Como en la película de Clint Eastwood "Sin perdón" (1992) las autoridades que defendieron "salvar la Navidad" sin reparar en el precio que habría que pagar por ello no tienen perdón de Dios. No solo hemos pagado por ello un precio en vidas humanas y sufrimiento de miles de familias, sino que han hundido las expectativas económicas para los próximos meses. Que se vaya despidiendo el sector turístico de la campaña de Semana Santa y sobre la del verano ya veremos lo que ocurre.