la economía de Rusia ha comenzado a estabilizarse. Pese a las históricas sanciones, la caída en default y la incertidumbre que genera la guerra, Rusia parece estar resistiendo mejor de lo esperado, al menos, en el corto plazo (en el largo, la economía parece condenada). La rápida adaptación a la nueva situación y, sobre todo, el elevado precio de las materias primas, que están generando un flujo constante (y creciente) de ingresos para el país, están ayudando a Moscú a lidiar con la crisis provocada por la invasión de Ucrania.