Dicen que las oportunidades las pintan calvas y que las desgracias nunca vienen solas. Sánchez tuvo la oportunidad de sanear las cuentas públicas durante los años de bonanzas, pero se dejó llevar por los cantos de sirena de sus socios de Gobierno, que no paran de introducir subvenciones públicas y de hinchar el pavo del gasto. La palabra recorte es sinónimo de tabú en Moncloa. Ahora tiene la prima de riesgo en casi 120 puntos, el bono a diez años cerca del 3% y miles de fondos especulativos agazapados, como tigres de Bengala, esperando para lanzarse sobre la deuda española, por riesgo de impago.