Las elevadas rentabilidades de los bonos están acercando a la economía europea a la zona de peligro. Con los tipos de interés reales (que descuentan la inflación) sobre niveles no vistos desde hace más de una década, acecha el riesgo de que algo 'se rompa'. Vuelve a resonar la palabra crisis y, como recordatorio de lo que puede suceder, basta mirar el pasado reciente de la deuda italiana, a los gilts en Reino Unido o las tensiones bancarias de marzo. Según Bank of America (BofA), son algunos de los ejemplos de las grietas que ya se abrieron cuando los intereses estaban en los mismos niveles que actualmente e incluso inferiores.

El conflicto en Gaza, tras el ataque este fin de semana del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) a Israel, reaviva un histórico foco de tensión en el mercado del petróleo y amenaza el suministro global. Las fricciones tienen como escenario principal el Estrecho de Ormuz, una arteria clave en el tránsito mundial del combustible. Aunque el conflicto principal en torno a la materia prima no tiene como protagonistas a los israelitas y palestinos, sí gira en torno a los mismos, ya que vuelve a enfrentar a los socios de ambas partes: Estados Unidos e Irán. Y una vez más, su arma arrojadiza es el petróleo.

Analistas de todos los rincones y los propios bancos centrales han descartado la recesión. Consideran que la restricción monetaria puede trasladarse sin causar daños a la economía. Sin embargo, la última reunión de la Reserva Federal (Fed) ha generado una importante reacción en el mercado, en el dólar o en los bonos, y ello, podría trastocar el aterrizaje suave. A lo que habría que sumar las recientes tensiones en el petróleo.

Aunque septiembre ha sido el peor mes del año para el S&P 500, algunos analistas defienden que este índice puede beneficiarse del último capítulo de la política monetaria: el de los tipos de interés más altos durante más tiempo. Esta 'amenaza', sin embargo, puede tener efectos positivos en sus cotizadas.

El precio de la vivienda, tradicionalmente, ha ido muy ligado al dinamismo del propio mercado inmobiliario. Cuando las operaciones de compraventa cogen velocidad, los precios también suben. Si la venta de inmuebles se ralentiza o empiezan a bajar, tarde o temprano, los precios deben resentirse. Así pasó en la última crisis inmobiliaria, pero esta vez está siendo diferente.

Ha llegado un punto de inflexión en el mercado. El nivel al que han llegado los tipos de interés, lo suficientemente restrictivos y con la puerta abierta a seguir subiendo, inaugura una nueva etapa. Este es el momento en el que la rentabilidad de la bolsa y los bonos es tan parecida que no merece la pena asumir riesgos.

El mercado bursátil se ha reanimado en septiembre con los estrenos de Arm, Instacart o Klaviyo. Este ha sido un momento muy esperado tras la sequía de las salidas a bolsa que desató el ciclo restrictivo en Estados Unidos o Europa. Pero, pese al entusiasmo, hay parte de los inversores que siguen atrapados en el capital de estas compañías, que todavía están por debajo de sus valoraciones más elevadas, lo que hace que la oportunidad para estos sea agria e impida, años más tarde, la recogida de beneficios.

Las turbulencias han llegado a la renta fija y a la bolsa después de las últimas decisiones de los bancos centrales, al son de la Reserva Federal (Fed). Aunque mantener los tipos de interés, en principio, es una buena noticia para ambos valores, con lo que se ha quedado el mercado es con el mensaje de que el ciclo restrictivo no ha finalizado, sino que solo se extiende en el tiempo.

Los hipotecados actuales seguirán endeudados cuando lleguen a la tercera edad, lo que implica que los préstamos concedidos en los últimos años durarán una gran parte de la vida de los contrayentes. Las familias están optando por la mayor duración posible de la financiación debido a los elevados tipos de interés y se está retrasando la edad de contratación, entre otras cuestiones. Por eso, más de la mitad de los hipotecados desde 2021 seguirán estándolo a partir de los 65 años, lo que supone un riesgo para la capacidad de pago, según Idealista.

Historia

Las sandalias Birkenstock siguen estando de moda, pese a su aspecto ortopédico. Aunque la marca es ajena a las tendencias, esta temporada, los pies planos de Barbie han ayudado a alargar el fenómeno e impulsar las ventas. Esta campaña de publicidad cinematográfica ha sido uno de los recientes éxitos de la marca, que va a cumplir 250 años de historia. Tras el taquillazo, haber sobrevivido a la II Guerra Mundial, tener su propia biblia o haber logrado el respaldo de Bernard Arnault -el segundo hombre más rico del planeta-, la firma se encamina ahora a la bolsa.