En un ambiente económico hostil, con los tipos de interés y la inflación al alza, y el crecimiento de la actividad económica a la baja, los dos únicos motores de la economía para los próximos años son el turismo y los fondos europeos. La afirmación está sacada del plan de estabilidad enviado a finales de abril a Bruselas por la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño.
La confianza sigue intacta en el turismo, que recuperó el 80% de su actividad hasta finales de abril y la ocupación hotelera para este verano puede acercarse al lleno total, como en los mejores tiempos de 2019.
Pero no es así en los fondos europeos Next Generation. La propia Calviño reconoció que de los poco más de 50.000 millones recibidos por España, sólo se desembolsaron el 23%, alrededor de 12.000 millones. Pero el dinero real que llegó a las empresas es incluso inferior a éste porcentaje, no alcanza al diez%, porque la mitad tiene que ser distribuido a su vez por las autonomías.
elEconomista celebró esta semana en Bilbao en una jornada inaugurada por el lehendakari, Iñigo Urkullu, en el que los empresarios vascos lanzaron su voz de alarma. Pusieron en duda que el dinero vaya a llegar con el plazo suficiente para poner en marcha las inversiones al que va destinado. La misma inquietud manifestaron al día siguiente los directivos del sector aeronáutico, que advirtieron que habrá ayudas que no podrán gastarse por falta de tiempo para su ejecución.
España tiene una larga tradición en el incumplimiento de los plazos . El 43% del los fondos de cohesión para el período 2014-2021 (alrededor de 40.000 millones) estaba aún sin ejecutar a finales del año pasado.
Incluso de las subvenciones recogidas en los Presupuestos, miles de millones son devueltos porque los requisitos no se adaptan a las necesidades reales o porque se pierden en un papeleo interminable. La expresión "vuelva usted mañana", que popularizó Mariano José de Larra, en El Pobrecito Hablador, sigue estando en vigor.
En medios oficiales se asegura que el esfuerzo por acelerar los trámites es titánico, pero se escudan en que cuentan con el mismo personal para cumplir con las exigentes condiciones de Bruselas en el reparto de 70.000 millones, además de realizar sus tareas cotidianas.
"Creo que la mayoría de los fondos no se distribuirá siquiera", manifiesta el responsable de una gran empresa vasca, que tuvo que renunciar a un gran proyecto de energías renovables, por las condiciones "leoninas". El directivo lamenta la cantidad de recursos humanos que tuvo que disponer para presentar la solicitud y el seguimiento de las gestiones con la Administración. "Imagínate una pequeña empresa, es imposible que pueda acceder a un euro, si no es como subcontratista de una de las grandes", añade.
Las quejas también vienen por parte de las administraciones autonómicas, que critican la falta de cogobernanza para poder elegir los proyectos más adecuados. "Los fondos vienen predeterminado desde Moncloa, y no son iguales las necesidades en Andalucía que en Euskadi".
El consejero de Economía y Hacienda del Gobierno vasco, Pedro Azpiazu, explicó que ha recibido una importante asignación para el reciclaje y depuración de aguas, que no sabe cómo gastar, porque en la comunidad autónoma tienen ya en marcha un plan avanzado en este asunto. El mismo lamento que se repite a lo largo de la geografía española.
La consejera vasca de Desarrollo Económico y Sostenibilidad, Arantxa Tapia, con una larga trayectoria a sus espaldas en la ejecución de ayudas, está preocupada porque "sólo tenemos hasta 2025 para justificar ante Bruselas de manera pormenorizada en qué se gasta cada euro y en un año más, a finales de 2026, los proyectos tendrán que estar concluidos en su totalidad".
Tapia hace cuentas: estima que el dinero tarda un mínimo de seis meses en llegar a su destinatario final desde la aprobación oficial. "Los empresarios van a tener que correr para llevar a cabo las inversiones", señala. Muchos de estos planes requiere autorizaciones administrativas municipales, regionales o incluso estatales para su puesta en marcha, lo que deja en el aire el cumplimiento de los plazos, advierte.
