Elecciones 26M

Radiografía del electorado español: por qué votamos como votamos

  • Hay diferencias anatómicas cerebrales entre las personas de izquierdas y derechas
  • Los términos 'Coletas', 'Falconetti' o 'Bisagrito' "sintetizan cargas emocionales"
  • ¿Y la 'cocina' en los sondeos; buena o mala?: contra todo pronóstico, necesaria
Imagen: Archivo
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¿Qué misterios esconde la mente humana? Vestido puede ir también este interrogante de exclamación. Descifrar sus vericuetos es objetivo eterno de la fuente de sed de la ciencia. Y mientras, nos encontramos en una primavera en que las urnas han brotado antes que el buen tiempo definitivo. Queda aún un segundo asalto a una triple cita, este domingo 26 de mayo. Muchos ya han definido su posición toda vez que pisen el colegio electoral; otros dudan, y algunos aguantarán hasta última hora para ejercer su decisión. Pero sobre todos ellos sobrevuela la misma pregunta: ¿qué influye para votar?

La respuesta abre, en un primer plano, un ramal que combina lo sociológico, estadístico y psicológico; y en detalles más avanzados, diferencias anatómicas cerebrales entre personas de izquierdas o derechas o el impacto de las encuestas. ¿Tiene capacidad la emoción para pendular ideologías? ¿Por qué el CIS no predijo la irrupción de Vox en Andalucía o cómo Sánchez consiguió una gran movilización en las generales? "Se puede entrenar al cerebro para cambiarlo", afirma para elEconomista.es Juan Antonio Pérez, catedrático de psicología social en la Universidad de Valencia, quien ha colaborado, junto con otros científicos, en un análisis sobre esta cuestión propuesto por la Fundación Gadea por la Ciencia.

Tal como argumenta Emilio Lamo Espinosa, experto en Sociología y presidente del Real Instituto Elcano, "el electorado español se define por la moderación y en una escala izquierda-derecha, donde el 5 es el centro, se correspondería con un 4,5". Esto es un dato de partida; sin embargo, lo cierto es que hasta la elección del color de la ropa de un candidato para sus actos no es inocente.

"Digámoslo sin rodeos: el programa concreto es lo de menos. Raros son los que se los leen completos"

Por ahí, ¿qué carga poseen los intangibles? "Digámoslo sin rodeos: el programa concreto es lo de menos. Raros son los que se los leen completos, aunque desde la Ilustración idealicemos al individuo racional. Si por reflexión se entiende análisis racional de los pros y contras de cada propuesta política, poca gente lo hace, descartando a los militantes y a los pocos que no deciden sin antes leer un par de veces la letra pequeña. La mayor parte de los votantes se guía automáticamente por las formas. La apariencia vende. En los 80, un político con barba era percibido como progresista. O los apodos actuales a los candidatos, 'El Coletas', 'Falconetti', 'Bisagrito', esas etiquetas sintetizan cargas emocionales difíciles de obviar, que la sociedad no pone y difunde como mero pasatiempo inocuo" explica Pérez, al tiempo que agrega la razón científica, "el cerebro es una máquina de confirmación de la primera intuición o reacción afectiva. Ve u oye una etiqueta y en milisegundos escanea todo aquello que ha vivido que la corrobora. Ante todo, escanea lo que la corrobora y no lo que la contradice".

En consecuencia, podemos deducir que existe una suerte de atajos, como los sobrenombres, buscados para arrimar el voto evitando al ciudadano un análisis elaborado del todo. Esto cobra mayor sentido en una era, como predijo Benedetti, "de consumo y de humo"; y en la que el tiempo escasea. En un ejercicio de máxima síntesis, el catedrático concluye que "la persona vota más por su identidad política que por identificación con el político y su política. Se da la simpatía con una ideología, un partido o un candidato, pero el punto de partida es quién soy yo políticamente y de ello derivo a quién votar. Y no al revés".

El cerebro según la ideología

¿Existe alguna evidencia de diferencias entre personas de izquierdas y de derechas en respuestas fisiológicas automáticas a los estímulos e incluso en algunos aspectos de la anatomía cerebral? "Sí", contesta el profesor de Psicología; "sabemos por estudios que en las gentes de tendencia conservadora hay un mayor volumen de la amígdala derecha, que juega un papel importante en la percepción del miedo, y de la ínsula izquierda, con un rol destacado en la emoción del asco, y algo menor el volumen de la zona ACC (có rtex del cíngulo anterior)".

