Periodista económico

Escribe mi amiga Rosa Villacastín que “la manipulación del mayor atentado terrorista de la historia de España, el 11M, por parte de Aznar, les costó el gobierno al PP. Casado debería aprender que la mala utilización de la política en tiempos tenebrosos como el que estamos viviendo, se paga”. No se quién asesora al jefe de la oposición, pero le está confundiendo gravemente.

El Instituto de Comercio Exterior (ICEX) había diseñado una estrategia para impulsar la internacionalización a través de ferias en el exterior a través de las Expotecnias. Se propuso a la Casa Real que fuera el entonces príncipe quien encabezara la delegación española que integraban el vicepresidente del gobierno, diputados, empresarios y destacadas personalidades de la cultura. El príncipe no faltó a ninguna de aquellas citas: Delhi, Bogotá, Sao Paulo, Tokio, Estambul, Bangkok…

Como en la película de Roberto Rossellini "Roma, ciudad abierta" (1945) la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz-Ayuso, quiere mantener Madrid abierta cueste lo que cueste. Aún no le ha entrado en la cabeza que sin salud no hay economía y se resiste como gato panza arriba ante lo inevitable: Madrid tiene que ser confinada para controlar la pandemia en España.

Madrid está alarmado. Las luces de alarma han saltado y las sirenas han empezado a sonar. Los contagios están descontrolados y la situación sanitaria empeora por momentos. Cualquier parámetro que se utilice señala a la capital de España como el foco de la pandemia en Europa. Lo sensato sería que su presidenta Díaz Ayuso pidiera el Estado de Alarma al Gobierno de Pedro Sánchez para salvar vidas, pero no lo hará porque eso supone una humillación para ella y una catástrofe económica.

El 18 de diciembre del 2011 los entonces presidentes de La Caixa, Isidro Fainé, y de Bankia, Rodrigo Rato, se estrecharon la mano para sellar el acuerdo que acababan de alcanzar: la fusión de ambas cajas para crear el primer banco doméstico y tercero español, detrás del Santander y del BBVA.

La animadversión mutua que sienten Pablo Casado y Pedro Sánchez está asfixiando al país. Con su actitud están enfrentando a toda la sociedad, impidiendo los acuerdos que son imprescindibles para sacar a España de la gravísima crisis económica en que nos ha sumergido la pandemia.

En época de crisis el Gobierno es el culpable de cualquier problema que tengamos. Como dicen los italianos: “piove, ¡porco governo!”.

La destitución de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz del grupo parlamentario popular, no significa necesariamente que Pablo Casado haya dado un golpe de timón para centrar al partido. A pesar de lo que se ha dicho no se va a producir ni una nueva etapa, ni se va a hacer nada que no estuviese previsto hacer en julio.

Cada vez que Pedro Sánchez trata de levantar el vuelo tiene a cientos de escopetas apuntándole, como si fuera un pichón. La derecha patriótica y sus aparatos mediáticos no le dejan respirar. La última ha sido por coger unos días de vacaciones. ¿Cómo se atreve, con la que está cayendo? Se difunden fotografías con su cara sonriente. Puede gustar o no lo que hace, pero nadie le puede acusar al presidente de no trabajar. Después de un semestre tremendamente estresante, parece lógico que se tome unos días de descanso. Que recargue pilas y regrese de refresco para afrontar lo que le viene encima.

España es una monarquía sin monárquicos. Antes la mayoría éramos "juancarlistas", ya no lo somos y, como siga así la derecha conservadora, acabaremos siendo republicanos. No se puede asociar el "juancarlismo" con la democracia ni ésta con la corrupción.