Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.
Política monetaria

El Banco Central Europeo ha empezado su comunicado de forma tajante: "La alta inflación es el mayor reto para nosotros", dejando claro que harán todo lo posible para controlar los precios. La institución ha confirmado, de este modo, la subida de tipos en la próxima reunión de julio (primer alza del dinero en 11 años) y otra más en septiembre. Además, el BCE ha puesto fin a las compras netas de bonos (culminan el 1 de julio). El banco central había telegrafiado sus próximos movimientos, pero la inesperada fortaleza de la inflación mantenía en vilo a los mercados ante una posible sorpresa que dejase entrever un cambio en el forward guidance del banco central (los próximos pasos del BCE). El comunicado ha confirmado la sorpresa.

Materias primas

El precio de la gasolina, el diésel o el queroseno se encuentra en máximos históricos en buena parte del mundo. De modo que todos los ojos están puestos en los grandes exportadores de petróleo. Los consumidores y los países importadores esperan, ansiosos, una decisión de la OPEP que alivie el mercado de crudo (más producción) y dé un respiro al ya perforado bolsillo de los consumidores. Sin embargo, esta vez el cártel del petróleo y sus aliados no tienen la solución total al problema. La dificultad es mucho más amplia.

El Banco Central Europeo (BCE) celebra la primera reunión de las tres capitales para el futuro de la economía, que se celebrarán hasta septiembre. El foco está puesto en las citas del 21 de julio y del 8 de septiembre por la importancia y las implicaciones de subir tipos. En el caso del BCE, la primera desde 2011. Pero en la reunión de este jueves se deben sentar las bases para los próximos movimientos y, posiblemente, es la que tenga más implicaciones. Estos son los puntos claves que tiene que abordar.

Economía

Sólo un día antes de que el BCE presente sus propias previsiones macroeconómicas, la OCDE se encargó de confirmar el muy difícil escenario al que banco central se enfrenta, ahora que está abocado a normalizar su política monetaria. Si hay algo que Fráncfort no puede tolerar es que la inflación subyacente, aquélla que excluye los productos más volátiles, muestre de modo persistente una tasa del 3% o superior. Y ése es precisamente el horizonte que la OCDE dibuja para la Unión Monetaria hasta 2024 en sus previsiones de primavera.

Economía

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha publicado este miércoles sus nuevas previsiones económicas mundiales con un mensaje claro: la elevada inflación se va a mantener más tiempo de lo esperado y el crecimiento global está en peligro. En el caso de España, el organismo prevé que la inflación subyacente (no pondera alimentos frescos ni energía) se mantenga disparada, al menos, durante 2022 y 2023, mientras que la general promediará el 8,1% este año y el 4,8% en 2023. Además, la OCDE ha rebajado el crecimiento para este año al 4,1%, un descenso de 1,4 puntos respecto a las previsiones de diciembre. Estas previsiones apoyan la alerta lanzada por el Banco Mundial sobre el riesgo real de estanflación.

política monetaria

La gran incógnita que tiene que despejar el BCE, el próximo jueves, es cómo va a concluir el fin de programa de bonos, sin dejar a la intemperie a la deuda periférica. Con las primas de riesgo, principalmente, de Italia y España, en máximos desde mayo de 2020, el Consejo de Gobierno abordará un nuevo plan para seguir comprando bonos y evitar una fragmentación en el mercado de deuda, que despierte los fantasmas de ruptura del euro de 2012.

Economía

Salvo catástrofe, la primera subida de tipos del BCE en diez años parece ya inevitable. Además, este movimiento no será de 10 puntos básicos (como los últimos), se espera que el BCE mueve ficha de 25 en 25 o incluso de 50 en 50. Con la inflación disparada parece más que lógico que el BCE endurezca su política cuanto antes. Sin embargo, no todo el mundo piensa lo mismo. Son pocos, pero una pequeña parte de los analistas cree que el BCE está a punto de cometer un error. El argumento principal es que la creciente debilidad económica de la zona euro es incompatible con una subida de tipos.

política monetaria

El consenso de economistas que siguen al BCE coincide con la hoja de ruta anunciada por la presidenta Lagarde de ir aumentando progresivamente los tipos de interés en 25 puntos básicos, a partir de la reunión de julio, hasta dejar atrás los intereses negativos en septiembre. Las previsiones de analistas descartan un movimiento brusco de 50 puntos básicos, tal como piden los halcones de la institución. La encuesta de Bloomberg recoge también pronósticos para 2023, que anticipan cuatro nuevos ascensos del 25 puntos básicos hasta el 1,5%. Además, anticipa un fuerte recorte en las previsiones de crecimiento e inflación para este y próximos años.

Materias primas

La reunión de junio de la Organización de Países Exportadores de Petróleo había levantado gran expectación. Se rumoreaba que la OPEP podría dejar a Rusia fuera de las cuotas de producción (dentro del marco de la OPEP+) a cambio de reemplazar ese petróleo con la capacidad ociosa (que tampoco es mucha) de los países más poderosos del cártel (Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait...). Esto habría supuesto una ayuda importante para los países importadores de crudo. Sin embargo, la OPEP ha anunciado un pequeño aumento de la producción un tanto difuso que no convence al mercado. Una decisión que solo cumple a medias con los deseos de Occidente.

Economía

Reunión a reunión y dato a dato. Este ha sido el leitmotiv del Banco Central Europeo (BCE) en los últimos meses. La volatilidad en los mercados, la incertidumbre económica y la creciente inflación están dificultando sobremanera el trabajo de la banca central. Buena prueba de ello son las cambiantes expectativas de analistas, mercados y de los propios miembros del Consejo de Gobierno sobre los próximos movimientos del BCE. Aunque la hoja de ruta del banco central ya parecía cerrada (dos subidas de 25 puntos básicos en julio y septiembre), tras el sello de aprobación de la presidenta Christine Lagarde, el sorprendente dato de inflación de mayo puede llevar al BCE a modificar, una vez más, el camino hacia la normalización.