
En época de crisis el Gobierno es el culpable de cualquier problema que tengamos. Como dicen los italianos: "piove, ¡porco governo!".
Esto mismo le está pasando a Pedro Sánchez. Él es el culpable haga lo que haga. Si decreta el estado de alarma es intolerable porque es un ensayo para implantar un estado bolivariano. Pero ¡ay si lo quita! Es culpable de los rebrotes por la precipitación con que retiró la prórroga del estado de alarma. Si implanta el mando único es un insulto a las autonomías por no respetar su autogobierno, pero si lo quita es un irresponsable porque se inhibe.
En esta lógica hay que entender el rechazo de todas las autonomías gobernadas por el PP, y buena parte de las del PSOE, a su propuesta de que sea cada CCAA quien solicite al Parlamento el estado de alarma. Es evidente que los presidentes autonómicos no quieren asumir el desgaste político que supone decir a sus ciudadanos que no pueden salir de casa o que se van a quedar confinados. "Mejor que eso nos lo imponga Sánchez". Piove, porco governo.
Pasa lo mismo si surge algún problema con el inicio del cole. Si impone la asistencia presencial es un criminal porque está poniendo en riesgo la salud de los niños y de sus familias, pero si no lo hace nos tendrá que permitir que los padres no vayan a trabajar para cuidarlos. Las empresas acusan al Gobierno de cargarles con los costes y quieren que sean los contribuyentes quienes asuman la factura, tal como ha sucedido con los Ertes. Pero al mismo tiempo acusarán al Gobierno de disparar la deuda pública y de subir los impuestos para hacer frente a los costes derivados de las ayudas. Porco governo.
Esta actitud se puede extender al terreno económico. Si no se aprueban los presupuestos por falta de apoyo parlamentario Sánchez es un incapaz, pero si busca los apoyos en Bildu y en los independentistas es un radical que está socializando la economía.
La dialéctica de "dar leña al mono hasta que hable inglés" está muy inducida por el carácter de los españoles de echarle la culpa de nuestros problemas a los demás y, sobre todo, del tipo de oposición que se está practicando. Lo hemos visto tras la última declaración institucional del Presidente. Pablo Casado no tardó ni 30 segundos en salir a la palestra para decir Piove, poco governo, coreado por todo su aparato mediático.
Pero hay otra forma de hacer oposición mucho más inteligente, como ha vuelto a demostrar Alberto Núñez Feijóo. El presidente gallego ha pedido al Gobierno que afronte la raíz del problema y que modifique la Ley de Salud Pública para que el derecho a la salud, al estar relacionado con el derecho a la vida, quede por encima de cualquier otro derecho fundamental. Una lección más del popular que ha coronado su cuarta mayoría absoluta.