Redactor de economía y mercados. Doctor en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Un día se preguntó cómo cotizaba un bono y ya no hubo vuelta atrás.

Cuando una parte del cuerpo se resiente, puede acabar afectando a todo el sistema. Lo mismo ocurre con la vivienda y la economía. La caída de los precios que ya se está experimentando en algunos países -más que notoria en determinadas economías-, amenaza con agravar unas perspectivas que ya se antojan pesimistas ante los vientos desfavorables que se vislumbran para los mercados desarrollados.

MERCADOS

Los futuros de Wall Street se ponían sombríos este mediodía cuando la gran banca estadounidense descubría sus resultados trimestrales. La tendencia se ha confirmado tras la apertura. Los meses de subidas de tipos por parte de la Reserva Federal (Fed) se han notado positivamente en los números de los bancos. Han sido 425 puntos básicos de subida desde la primavera, y las entidades han visto un flujo mayor al de la época de los tipos al mínimo. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce.

Economía

Desde hace varios meses, la de Reino Unido es citada continuamente como la más 'peligrosa' de las economías desarrolladas. Su inflación, todavía de dos dígitos, y unas previsiones de recesión más prolongadas que en las de otras potencias económicas siguen pesando sobre el país, que aún intenta recuperarse de los efectos del Brexit y de la crisis derivada de la 'aventura fiscal' del caído gobierno conservador de Liz Truss el pasado septiembre.

La inflación ha sido la gran amenaza para las economías desarrolladas durante todo 2022. Sin embargo, dentro de la vorágine de subidas de precios casi global existía un oasis inmenso en Asia. China ha sido durante todo 2022 una fuerza desinflacionaria 'gracias' a su débil crecimiento y las fuertes restricciones para combatir el covid (las restricciones han supuesto un descenso agudo del consumo de petróleo y derivados). El menor consumo chino de materias primas, probablemente, ha sido clave para que la inflación no fuera aún más lejos. Pero esta situación no iba a ser eterna. Ahora que la economía china reabre y las previsiones de crecimiento del 'dragón' retoman la normalidad, surge la gran pregunta ¿se convertirá China en una fuerza inflacionista este 2023? ¿Tiene China la capacidad de reavivar la inflación global?

Una de cal y otra de arena, como viene pasando en los últimos meses con los datos de empleo de EEUU desde la óptica de los mercados. En diciembre, según las cifras publicadas este viernes por la Oficina de Estadística Laborales (BLS) de Departamento de Trabajo, se crearon 223.000 nóminas no agrícolas frente a las algo menos de 200.000 esperadas, el paro bajó al mínimo reciente del 3,5% y los ingresos de los asalariados se desaceleraron de un 4,8% a un 4,6% interanual.

La inflación de la Eurozona se relajó en diciembre más de lo esperado. El IPC conjunto de las economías de la zona euro descendió del 10,1% interanual de noviembre al 9,2%, según los datos adelantados este viernes por Eurostat en su lectura preliminar. Una caída mayor a la prevista por los analistas, que esperaban un dato entre el 9,5% y el 9,7%. La bajada de los precios de la energía en las últimas semanas ha favorecido esta dinámica. Sin embargo, el susto lo da el IPC subyacente (excluye energía y alimentos frescos), que repunta del 6,6% al 6,9%, otro máximo histórico, telegrafiando una inflación más persistente y pegajosa.

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Los bonos europeos llevan de fiesta desde Año Nuevo. Una serie de atenuantes ha permitido esta semana una relajación en los rendimientos que no se corresponde con los riesgos que se atisban en el horizonte. Varias lecturas de inflación positivas y la reciente caída en los precios de la energía han hecho subir los precios de los bonos soberanos de la eurozona esta semana. Pero las todavía elevadas tasas de inflación no hacen prever una moderación del Banco Central Europeo (BCE) en breve y los datos de estas jornadas ocultan matices.

Economía

Los datos de actividad de los PMI de diciembre, en la zona euro, confirman que la amenaza de recesión se va haciendo pequeña, según avanza el invierno. La economía española es la que mejor está aguantando entre las grandes potencias europeas. Todos los indicadores adelantados publicados hasta el momento apuntan a que el PIB no cayó a final de año.

El recientemente finalizado 2022 será un año difícil de olvidar en materia económica, y no precisamente por las buenas noticias. Los últimos 12 meses pasarán a la historia económica como el año en que las economías mundiales se tambalearon bajo el peso de tremendas presiones inflacionistas. De la evolución de esas presiones en adelante dependerá en gran parte el sino de 2023.

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Con el año 2022 a punto de cerrar, el balance en los mercados es más bien sombrío. Tanto la renta variable como la fija no pueden presumir precisamente de un buen ejercicio. Estos 12 meses han venido marcados sobre todo por un giro en los bancos centrales, encabezados por la Reserva Federal de EEUU, quien hace justo un año ya telegrafiaba lo que iba a venir precisamente por la elevada inflación tras la pandemia. Ese giro ha pesado en los activos alterando el panorama. La salida del ciclo de estímulos durante el covid ha infligido dolor.