víctor arribas
Cualquier anuncio de un acuerdo positivo para una mayoría de los ciudadanos es como el maná para un Gobierno en horas bajas y acosado por las noticias sobre el pasado de algunos de sus ministros. Si ese Gobierno además tiene un muy corto apoyo en el Congreso y sus compañeros de votaciones pretenden separar una parte del país del resto o echar abajo la Constitución y los valores de la Transición, los argumentos positivos sobre su gestión son triplemente bienvenidos. Eso es lo que disfruta en estas horas aciagas el Ejecutivo de Pedro Sánchez respecto al pacto sobre la subida de las pensiones de nuevo según el IPC, un caballo de batalla constante de las fuerzas políticas que han votado la moción de censura y cambiado al inquilino de La Moncloa.