Economía

La eurozona busca pista para un 'aterrizaje suave': enero da pruebas de que puede esquivar la recesión

  • El PMI adelantado muestra el primer repunte de la actividad desde junio
  • Eso sí, S&P Global aclara: "La zona euro no está ni mucho menos fuera de peligro"
Una calle de París. Imagen de archivo. Fuente: iStock.
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La economía de la eurozona surfea la recesión. Esa es la primera conclusión que se puede sacar de los datos adelantados sobre la actividad empresarial en la región relativos a este primer mes de 2023. Y es que la zona euro se expande en enero, algo que no sucedía desde junio. Una referencia que refuerza la creciente esperanza de que el Viejo Continente dé esquinazo a una nueva crisis.

La actividad empresarial de la eurozona aumenta por primera vez en siete meses. Eso es lo que muestra el índice PMI compuesto, elaborado por S&P Global, que en su lectura adelantada (o flash) de enero se sitúa en 50,2, es decir, por encima de la línea divisoria de los 50 que separa el terreno expansivo de la contracción.

Se trata, por tanto, del mejor dato desde junio (el mes pasado la lectura final fue de 49,3). Además, el PMI compuesto ha sido mejor de lo esperado por los analistas, que lo situaban aún en zona contractiva (49,8).

"La estabilización de la economía de la eurozona a principios de año se suma a los indicios de que la región podría escapar de la recesión", asegura Chris Williamson, economista jefe de S&P Global Market Intelligence.

Para que haya recesión técnica, el producto interior bruto (PIB) debe descender dos trimestres consecutivos. El dato de PIB de la eurozona relativo al último trimestre de 2022 todavía no se conoce, pero sí que la economía se frenó en el tercero (solo creció un 0,3% intertrimestral). 

Por tanto, para que haya una recesión (técnica) en la zona euro el PIB tiene que haberse contraído el trimestre pasado y hacerlo también en el vigente. Una situación que hoy parece menos probable. Cobra así algo más de fuerza la conocida como teoría del 'aterrizaje suave', que contempla un escenario en el que se ha doblegado la alta inflación con el trabajo de los bancos centrales, pero sin hacer un gran daño a la economía (sin brete en el desempleo, por ejemplo). Una recesión suave o ni siquiera caer en ella formaría parte de esta narrativa.

Los PMI son considerados unos indicadores fiables sobre el comportamiento de la actividad económica, pues se elaboran a través de encuestas masivas a empresas de los distintos sectores. Es por ello que sus lecturas suelen interpretarse como un anticipo del PIB.

La industria sigue flaqueando

Los datos adelantados de enero muestran que el sector servicios, el que tiene mayor peso en el PIB, sí repuntó mientras las manufacturas europeas continuaron estancadas.

En concreto, el subíndice PMI servicios asciende a 50,7, el nivel más alto en medio año, mientras que el PMI de producción manufacturera, aunque escala y muestra la mejor lectura en siete meses, se queda por debajo de 50 (49 frente a los 47,8 previos). 

"La industria todavía refleja el aumento en los costes de producción y la pérdida de tracción de la economía global", explica el Departamento de Análisis de Bankinter. Por el contrario, estos expertos destacan que el sector terciario repunta en enero "a pesar de la pérdida de poder adquisitivo de las familias" (por la elevada inflación) y las subidas de los tipos de interés llevadas a cabo por el Banco Central Europeo (BCE).

"La encuesta sugiere que el punto más bajo [de la actividad privada] se alcanzó en octubre, cuando los temores sobre el mercado energético se han visto aliviados por la caída de los precios, ayudados por un tiempo más cálido de lo habitual y generosas ayudas públicas", explica Williamson.

También han soplado a favor de la eurozona la menor tensión en las cadenas de suministro mundial y la reapertura de China, la segunda mayor potencia del mundo, que se ha producido antes de lo previsto. Todo ello "ha contribuido a restablecer la confianza en las perspectivas económicas mundiales para 2023", apunta el experto de S&P Global.

"La zona euro no está fuera de peligro"

Con todo, Chris Williamson llama a la cautela advirtiendo que la región del euro "no está ni mucho menos fuera de peligro todavía". Y no es el único economista que no se deja llevar por la euforia.

"Las lecturas de hoy de los PMI ofrecen señales positivas de que el sentimiento está cambiando. Pero seguimos pensando que la eurozona se contraerá en el cuarto trimestre de 2022 y el primero de 2023, aunque la recesión debería ser más leve de lo que pensábamos", valora en una nota rápida Rory Fennessy, de Oxford Economics, tras conocerse las lecturas de S&P Global. 

