Economía

¿Qué ha cambiado con 2008? En unas semanas se ha logrado lo que en la anterior crisis llevó años

  • Las medidas clave de bancos y gobiernos han llegado en cuestión de semanas
  • Los bancos centrales han dirigido la liquidez hacia las empresas
  • Los gobiernos han apostado por ampliar sus redes de protección social
Foto de Alamy

Las crisis económicas son un trago duro para millones de personas que se ven afectadas de forma directa e indirecta. Sin embargo, cada recesión económica también puede ser una lección para el futuro, un aprendizaje que puede marcar la diferencia. Por ejemplo, en esta ocasión gobiernos y banca central han reaccionado con una intensidad sin precedentes y sin límites aparentes (al menos en el lenguaje) al impacto causado por el coronavirus. Las políticas que tardaron en desplegarse años durante la crisis de 2007-2008, ahora se han puesto en marcha en cuestión de semanas. Además, una parte de estas medidas se ha modificado para que sus efectos lleguen casi de forma directa a la población y las empresas más afectadas. Este cambio se puede ver reflejado en el crecimiento de la oferta monetaria (medida por el agregado monetario M3) que crece al mayor ritmo de los últimos doce años. El crédito está fluyendo hacia las empresas más necesitadas, mientras que el gasto público de los gobiernos está llegando directamente a las manos de los ciudadanos más vulnerables, a la par que las primas de riesgo se mantienen a raya en Europa con la decisiva intervención del banco central. Pese a que esta recesión económica no tiene precedentes en la economía moderna, el trago podría terminar siendo menos duro gracias a estas políticas.

BiS: "La gran diferencia en la respuesta de los bancos centrales al Covid-19 ha sido el uso de medidas diseñadas para apoyar el flujo de crédito a los hogares y empresas" 

Así lo remarca el Banco Internacional de Pagos (BiS) en un documento en el que analiza las respuestas a la crisis del coronavirus. "La capacidad de aprovechar las lecciones aprendidas de la Gran Crisis Financiera (GFC, por sus siglas en inglés) de 2007–09 ha facilitado la rápida intervención de los bancos centrales. Las medidas políticas (monetarias y fiscales) implementadas entre 2007 y 2015 solo han necesitado de unas pocas semanas para implementarse como respuesta a la pandemia".

Primero los tipos...

El principio ha sido similar, aunque a una velocidad muy superior. Cuando el sentimiento comenzó a cambiar en marzo y se pudo ver que el coronavirus iba a tener un impacto global comenzó el 'baile'. Como es habitual durante las crisis, la primera medida fue una reducción de los tipos de interés para aliviar los costes de financiación y respaldar la demanda agregada. Excepto en Japón y la zona del euro, donde los tipos de interés ya se encontraban en territorio negativo, las tipos se han reducido para alcanzar su límite inferior en menos de un mes, mucho más rápido que durante el GFC.

... Después inyecciones teledirigidas 

Además, estos recortes de tipos han venido acompañados de grandes inyecciones de liquidez teledirigidas hacia la economía real, en un intento por evitar que estas operaciones se quedaran atascadas en los canales de transmisión (la banca principalmente) como ocurrió en el pasado. Estas políticas han venido acompañadas por los vastos sistemas de avales de crédito de los gobiernos, que han animado a que los préstamos fluyesen hacia donde era más necesarios.

"La gran diferencia en la respuesta de los bancos centrales al Covid-19 ha sido el uso de medidas diseñadas para apoyar el flujo de crédito a los hogares y empresas. Su despliegue ha sido más directo y de mayor alcance que durante el GFC. Por el contrario, aunque el apoyo con liquidez al sector financiero fue considerable durante el GFC, ha desempeñado un papel más limitado hasta el momento durante la pandemia de Covid-19", comentan Paolo Cavallino y Fiorella De Fiore, economistas del BiS.

Teniendo en cuenta los movimientos del Banco Central Europeo, el Banco de Japón, el de Inglaterra, Canadá y la Reserva Federal de EEUU y el Banco, se espera que las medidas diseñadas para proporcionar crédito al sector privado (no financiero) durante la pandemia del Covid-19 incrementen los balances de los bancos centrales en un 6,3% del PIB de media, frente al 2,5% de la GFC. Hasta ahora, los préstamos de liquidez de emergencia a los bancos, que representan la función tradicional de prestamista de último recurso de los bancos centrales, han sido en menor escala que durante el GFC.

Coordinación en Europa

Los gobiernos de Europa, por ejemplo, han aprobado vastos sistemas de trabajo a corto plazo (en España a través de los ERTE) para mantener el empleo. El leve aumento de la tasa de paro en Europa se debe al uso coordinado de estos esquemas para reducir las horas de trabajo de forma temporal en las economías más grandes de la región. Los países europeos se han coordinado para poner en marcha estos esquemas como una alternativa a los despidos masivos que se están produciendo en otros países. De esta forma, los gobiernos tienen que asumir una parte importante del coste (un porcentaje de la reducción de horas trabajadas), pero se garantiza que los trabajadores volverán a sus puestos cuando la situación haya mejorado. Esto ha permitido que millones de personas mantengan sus trabajos, lo que podría estar impulsando el consumo ahora que la economía comienza a reabrir sus puertas. Estas políticas coordinadas pueden impulsar la recuperación económica y disminuir los daños en el mercado laboral y la economía en general.