El Gobierno vasco sólo ha recibido hasta el momento alrededor de 800 millones, 550 de los fondos europeos y el resto de los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y la Transformación Económica (Pertes), en los que participa. En resumen, menos del diez% de la cantidad comprometida.
El grueso de las ayudas no estará disponible hasta bien entrado 2023, por lo que el tiempo para conseguir los permisos oficiales y arrancar los proyectos quedará reducido a un par de años, según diversas fuentes. Hay que tener en cuenta que la mitad de estos fondos recaerá en los gobiernos regionales, que a su vez tendrán que convocar los concursos para su adjudicación.
Para más Inri, el intenso calendario electoral para los próximos dos años, con elecciones autonómicas, municipales y generales complicará su reparto y retrasará los trámites administrativos. "La ejecución de los fondos puede convertirse en un auténtico sudoku", advierten los empresarios.
Además de los fondos europeos, el Gobierno anunció once Pertes, cuya convocatoria debería salir antes del verano. El primero que se dará a conocer el próximo 3 de junio es el del coche eléctrico. Pero es difícil cumplir con los plazos del resto, teniendo en cuenta que queda sólo un mes.
El de los semiconductores, fue aprobado en el consejo de ministros de este martes después de reducir a cero las ayudas previstas para el sector textil. El problema es la improvisación, porque el excesivo precio de la energía imposibilita, de momento, la rentabilidad de la industria de semiconductores, así como la nula existencia de un tejido industrial de proveedores en la materia.
En el Perte sanitario, la patronal Farmaindustria critica que gran parte va destinado a la medicina de precisión, en la que España apenas tiene empresas, mientras que no hay un solo euro para los ensayos clínicos, en los que estamos entre los tres países más activos de Europa.
El Perte alimentario, aunque duplicó su cuantía hasta 1.800 millones, se considera insuficiente para el tamaño del sector, el mayor exportador de la economía, mientras que en el ámbito del turismo ni siquiera se cuenta con un plan de ayuda específico, pese haber sido uno de los sectores más golpeado por la pandemia y ser España una de las potencias mundiales.
Más allá de los juicios de valor, en lo que todos están de acuerdo es en la falta de diálogo por parte de los responsables de Moncloa con las organizaciones sectoriales o autonómicas a la hora de fijar los objetivos de estos planes. La addenda anunciada recientemente por el Gobierno para acceder al tramo de 70.000 millones adicionales en préstamos, también se repartirá a dedo desde la administración central, sin contar con los potenciales interesados en estos créditos.
El último tirón de orejas proviene del Banco de España, que esta semana publicó un boletín en el que se pone en duda la eficiencia de los Next Generation para atraer inversión privada a corto y medio plazo, cuando el objetivo del Gobierno es que se duplique el montante de las ayudas otorgadas.
La entidad presidida por Pablo Hernández de Cos advierte, además, que esta meta sólo se alcanzará si el dinero se orienta a las infraestructuras, las comunicaciones o el fomento de la I+d+I. Asimismo, critica duramente el plan de rehabilitación de viviendas, al que se destina una partida importante de 6.500 millones, porque no estimula la actividad privada, como ya se vio en el plan E de Zapatero.
Calviño preveía un impacto de los fondos europeos de dos puntos del PIB en la economía este año, que probablemente se quede en un porcentaje próximo a cero, como ya pasó el anterior ejercicio.
En resumen, la vicepresidenta primera tendrá que sobrevolar 2022 con sólo un motor económico, el del turismo, porque el de los fondos europeos está gripado. Los gobiernos regionales hablan de que habrá que pedir prórrogas para salvarlos. Aunque llegara todo el dinero, que hay muchas dudas, su impacto será a largo plazo. Por eso las alertas de estanflación, bajo crecimiento sin inflación, son cada vez más altas.