El silencio también comunica. Y por tan poderosa y noble arma ha optado esta vez la Coordinadora de la 'España Vaciada', que aúna a 121 plataformas repartidas a lo largo y ancho de la geografía nacional, que luchan contra la despoblación; y que abraza a 1.360 pueblos con menos de 100 habitantes. En el oxímoron han hallado una nueva forma de reivindicar su causa, de pintarse visibles y verdes; en su suma, de bramar en el mutismo. Este viernes se convocaron paros simbólicos de cinco minutos a las puertas de los ayuntamientos y plazas mayores. Según los convocantes, el requerimiento cosechó el respaldo de alrededor de 300.000 almas calladas, pero mirando de frente a las administraciones. Por unos momentos esa España menesterosa de latido se paró. ¿Y si ocurriese definitivamente? "Acarrearía graves consecuencias para todo el país. Basta con pensar en el sector primario", sostiene Juan Manuel Polentinos, gerente de la Confederación de Centros de Desarrollo Rural (COCEDER) para elEconomista.es.
"Yo paro por mi pueblo". Era lema de la pancarta que sujetaban decenas de vecinos en Carrión de los Condes (Palencia) en su adhesión a los paros en el mediodía del primer viernes de este caluroso octubre. No en vano, este mantra se replicaría en multitud de puntos del país. Desde Verín, Xinzo o Lodoselo, tierras gallegas, a Casariego o Infiesto, en Asturias, pasando por Monzón de Campos, Villabragima, el Barco de Ávila y otras zonas castellanas viejas, o Tobed y Codos en la provincia de Zaragoza, hasta el suelo malacitano con la Serranía de Ronda, entre otros territorios, de los que algunos ni siquiera rubrican con su nombre en el corpus de la Coordinadora.
A la 'España vaciada' le brota la queja de clamar en el desierto. Es por ello que han decidido cambiar la estrategia que diseñaron el pasado mes de marzo cuando Madrid congregó los cánticos de 50.000 manifestantes en una marcha convocada por las decanas de las plataformas, SoriaYa y Teruel Existe. El contraste en las formas es notable. La esperanza en que esta vez la acción pulverice los oídos de enjambre de las administraciones, moderada.
"Los datos de los paros han sido muy buenos", reconoce Polentinos, quien explica a este medio que "esto vuelve a ser una llamada de atención a los políticos para que hagan caso de una vez, que tras las elecciones se olvidan. Pedimos cambiar la vertebración territorial para que haya más cohesión y que los recursos públicos lleguen de manera generalizada al medio rural en iguales condiciones que en el medio urbano, así como un pacto de Estado. Que pueda haber algún ministerio con alguna dirección general que se dirija a acciones específicas y bien presupuestadas para evitar, así, el desmantelamiento imperante". Incluyen a todas las ideologías porque entienden que el único color es el de la unión.
elEconomista.es habló con Polentinos hace seis meses, quien presentaba una singular iniciativa de repoblación. "Desde que conversamos, todo sigue igual o ha ido a peor", destaca. Entre medias, eso sí, afirma que Sánchez telefoneó a la Coordinadora, "fue en julio para preguntar por las reivindicaciones. Un poco de esa campaña que llevó a cabo con agentes sociales. Pero hasta ahora, nada de nada; se quedó ahí", recuerda sobre el presidente en funciones. A su vez, lamenta que "Igea (vicepresidente de la Junta de Castilla y León por Cs) dijese que a los pueblos de menos de 50 habitantes no había que prestarles servicios porque eso era "tirar el dinero". A veces, nos atrapa la desolación".
¿Y si realmente esa a España teñida de éxodo se le parase su ya maltrecho bombeo? "Pues España en general tendría muchos problemas porque pueden paralizarse muchas cuestiones. Tengamos en cuenta que todavía el sector primario radica en gran parte en estos territorios. Los alimentos, gestión del aire, incendios forestales…", explica el gerente de COCEDER.
¿La 'España vacía', a llenar el 10-N?
"Hay un número importante de personas aún en lugares 'vaciados', alrededor de los tres millones. Y los políticos saben que de ahí sale una cifra considerable de diputados. No en vano, tal es el descontento que ya hay plataformas que defienden el medio rural que se van a presentar a estos comicios de otoño", anuncia Polentinos. Se está refiriendo a la más veterana, Teruel Existe, que lleva 20 años 'dando guerra'.
Lo cierto es, tal como explica Manolo Gimeno, integrante de Teruel Existe, para este periódico, "que nuestra plataforma, absolutamente transversal y sin ideología, se presente como agrupación de electores es por todas las reivindicaciones que llevamos haciendo todo este tiempo para la provincia de Teruel y que se han saldado con resultados muy escasos, pese al gran esfuerzo. La despoblación ha sido un elemento motivador más, como, por ejemplo, las promesas de grandes infraestructuras, que se han publicado en el BOE y están paralizadas". Según Gimeno, en Teruel se padece el vaciamiento "de una manera global, puesto que estamos en torno a 9,2 habitantes por kilómetro cuadrado en toda la provincia, lo que supone un absoluto desierto demográfico".
Sea como fuere, y más allá de las opciones, 'profesionales' o cívicas, que concurran al próximo noviembre, habrá que comprobar si de este silencio emanan palabras que plasmen compromisos. Porque el medio rural grita vestido de oxímoron que le apaguen la música callada. "Jamás me pesó callar", rezan los ecos de la sabiduría popular. Veremos.