Los bancos centrales a su vez ha apoyado, aunque sea de forma indirecta (mercado secundario), la expansión fiscal de muchos gobiernos, a través de las medidas adoptadas que pretenden garantizar el logro de sus objetivos (inflación y pleno empleo) han reducido los costes para pagar la deuda pública y privada. "Los recortes de los tipos de interés, las operaciones de préstamo y los programas de compra de activos públicos han sido fundamentales a este respecto. Estas medidas también han asegurado que la emisión a gran escala de bonos soberanos se produzca sin perjudicar el funcionamiento adecuado de estos mercados. En general, la política fiscal y monetaria se han apoyado mutuamente en la búsqueda de la estabilidad macroeconómica, un objetivo que generalmente se encuentra en el centro del mandato de los bancos centrales", destaca el BiS.

Todas estas políticas están teniendo repercusión en la oferta monetaria, que llevaba años presentando un crecimiento anormalmente bajo. Este indicador se suele analizar por el agregado monetario M3 en la zona euro, que es el más amplio de todos. Para comprender un poco mejor cómo funcionan estos agregados, desde el Banco de España explican que el el M1 está compuesto por los billetes y monedas en circulación (efectivo en circulación) y por los depósitos a la vista; el M2 es el M1, más los depósitos a plazo de hasta dos años y los depósitos disponibles con preaviso de hasta tres meses; y el M3 es el M2 más las cesiones temporales, las participaciones en fondos del mercado monetario e instrumentos del mercado monetario y los valores de renta fija de hasta dos años, emitidos por las instituciones financieras monetarias. El agregado monetario M3 es el más estable, por ello, ha sido el elegido por el Eurosistema, dentro de su estrategia de política monetaria, para definir un valor de referencia para el crecimiento del dinero.

El fuerte crecimiento del M3

Este agregado ha presentado un crecimiento interanual del 8,3% en abril, el más elevado desde septiembre de 2008. Esto es una buena señal aunque parte del crecimiento se debe a las fuertes demandas de créditos blandos de las empresas durante lo peor de la crisis para sobrevivir. No obstante, también indica que el crédito ha llegado a la economía real, frente a 2008 que se quedó en el sistema bancario, también porque la naturaleza de aquella crisis fue bancaria y financiera.

La tasa de crecimiento de este agregado era de alrededor del 5% en los años previos a la pandemia. Hay tres razones para la recuperación del crecimiento de la oferta monetaria, que explica Jörg Krämer, economista de Commerzbank.

-Más préstamos a empresas: para sobrevivir a la recesión económica, las empresas de la zona euro necesitan más préstamos bancarios. La tasa de crecimiento de los préstamos a empresas aumentó al 6,6% en abril, después de fluctuar alrededor del 3% antes de la crisis. Si las empresas usan el dinero para pagar facturas, entra en circulación y la oferta de dinero aumenta.

-Mayores déficits públicos: no solo las necesidades de crédito de las empresas, sino también las de los estados están aumentando enormemente debido a la crisis. Es probable que los déficits presupuestarios de los Estados miembros del euro aumenten este año del 0,8% a casi el 10% del PIB. Algunos de los déficits están siendo financiados por los bancos, por ejemplo comprando bonos de los estados y transfiriendo esa liquidez equivalente a las cuentas públicas. Si los estados gastan el dinero (pagos de prestaciones, por ejemplo), la oferta de dinero aumenta. "El BCE fomenta estos préstamos de los bancos a los gobiernos porque compra bonos del gobierno a los bancos como parte de sus programas de compras, asumiendo así el riesgo de incumplimiento crediticio", sostiene Kramer.

-Movimientos en las carteras: el crecimiento de la oferta monetaria no solo está siendo impulsado por el aumento del crédito a empresas y estados, sino también por el llamado reequilibrio de la cartera. De hecho, debido a los bajos tipos de interés y al alto nivel de incertidumbre, muchos clientes están llevando su riqueza hacia activos más líquidos que forman parte del agregado M3.

Aunque el crecimiento de este agregado monetario suele ir ligado a la inflación (se suele relacionar el bajo IPC de los últimos años al escaso crecimiento de la oferta monetaria), Kramer explica que para que eso ocurra todo ese dinero debe transformarse en una mayor demanda de bienes y servicios, algo que por ahora no está ocurriendo. Sin embargo, la actuación de bancos centrales y gobiernos está poniendo la primera piedra para que la recuperación sea fuerte y el consumo y la inversión vuelvan lo antes posibles. Por ahora, los balances de los bancos centrales han aumentado de media en un 10% del PIB durante los primeros tres meses de la crisis. Los escenarios razonables implican un aumento general de entre el 15 y el 23% del PIB antes de finales de 2020", sentencian los expertos del BiS.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky