La deuda italiana se coloca este martes en el foco de las ventas, ante el fracaso de los contactos iniciados por Sergio Mattarella, presidente de Italia, para formar Gobierno. La rentabilidad de su bono a diez años repunta más de 9 puntos básicos (la mayor subida en dos meses), hasta superar el 1,85%, el nivel más elevado de las últimas seis semanas. Si hasta ahora partía como favorita, como la del resto de la periferia, ahora pierde parte de esa ventaja frente a la deuda core, la de alta calificación crediticia como la alemana.
Hasta ahora, el papel italiano había obviado la crisis política desatada el pasado 4 de marzo, después de que las elecciones se saldasen con una Italia ingobernable. Una "fría reacción", en palabras de Nicola Mai, jefe de investigación de deuda soberana de Pimco, que califica de "sorprendente".
Era sorprendente porque su bono, como el del resto de la periferia, han sido hasta ahora fetiche de los inversores hambrientos de rentabilidad. Y lo eran porque esta deuda ofrece un plus de rentabilidad en un momento en el que las economías de estos países han sacado músculo y no hay miedo, por tanto, a que sus cuentas públicas den un susto y tampoco lo haga la deuda que emiten sus Gobiernos.
Es lo que explica que la deuda de España, Italia y Portugal ofrezca ganancias medias cercanas al 2% por precio en lo que va de año para aquellos inversores que incluyesen este papel en cartera en enero y mantengan los títulos todavía. Por contra, la de Francia apenas brinda rentabilidad, un 0,1%; mientras que con la de Alemania se pierde un 0,6% en 2018.
La crisis política empieza a cotizar
Sin embargo, el escenario empieza a cambiar y la que era la clara favorita, la deuda de la periferia, empieza a quedarse atrás respecto a la del núcleo de Europa. Se constata en que el precio de estos bonos ha sufrido más desde que marcasen máximos anuales: los de España lo hicieron en marzo y los de Italia y Portugal en abril. Desde entonces, los tres dejan pérdidas medias próximas al 1%. En ese mismo periodo, por el contrario, el precio del bund ha caído un 0,38% y el de francés un 0,5%.
"Si se materializan las elecciones en julio habrá que tener en cuenta una mayor prima de riesgo", dice Marc Ostwald, estratega en ADM Investor Services, en declaraciones a Bloomberg. "Hay pocas razones para creer que una nueva votación no arrojará un resultado similar al último", añade.