Opinión

¿Un plan serio o cantos de sirena para transformar la economía?

PV

La economía española sufrió en 2008 una fuerte contracción a la que siguió más de una década perdida. Después de esa crisis, sin embargo, no se produjo la transformación esperada. Con excepción de la apertura al exterior de sectores como el agroalimentario, son el turismo y, en menor medida, la construcción los que siguen tirando de la economía.

Seguramente, le gustaría conocer si nos encontramos en la misma situación de entonces. ¿Cómo se comportará la economía en los próximos años?, ¿Qué sectores van a impulsar la actividad?

A estas preguntas intenta responder el Gobierno en el Plan de Estabilidad hasta 2025 enviado a a Bruselas. Y, pásmense, porque como en aquella ocasión, la falta de un plan de reformas es preocupante.

Los tres factores en que se apoyará la recuperación son el empleo de calidad, el turismo ¡de nuevo! y los fondos Next Generation. ¿Alguna idea nueva o desconocida? Parece que no. Y lo peor es que, con excepción del turismo, el comportamiento del resto de factores está en tela de juicio.

El documento, rubricado por la vicepresidenta primera y la ministra de Hacienda, Nadia Calviño y María Jesús Montero, respectivamente, culpa del frenazo de la economía a la guerra y a los problemas con la cadena de suministro de materias primas. Ellas no tienen nada que ver con todo esto.

Como se sabe, el plan rebaja del 7% al 4,3% el PIB para este ejercicio. Entre 2021 y 2022, la economía crecerá el 9,4%, un dato inferior al desplome del PIB del 10,8% experimentado sólo en 2020. No hay ni una sola línea para reconocer que somos el único país de Europa en el que a finales de este año todavía no habremos recuperado la caída de la actividad durante la pandemia.

Sin embargo, en el documento se encuentran perlas como éstas: "Tanto los hogares como las sociedades no financieras prácticamente recuperaron en el cuarto trimestre de 2021 sus niveles de renta disponible y de márgenes previos a la pandemia". O esta otra: "A finales de 2021 ya se habían recuperado los niveles pre-Covid de empleo e inversión en bienes de equipo y en propiedad intelectual, a lo que se sumó con fuerza la reactivación del turismo extranjero".

La creación de empleo será, por lo visto, uno de los pilares del futuro. Los cambios aprobados por carambola en el Congreso de los Diputados son calificados como uno de las cuatro grandes "impulsos reformistas" de la legislatura. Su impacto a largo plazo representará hasta dos puntos del PIB, mucho más que cualquier otra medida.

El Gobierno echa las campanas al vuelo en este asunto y augura que el desempleo se reducirá casi cuatro puntos, hasta situarse en el 9,6% en 2025. El porcentaje contrasta, sin embargo, tanto con las estimaciones del FMI como de la Unión Europea, que prevén que se mantenga en los niveles actuales, con tasas en torno al 13%.

"La evolución del empleo -pronostica el documento- constituye, sin duda, uno de los factores diferenciales del ciclo iniciado tras la crisis del Covid y una de las principales fortalezas de la economía española frente a los retos geopolíticos".

La ministra Montero calificó el paro de paro de abril de "espectacular" después de que la población activa superara por primera vez en la historia los 20 millones, aunque el secretario general de CCOO, Unai Sordo, advirtió de que estamos ante una cifra récord, que en los próximos meses podría sufrir un recorte.

Las contrataciones subieron, sobre todo, en el sector turismo por la Semana Santa. La Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre apuntaba a la pérdida de más de 100.000 empleos a causa de las incertidumbres, la mitad de ellos autónomos.

Además, tras un rápido vistazo a las cifras de la Seguridad Social se concluye que de los 520.000 empleos creados hasta marzo comparado con el año anterior, la mitad corresponde a las Administraciones Públicas.

¿De dónde sacan, entonces, las dos ministras los datos para derrochar tal optimismoi? La respuesta es como el misterio de la reencarnación, nadie tiene una explicación a ciencia cierta.

