Queda una semana para que se cierren las urnas en EEUU y la cifra de votos ya ha superado los 67 millones, un resultado histórico a estas alturas de la convocatoria que se acerca ya a la mitad de la participación total esperada. Sin más debates en el horizonte, y con la gran noticia de la campaña -el nombramiento de la juez conservadora Amy Coney Barrett para el Tribunal Supremo- ya pasada, el pescado está prácticamente vendido. Y el consenso de los analistas es claro: el demócrata Joe Biden es el gran favorito para ganar las elecciones, aunque todos recuerdan que, aunque este año no se parece a 2016, una victoria de Donald Trump aún no está descartada al 100%. Un hecho al que se agarran los apostadores, que, aunque también sitúan al demócrata como favorito, dan más opciones a Trump.
A estas alturas de 2016, la cifra de votos ya emitidos era la mitad de los que hay ahora, y la entonces candidata demócrata lideraba las encuestas por 3,5 puntos, 45% a 41,5%, con un gran número de indecisos todavía, según la media de FiveThirtyEight. En aquel momento, sus opciones de victoria según esta web de análisis eran del 71%, frente a un 29% para Trump. La situación esta vez es bastante diferente: hay una enorme cantidad de personas que ya no pueden cambiar su voto -pese a que Trump tuiteara lo contrario esta mañana-, el demócrata Biden lidera las encuestas por 9,1 puntos -52,1% a 43%-, y la cifra de indecisos restante es mucho menor -4,9% frente a 13,5%-. Y, según los sondeos, los votantes que aún no se han decidido expresan un mayor rechazo a la gestión del presidente que la media.
El resultado es que las casas de análisis son mucho más pesimistas con las opciones del presidente que entonces. FiveThirtyEight, que entonces le daba un 28% de opciones de victoria a Trump, le da hoy un 12%, y solo un 9% si Trump, como parece casi seguro, vuelve a acumular menos votos a nivel nacional que su rival. The Economist, con un modelo que también tiene en cuenta lo ocurrido la última vez, le da solo un 5% de opciones al presidente de revalidar. Y LeanTossup, un medio canadiense que acertó con mucha precisión en sus predicciones de las elecciones de Canadá, Reino Unido y Nueva Zelanda de estos últimos meses, apenas le da un 3,2% de opciones de volver a sorprender.
Y las pistas de que la campaña no va bien para Trump están creciendo. El vicepresidente, Mike Pence, ha tenido que desviarse a hacer campaña en Georgia, un estado que Trump ganó por 5 puntos en 2016, mientras el magnate demócrata Michael Bloomberg ha lanzado una tormenta de 16 millones de dólares en anuncios en Texas y Ohio, dos estados donde el presidente ganó por 9 puntos y que todas las encuestas dan como muy igualados este año, para tratar de convencer a los indecisos que quedan en esta última semana. Y Trump está volviendo a hacer mítines casi diarios en los estados clave que ganó entonces por la mínima. "Yo no tenía que estar aquí, antes del Covid-19 no me hacía falta. La verdad, yo no quería venir aquí. Pero la peste nos ha golpeado y ahora tengo que volver a trabajar. ¿Podéis votarme?", admitió Trump en uno de sus recientes mítines en Michigan, donde ganó por 10.000 papeletas en 2016.
Las apuestas confían algo más en Trump
Sin embargo, las casas de apuestas confían más en el presidente. Betfair da a Biden solo un 69% de probabilidades de vencer, una cifra creciente pero aún más baja que la de los analistas. La estadounidense Predictit, por su parte, da a Biden un 62% de opciones, mucho menor incluso. Y el proyecto The Prediction Market de la Universidad de Zurich da a Biden un 73%.
Las diferencias se ven claramente en los estados clave que realmente decidirán el resultado. Mientras los analistas sitúan a Biden por delante en Florida (con entre un 67% y un 83% de probabilidades), los apostadores en Betfair ven una victoria por la mínima de Trump en el estado sureño al que el magnate ha mudado oficialmente su residencia. Y en Georgia, en el que las encuestas ponen a Biden ligeramente por delante, los apostadores ven a Trump aún con ventaja, con un 60% de opciones de llevársela. Aunque la diferencia más clara está en Pensilvania, el estado que parece ser el decisivo este año: el que gane allí se llevará la Casa Blanca. Los analistas dan a Biden entre un 86% y un 97% de opciones de ganar, mientras que en Betfair solo le dan un 64%.
La diferencia está en que muchos de los apostadores aún recuerdan la sorpresa de 2016, cuando Trump venció las expectativas y las encuestas en un par de estados clave para ganar por la mínima. Y el entusiasmo de sus partidarios también llega a las apuestas, donde el dinero apostado por el mandatario supera al que se mueve por Biden. La diferencia esta vez es que su rival no es Hillary Clinton, y su situación es mucho peor. "Estamos acercándonos al punto en que la única forma de que gane Trump es un error masivo en las encuestas, mucho mayor que en 2016. Eso, o que robe las elecciones de alguna manera", explicó el gurú demoscópico Nate Silver este martes. Una opción de la que nadie quiere hablar abiertamente pero que no deja de estar sobre la mesa en las que serán las elecciones más litigadas de la historia.
