Hace algo más de un año, el Banco Central Europeo (BCE) volvió a sacar su caja de herramientas para bajar la inflación y ralentizar la economía. Con sus decisiones de tipos, reunión a reunión, el organismo ha ido frenando progresivamente el motor económico. Pero esta política monetaria, que ha ido desplegándose de forma pública y a la vista de todos, ha tenido otra parte silenciosa. De forma indirecta, también ha logrado pinchar la burbuja de la vivienda que se coció durante la pandemia en países como Alemania o Luxemburgo.

La agencia de calificación Moody's sigue viendo vulnerabilidades en la banca estadounidense, lo que le ha llevado a rebajar la nota de una decena de entidades de tamaño medio y a poner en revisión a otros grandes bancos. La campaña de resultados del segundo trimestre es lo que ha llevado a la firma a bajar la puntuación de parte del sector, ya que sus cuentas siguen mostrando presiones en la financiación y posibles deficiencias en el capital, según ha anunciado en diversas notificaciones.

Pasada la mitad del ejercicio, la bolsa puede presumir de un balance positivo. Las acciones han subido pese a la mayor restricción monetaria en décadas y al deterioro económico. Este contexto de ganancias e incertidumbre hace más necesario que nunca ser capaz de capear las adversidades, uno de los grandes retos del mercado. En la estrategia de Berkshire Hathaway, la gestora de Warren Buffett, se ve precisamente ese enfoque: cierta desconfianza hacia la renta variable y una tendencia a recoger beneficios.

La icónica empresa Tupperware se ha convertido en una empresa zombi y, hasta hace días, nadie daba un duro por ella. Literalmente, se puede decir, ya que sus acciones han cotizado por debajo del dólar durante largas semanas. Sin embargo, los inversores han cambiado el rumbo de la compañía, que se ha disparado un 326% en la última semana. Lo curioso es que su subidón en bolsa no encuentra una explicación racional, ya que no encaja con la situación crítica que atraviesa la compañía.

Reino Unido lleva tiempo presionando a la banca para que remunere el ahorro conforme al ciclo de subidas de tipos de interés y, este lunes, ha presentado un plan de acción con 14 medidas para asegurarse de que las entidades financieras fijan sus precios "correctamente", explica la autoridad financiera del país (la FCA, por sus siglas en inglés).

Nueva subida del euríbor a doce meses. La principal referencia hipotecaria a tipo variable cierra julio en el 4,15%, su nivel más alto desde 2008, hace casi 15 años. A falta de la última actualización de este lunes, el indicador vuelve a rebasar el 4% y se mueve por encima de esta cota por segundo mes consecutivo.

Los bancos españoles han superado el test de estés que la Autoridad Bancaria Europea (EBA) ha realizado a las entidades comunitarias. El organismo pone a prueba los ratios de capital de los bancos en un escenario adverso y mide el deterioro que sufrirían desde su posición a finales de 2022 hasta 2025. De media, el CET1 descendería 459 puntos básicos en esa situación, hasta el 10,4%.

De manera paralela, pero separada a los test de estrés, la EBA y el BCE han realizado para la misma muestra de entidades una recopilación de datos ad-hoc que cubre las carteras de bonos registrados a coste amortizado y a valor razonable con cambios en otro resultado global.

Las bolsas europeas suben con ímpetu tras pasar el trago de los bancos centrales. Jerome Powell y Christine Lagarde han sido las citas clave que el mercado aguardaba y, una vez confirmados los ajustes de 25 puntos básicos previstos, la renta variable del Viejo Continente sube entre un 1 y un 2% en la sesión, apoyada en los buenos datos macroeconómicos de Estados Unidos.

El Banco Central Europeo (BCE) sigue avanzando en su camino restrictivo y su paso deja rastro en el mercado crediticio. Un año de endurecimiento después, los efectos de su política monetaria se han hecho especialmente visibles en el ámbito corporativo. La demanda de préstamos de las empresas ha caído a su nivel más bajo en 20 años, desde que hay registros en 2003. Las compañías se han seguido apretando el cinturón en el segundo trimestre y continuarán haciéndolo, lo que refleja el enfriamiento económico que buscan Christine Lagarde y su equipo.