El plan va más allá y apunta a que "la recuperación viene acompañada de varias mejoras cualitativas reflejadas en el aumento de la contratación indefinida y en la reducción del desempleo juvenil (…).

Como todo el mundo sabe, el aumento en casi el 50% de los contratos indefinidos se debe a la penalización de la temporalidad en la reforma laboral, así como a la creación de la figura de los fijos discontinuos. En cuanto al empleo juvenil, somos el país con mayor tasa de Europa. ¿Dónde está la mejora en la calidad del empleo?

El mismo optimismo desbordante se refleja el hablar sobre "la rápida recuperación de la inversión pública y privada", atribuida en gran parte a los fondos europeos Next Generation. Sobre los que se asegura que han tenido "un impacto positivo en 2021, que se verá intensificado en 2022, año en que se alcanzará la velocidad de crucero en inversiones y reformas".

El papel lo aguanta todo. Según el propio plan de estabilidad, de los 52.156 millones presupuestados para 2021 y 2022, sólo se desembolsaron 12.000 millones, alrededor del 23%. Pero es que, además, es mentira porque esta cifra incluye las transferencias a organismos públicos como RED.es o las autonomías, que a su vez tienen que realizar las convocatorias para distribuirlos. La CEOE evalúa solo en el 5% el porcentaje que ha llegado a las empresas. ¿Por qué vamos a creer que a partir de ahora va a ser diferente?

Solo uno de los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) ha sido convocado, el del coche eléctrico, aunque Calviño ha prometido poner en marcha los diez restantes antes de junio. El Banco de España ya redujo a menos de un punto, la mitad de lo previsto por Calviño, el impacto en el PIB.

Lo más dudoso es, además, si estos fondos van a lograr evolucionar la estructura económica hacia un modelo más innovador y resistente a las crisis. Tanto los empresarios como la oposición al Gobierno lo ponen en duda, entre otras cosas, porque el Ejecutivo ha centralizado el reparto de estos fondos sin tener en cuenta las necesidades de cada sector o de los gobiernos regionales.

En resumidas cuentas, de los tres factores mencionados en el plan de estabilidad como motores económicos, sólo el turismo cumplirá ese papel con certeza, como se vio esta Semana Santa.

Y eso sin contar que el texto enviado a Bruselas sugiere un alza de impuestos y elude evaluar el efecto que tendría un incremento de los tipos de interés, que el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, fechó en julio próximo, y que a su vez provocará un freno a la actividad.

El texto dibuja, además, un escenario muy positivo sobre la inflación. Prevé que el ascenso de los precios a causa de la energía es temporal y volverán a tasas del 2% el año que viene.

El único motor de crecimiento en los próximos años será la demanda interna, ya que el sector exterior restará dinamismo a la economía, a diferencia de la crisis anterior. "El impacto del Plan de Recuperación a partir del segundo trimestre de 2022 en materia de inversión, así como del consumo privado, impulsado por la positiva evolución del empleo y los elevados niveles de ahorro embalsado por los hogares, permitirán a la demanda agregada guiar el crecimiento en 2021 y 2022", asegura el documento.

Pero, de momento, todo está en el aire. En el primer trimestre el crecimiento se redujo a un raquítico 0,3%, mientras el consumo privado, al que se confía la recuperación, cayó el 3,7% ante las incertidumbres por la guerra de Ucrania y la inflación elevada. ¿Estamos ante un plan creíble o más bien son cantos de sirena a los que mejor es prestar oídos sordos, como hacían los marineros en la Odisea de Ulises?

PD.-Todos los pronósticos positivos recogidos en el plan de estabilidad quedarán truncados si la subida de la inflación se traslada a los salarios y luego al resto de la economías. La ruptura de la negociación salarial entre sindicatos y empresarios ésta semana, precedida de las reivindicaciones lanzadas por UGT y CCOO el 1 de mayor, han encendido las alarmas entre las instituciones. Sin moderación salarial y sin un horizonte claro temporal para la inflación, el panorama se complicará mucho en los próximos meses.

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