¿Pero de dónde proceden exactamente esas diferencias anatómicas? "A día de hoy no se sabe si son esas diferencias individuales en estructura y función del cerebro las que inducen el comportamiento político o, al revés, si son las actitudes y comportamientos políticos los que moldean el cerebro. Sí que se ha demostrado que se puede modificar el cerebro mediante entrenamiento y experiencia. Por ejemplo, el entrenamiento en compasión altera las respuestas neuronales en el cingulado anterior y la ínsula anterior: regiones del cerebro asociadas con la empatía como respuesta al dolor de los demás", expone Pérez.

Las personas conservadoras son más propensas a los estímulos amenazantes y tienden "a reaccionar más rápido que las de izquierda"

Llevado al terreno, según el profesional consultado por este periódico, las personas de corte conservador son más propensas a los estímulos amenazantes en el ambiente y tienden "a reaccionar más rápido que las de izquierda a expresiones faciales de enojo. O muestran una mayor activación fisiológica automática, no consciente, al ver imágenes amenazantes". Esta información será clave para entender una cuestión tan debatida actualmente: la llamada al miedo. "Efectivamente el que se diferencien en la atención que prestan hacia el peligro cobra especial relevancia si se piensa en el uso que se puede hacer del miedo y de la inseguridad política. La niñez y los factores genéticos, en el origen".

El péndulo de las encuestas y la buena 'cocina'

¿Quién entendería una campaña electoral sin sondeos? ¿Por qué nos gustan tanto? "Es una buena pregunta. Nos interesa en manos de quién pondremos nuestro futuro. Sabemos que nuestra aportación individual es muy poco relevante, pero como demócratas somos conscientes de lo que cada uno aporta. Entonces, la gran pregunta es qué alcalde vamos a tener y a los políticos les interesa para saber dónde focalizar esfuerzos y recursos", sostiene Emilio Carrizosa, catedrático de Estadística en la Universidad de Sevilla, quien reconoce que, a pesar de que cada encuesta se realice en un periodo concreto, y por tanto ofrezca una foto fija del momento, "una de corte disruptivo puede provocar reacciones emocionales en ciertos votantes que les cambie su intención de voto". Por su parte, Pérez agrega que "lo que van a hacer los otros influye. Está bastante confirmado el efecto 'carro ganador', un incremento de votos al mejor posicionado".

De moda, en esta nueva era, está el concepto 'cocina' en el tema que nos ocupa, y además teñido de aspecto despectivo. No en vano, Carrizosa niega la mayor, "no comparto ese aura. La cocina es la transformación de los datos brutos en elaborados. En los años de ETA en el País Vasco nadie era capaz de decir que iba a votar al PP. Si no se cocina, estoy convencido de que en Guipúzcoa te sale que obtiene cero ediles".

¿Y Andalucía con Vox, no lo vio el CIS? "Es que el voto oculto cambia de dueño. Yo soy andaluz, y volvemos a lo mismo, aquí estaba mal visto decir que votas al PP, pero también ha habido voto oculto al PSOE en esta región con su corrupción. ¿Cuántas veces hemos estado ante el escenario de que el voto oculto vaya a un partido que acaba de surgir? A Vox lo reflejan las encuestas a raíz de ciertos indicios basados en trazos más cualitativos, como su presencia en actos o las redes sociales". Pero el 28A el CIS sí estuvo muy aproximado, "no hubo tanto sesgo de voto oculto", rebate Carrizosa, y completa Pérez alegando que "hubo corazón y estrategia bien elaborada. Se dieron votos a Sánchez motivados para frenar a Vox".

Con todo, si el voto oculto resulta de no conseguir que la persona encuestada especifique a quién votará, ¿cómo sale adelante el sondeo? "Precisamente por la elaboración. Pero sí te ha hecho, por ejemplo, la valoración de los líderes… Ya puedes realizar proyecciones basadas en criterios sociológicos extrapolables. Tú tienes los ingredientes y vas a la cocina…", finaliza Emilio Carrizosa. La mesa está servida, desde el domingo a las 9 horas.

Consulte el Especial Elecciones 26-M.

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