Los futuros de Wall Street se ponían sombríos este mediodía cuando la gran banca estadounidense descubría sus resultados trimestrales. La tendencia se ha confirmado tras la apertura. Los meses de subidas de tipos por parte de la Reserva Federal (Fed) se han notado positivamente en los números de los bancos. Han sido 425 puntos básicos de subida desde la primavera, y las entidades han visto un flujo mayor al de la época de los tipos al mínimo. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce.
Las cuentas de estos gigantes de Wall Street han servido para que los inversores calibren las perspectivas de la economía de Estados Unidos, la mayor del mundo. JP Morgan Chase, Bank of America, Citigroup y Wells Fargo han publicado este viernes sus resultados del último trimestre de 2022, los cuales han decepcionado a los inversores pese a batir las expectativas de ingresos (excepto en el caso del último). Pero la importancia de estos balances corporativos radica en que ofrecen una visión de cómo les va a los consumidores y las empresas estadounidenses con la persistente inflación y los mayores costes de los préstamos.
JP Morgan Chase caía hasta un 3,5% en el premarket de Wall Street y más de un 1% tras la apertura después de que la estimación de ingresos netos por intereses del mayor banco estadounidense incumpliera las expectativas de los analistas. No ha servido que la entidad haya batido expectativas en el cuarto trimestre con un beneficio por acción (BPA) de 3,57 dólares por acción frente a los 3,06 esperados gracias al trading, destacan desde el Departamento de Análisis de Bankinter.
El beneficio neto de JP Morgan fue de 11.008 millones de dólares, casi un 6% superior al del último trimestre de 2021. Asimismo, los ingresos ascendieron un 18% interanual, hasta 34.547 millones, por encima de los 34.170 millones augurados por los analistas.
Bank of America también bajaba alrededor de un 3% antes de la apertura -borraba algo menos al abrir Wall Street- pese a haber sorprendido positivamente gracias a la gestión de márgenes con un BPA de 0,8 dólares por acción frente a los 0,77 esperados. Los mayores ingresos por préstamos, combinados con el aumento de los ingresos comerciales, han elevado los beneficios a 7.130 millones de dólares, espoleando así el BPA.
El segundo mayor banco de EEUU registró un aumento de los ingresos netos por intereses, ya que el prestamista se beneficia de las subidas de tipos de la Fed, y sus operadores superaron las estimaciones de los analistas, cosechando los beneficios de las drásticas oscilaciones del mercado.
De esta forma, BofA se anotó en el último trimestre de 2022 una facturación total de 24.500 millones de dólares, casi un 11% más interanual.
"Nuestros beneficios [netos en todo 2022] de 27.500 millones representan uno de los mejores años de nuestra historia", ha destacado Brian Moynihan, consejero delegado de Bank of America.
Por su parte, Citigroup retrocedía más de un 2% en la preapertura del mercado americano, paliando después el retroceso. El banco ha anunciado que su beneficio por acción en el cuarto trimestre cayó un 20,5%, a 1,16 dólares, por debajo además de los 1,2 dólares anticipados por el consenso de mercado.
Sus cuentas también desilusionan a los inversores pese a que sus ingresos aumentaron un 6% respecto al último trimestre de 2021, superando los 18.000 millones de dólares, una cifra que sí bate las expectativas de los analistas.
Wells Fargo también llegaba a dejarse cerca de un 4% después de que sus ingresos del cuarto trimestre se situaran por debajo de las estimaciones, en 19.960 millones (-5,7% interanual). Tras la apertura, las caídas se mantenían por encima del 3%.
El banco acusa el incremento en provisiones y registra una caída de 52,1% en el BPA del cuarto trimestre (0,67 dólares por acción frente a los 0,92 esperados). La entidad reservó más de lo previsto para préstamos potencialmente agravados, lo que indica un empeoramiento de las perspectivas económicas en uno de los mayores prestamistas de EEUU.
Malas noticias desde Goldman
Las malas noticias para la banca también han venido de Goldman Sachs, aunque la entidad no ha presentado hoy resultados (lo hará el próximo martes). Tres meses después de que la firma creara una nueva división para albergar lo que queda de su otrora ambiciosa incursión en Main Street (la economía de a pie), las sensaciones no parecen estar siendo las mejores.
El conjunto de negocios (incluida la tarjeta Apple de Goldman) ahora agrupados en el segmento denominado Platform Solutions acumuló más de 1.200 millones de dólares en pérdidas antes de impuestos en los nueve primeros meses del año pasado, y la caída se aceleró cada trimestre. Estos datos, publicados este viernes en un informe regulatorio, pretende ayudar a los accionistas y analistas a prepararse para seguir la evolución de Platform Solutions una vez que Goldman empiece a desglosar sus resultados trimestrales la semana que viene. Sin embargo, también arroja nueva luz sobre cuánto ha estado lastrando esta expansión a la cuenta de resultados de la entidad.
Desde principios de 2020 hasta finales de septiembre, las pérdidas antes de impuestos de Platform Solutions ascendieron a 3.000 millones de dólares, según muestra el informe. Cuando se añadan las cifras del último trimestre la semana que viene, esa pérdida acumulada se acercará a los 4.000 millones de dólares en el lapso de tres años y a 2.000 millones para el año impulsada por las provisiones para préstamos incobrables, aseguran a Bloomberg personas con conocimiento del asunto.
La división es una versión reducida de lo que una vez fue el elevado objetivo de Goldman de irrumpir en el mercado de consumo con la ambición de construir un banco digital del futuro que se convertiría en un líder de la industria. En su lugar, sacudida por los costes persistentes y la dificultad de establecer nuevas líneas de negocio, la firma decidió reducir sus ambiciones y reposicionar las piezas.
En un principio, se suponía que el negocio global de consumo de Goldman alcanzaría el punto de equilibrio a finales del año pasado. Los ejecutivos de la nueva división Platform Solutions prevén ahora que pueda alcanzarlo en algún momento de 2025, aunque aún no se ha fijado un objetivo final.
Fríos resultados de BlackRock
Más allá de la banca, hoy también copan parte de la atención los números de la mayor gestora de activos del mundo. Los clientes de BlackRock siguieron inyectando dinero en los fondos de inversión a largo plazo de la firma en el cuarto trimestre, tratando de sacar provecho de la caída precedente en los mercados de acciones y bonos. Los flujos netos hacia estos productos ascendieron a 146.000 millones de dólares en el periodo, según ha informado este viernes en un comunicado la compañía. Los flujos netos totales, que incluyen las salidas de las cuentas de gestión de efectivo de la empresa, fueron de 114.000 millones de dólares.
La afluencia de efectivo de los clientes, unida al repunte de los mercados de renta variable y renta fija en el cuarto trimestre, tras unos primeros nueve meses del año muy difíciles, impulsó los activos bajo gestión de BlackRock, con sede en Nueva York, hasta los 8,59 billones de dólares, frente a los 7,96 billones de finales de septiembre.
Sin embargo, el beneficio neto ajustado cayó un 18% respecto al año anterior, hasta 1.360 millones de dólares, o 8,93 dólares por acción, superando, eso sí, la estimación media de Wall Street de 8,08 dólares. Los ingresos cayeron un 15%, hasta los 4.340 millones de dólares, por encima de los 4.250 millones que esperaban los analistas.