"En los últimos meses, hemos visto claras mejoras en las estadísticas de los PMI europeos, algo que seguíamos pensando que iba en contra de lo necesario para confirmar la recesión que la mayoría espera. La bajada de los precios de la energía y el hecho de que Europa parezca arreglárselas sin racionamiento puro y duro parece una explicación razonable y, si se da, la situación puede seguir mejorando. Sin embargo, son los hogares los que toman la decisión y, a pesar de una esperada mejora de la confianza, los niveles indican que los hogares siguen muy deprimidos", comenta Filip Carlsson, del banco nórdico SEB. 

El índice GfK conocido este martes ha mostrado que los consumidores en Alemania (la mayor economía de la zona euro) continúan siendo pesimistas y su confianza no ha mejorado tanto como se preveía. 

En cambio, ayer lunes llegaba otra pista. La eurozona evitará la recesión este año era el titular que dejaba el célebre sondeo del Financial Times a economistas que ilustra el brusco giro de la confianza económica mundial en las dos últimas semanas. Hasta el mes pasado, los analistas encuestados por Consensus Economics predecían que el bloque entraría en recesión este año. Pero la encuesta de este mes ha revelado que ahora esperan que registre un crecimiento del 0,1% a lo largo de 2023. 

La mejora se produce después de que en el Foro Económico Mundial de Davos, celebrado la semana pasada, las autoridades y los líderes empresariales también se mostraran más optimistas, y de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) señalara que pronto mejoraría sus previsiones de crecimiento mundial. Los economistas temían que Europa fuera una de las zonas más afectadas de la economía global este año, debido a su exposición a las consecuencias económicas de la guerra de Rusia con Ucrania. 

Hace ya semanas que otras firmas e instituciones ponen en duda la recesión en Europa. "Nuestras previsiones para la zona euro se mantienen sin cambios: esperamos un crecimiento del 0,0% en 2023 y del 0,9% en 2024, con una inflación del 5,6% y del 2,0%, respectivamente. Pero estas cifras están en estudio. La recesión técnica entre el cuarto trimestre de 2022 y el primero de 2023, basada en la hipótesis de un leve racionamiento del gas natural/ahorro adicional de energía, está en tela de juicio debido a las benignas condiciones meteorológicas y a los precios de la energía", señalaba recientemente el equipo europeo de Bank of America (BofA) encabezado por Rubén Segura-Cayuela en su último boletín semanal.

Igualmente, los economistas de Goldman Sachs ya no pronostican una recesión en la zona euro tras la resistencia demostrada en 2022. Ahora esperan que el PIB aumente un 0,6% este año, en comparación con su pronóstico anterior de una contracción del 0,1%. 

Sin embargo, en BofA ponen en el foco lo que viene después: "Eso no alivia nuestra preocupación de que la recuperación posterior al invierno sea mucho menos profunda de lo que muchos esperan. Los datos de inflación serán probablemente desordenados en los próximos meses, entre cambios de peso y el final de las antiguas medidas de precios de la energía y el comienzo de otras nuevas. Pero los precios actuales de la energía, la relajación de los estrangulamientos y el reblandecimiento de la demanda mundial siguen haciendo que nos preguntemos si la mezcla que provocó el repunte de la inflación en primer lugar está a punto de invertirse".

¿Qué hará el BCE?

Por su parte, Andrew Kenningham, economista jefe para Europa de Capital Economics, advierte: "Con las intenciones de empleo y las presiones sobre los precios aún elevadas, no hay nada que impida al BCE subir los tipos otros 100 puntos básicos en los próximos dos meses, y quizá más allá".

No todo va a ser tan fácil. "Aunque no cabe duda de que las perspectivas han mejorado, la economía de la eurozona sigue enfrentándose a varios vientos en contra importantes, sobre todo por el debilitamiento de la demanda. Los nuevos pedidos siguieron cayendo en enero, aunque menos que en diciembre. Y es probable que el impacto del endurecimiento de la política monetaria del BCE se deje sentir de forma constante en los próximos meses", avisa Kenningham.

"A veces solo hace falta un poco de suerte. La economía de la eurozona ha evitado escenarios dramáticos para el invierno gracias a un diciembre extremadamente suave en el que las reservas de gas se han agotado mucho menos de lo que se temía. Que se trate o no de una recesión es una discusión casi semántica a estas alturas", considera Bert Colijn, economista senior de ING, en un comentario rápido. 

En su opinión, el informe de los PMI de este martes es "complicado" para el Banco Central Europeo. "La caída de las presiones inflacionistas es una buena noticia, pero la persistencia de unos precios de venta elevados y el buen comportamiento del mercado laboral harán saltar las alarmas en Fráncfort. Para la reunión del Consejo de Gobierno de la próxima semana, esto significa que el BCE probablemente mantenga el rumbo y suba [los tipos de interés] otros 50 puntos básicos", plantea Colijn.

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