Pandemia
El doctor Padilla, médico en el centro de salud Fuencarral (Madrid), no viste capa, sino bata y batalla. Mucha. En febrero de 2019 era una de las voces de un amplio reportaje publicado en este medio sobre el estado de la Atención Primaria en donde denunciaba, junto con otras compañeras, la "sobrecarga asistencial y bajos salarios" en el sector. Por aquel entonces, Javier Padilla sostenía "acabar la jornada con dolor de cuello por el volumen de trabajo". Apenas 13 meses después, el COVID-19 ha arreado un sobresaliente viraje a la vida de todos en general y a la de los sanitarios en particular. Hace apenas unas horas que la primavera, cuyos gorjeos escucharemos desde los balcones, ha rubricado su entrada más taciturna revestida de un impostado invierno entre guindas amargas. El rastro del coronavirus en España deja en el amanecer de este 20 marzo alrededor del millar de muertos y casi 20.000 contagiados, situándonos como el cuarto país más afectado por la pandemia tras China, Italia e Irán (pudiendo superar hoy a este último), amén de los hospitales hipertrofiados y sus consecuencias. Al otro lado del teléfono, Padilla atiende a elEconomista para prestarnos sus ojos con el fin de pulsar la última hora de la 'primera línea'. Asegura que "ahora mismo, vivimos en una sensación de cambio constante y de que lo peor siempre está por venir". No en vano, lanza también rayos de esperanza; "la gran mayoría de la población mejora".