Opinión

Cautela ante los buenos augurios de Joe Biden

  • Hay un alto porcentaje de votantes ocultos que decidirán el resultado
  • Factores como los recientes conflictos raciales distan de ser decisivos en estos comicios
  • Es indudable que Biden está en mejor posición que Clinton pero es pronto para cantar victoria
La mala gestión de la epidemia juega en contra del presidente Donald Trump.

A finales de julio las encuestas de opinión indicaban claramente que el presidente estadounidense Donald Trump había perdido terreno frente a Joe Biden, su contrincante demócrata en las elecciones presidenciales en ciernes, principalmente por la mala gestión que hizo su gobierno de la pandemia del Covid-19. Desde entonces, la suerte de Trump no mejoró, sino todo lo contrario. Ahora parece que Trump no solo perderá las elecciones, por número de votos, hoy sino que tampoco logrará una victoria sorpresa gracias a los compromisarios, como ocurrió en 2016.

Comencemos con las afiliaciones partidarias. Como se ve en análisis recientes, desde las elecciones de 2016, los partidarios del partido demócrata crecieron un 6%, frente a casi el 3% para los republicanos; y la cantidad de quienes se declaran independientes cayó el 8%. Entre quienes aún se identifican como independientes, hubo pocos cambios en términos de la participación entre los que se inclinan hacia la izquierda o la derecha.

Además, la percepción sobre cómo gestionó Trump la crisis de la Covid-19 cayó considerablemente desde marzo, e incluso desde julio, especialmente entre los republicanos moderados, los demócratas y los independientes: tres grupos cuyos votos son fundamentales en los Estados decisivos. La tasa de aprobación general de Trump también se redujo, aunque no tanto.

Los análisis de regresión -utilizando una amplia gama de variables que se sabe que están correlacionadas con el comportamiento de los votantes, incluida su afiliación a partidos políticos e ideología- sustentan la idea de que la crisis de la Covid-19 es una de las cuestiones que más influyó en este desplazamiento. Esto se refiere tanto a la pandemia como a las crisis económica y laboral que causó.

La influencia de los disturbios

Es cierto, las protestas contra el racismo sistémico y la brutalidad policial -que a menudo fueron combatidas con excesivo uso de la fuerza por las autoridades- también están captando la atención de los votantes estadounidenses, pero la forma en que se interpretan esas protestas -esto es, si los votantes creen que son violentas y requieren una respuesta fuerte de las fuerzas del orden- es abrumadoramente estable según el partido político de que se trate y, por lo tanto, es poco probable que afecte las decisiones de voto significativamente.

Como se ve en las encuestas de YouGov de octubre, solo el 15% de los demócratas cree que las protestas son preocupantes. De ellos, el 19% -solo el 2,85% de los demócratas- podría votar por Trump debido a la cuestión de los disturbios.

Una abrumadora mayoría de los demócratas no está dispuesta a votar por Trump en ninguna circunstancia, independientemente de que se identifiquen como ultraliberales, moderados o en cualquier punto entre esos extremos. Por el contrario, son incluso menos, con respecto a julio, los demócratas que estarían dispuestos a dar un apoyo puntual a Trump.

Comparativa con 2016

En 2016, el apoyo para la contendiente demócrata de Trump en ese momento, Hillary Clinton, era menor en las tres categorías de votantes demócratas, especialmente entre los demócratas moderados y conservadores (81%), de lo que es hoy para Biden. Como esos datos fueron recopilados a mediados de octubre, cuando mucha gente ya estaba votando, hay pocos motivos para creer que las protestas o cualquier otro factor semejante aumente el apoyo demócrata esporádico para Trump.

A Biden le está yendo mejor que a Clinton no solo entre los demócratas, sino en el total de los votos. En 2016, Clinton ganó por volumen de votos por un 2,1%, pero perdió en Estados decisivos clave y eso llevó a su derrota en la distribución de compromisarios. La amplia mayoría de quienes votaron por Clinton en 2016 tiene la intención de votar por Biden este año.

Pero la ventaja de Biden es mucho mayor,  ya que la mayoría de los votantes de Trump en 2016 también piensan votar nuevamente por él, pero el actual presidente perdió más votantes que los demócratas. Sumemos a eso el hecho de que los votantes de Clinton ya eran el grupo más grande y la ventaja de Biden en esos dos grupos de votantes se acerca al 8%. También es más probable que quienes votaron a otros partidos en 2016 prefieran a Biden en vez de a Trump este año.

La ventaja de Biden se extiende hasta los Estados decisivos. Aunque la diferencia es un tanto menor, los demócratas logran, según las encuestas, retener más votos de 2016 que Trump, y más entre quienes votaron por otros partidos en ese año, los cuales piensan hacerlo por Biden en esta nueva convocatoria. 

El desglose demográfico de los votantes refuerza aún más la impresión de que Biden será el ganador: en todas las categorías -jóvenes y mayores, mujeres y hombres, blancos y de otras razas, con mayor y menor educación- los números tienen mejor aspecto para Biden que los que obtuvo Clinton en 2016.

Efectos de la pandemia en el voto

Por supuesto, la intención de voto no importa mucho si la gente no puede votar y esta elección tiene lugar en medio de una pandemia, que limita los métodos de votación tradicionales. Pero, como muestran diversos estudios muchos más votantes -especialmente los demócratas y los independientes, pero también los republicanos- están adoptando medidas como el adelanto del voto o el recurso a su envío por correo.

Esto podría tener consecuencias en los resultados de la elección o, al menos, la forma en que se los interprete. Los problemas por los sistemas de voto por correo, o incluso un proceso de recuento prolongado, podrían dar lugar a intentos de impugnar los resultados a nivel estatal

Como es más probable que Biden sea el más beneficiado de los dos candidatos por el votos por correo, es más vulnerable a esas protestas que, de tener éxito, podrían alterar significativamente la imagen que presentan los datos de las encuestas. Estados Unidos puede enfrentar un período de volatilidad mientras espera los resultados.

Buenas perspectivas para los demócratas

De todas formas, si las encuestas son un indicador razonablemente preciso, Biden va camino de ganar el voto de los ciudadanos con un margen sustancial y una reversión de ese resultado por parte del Colegio de Compromisarios es improbable. 

La base de los partidarios acérrimos de Trump, que en ningún caso cambiará su voto simplemente no alcanza para lograr la victoria, y carece del apoyo de los moderados y los independientes. Biden podría sufrir debido a la fragmentación dentro del Partido Demócrata -digamos, por ejemplo, si los votantes del ala más progresista deciden negarle su apoyo- pero las encuestas no muestran evidencia de esto. El deseo de votar para sacar a Trump de la Casa Blanca parece ser demasiado intenso en el conjunto del país.

Por supuesto, las encuestas se han equivocado antes, incluso lo hicieron en 2016. Las intenciones de los grupos clave de votantes en ambos bandos tal vez no se vean reflejadas exactamente en los resultados. De hecho, cuando YouGov preguntó a los votantes si sus vecinos se sorprenderían por su intención de voto, aproximadamente el 10% de los votantes urbanos y rurales respondió afirmativamente. Esto indica que podría haber votantes ocultos para ambos candidatos.

En pocas palabras, parece que Biden va camino a la Casa Blanca, pero no es momento de cantar victoria.

Copyright Project Syndicate

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