Economía

Más presión al BCE: la OCDE prevé un alto IPC en la eurozona hasta 2024

  • La inflación subyacente todavía se mantendrá en el 4% el año que viene
  • El índice de precios, sin los productos más volátiles, se enquista en España en el 4,5%
Christine Lagarte, presidenta del BCE. Bloomberg

Sólo un día antes de que el BCE presente sus propias previsiones macroeconómicas, la OCDE se encargó de confirmar el muy difícil escenario al que banco central se enfrenta, ahora que está abocado a normalizar su política monetaria. Si hay algo que Fráncfort no puede tolerar es que la inflación subyacente, aquélla que excluye los productos más volátiles, muestre de modo persistente una tasa del 3% o superior. Y ése es precisamente el horizonte que la OCDE dibuja para la Unión Monetaria hasta 2024 en sus previsiones de primavera.

El dossier del llamado club de los países desarrollados habla, como era de esperar, de una tasa de IPC general récord para la Unión Monetaria en este año ya que sitúa su promedio en el 7%. Ahora bien, en 2023 ese índice mostrará un notable descenso hasta el 4,6%. Mucho menos tranquilizador será el comportamiento del IPC subyacente. El llamado núcleo de la inflación se situará este año en el 3,8% y el año próximo, lejos de moderarse, volverá a subir, hasta colocarse en el 4%. Y aún puede ser peor, avisa la OCDE, considerando "los riesgos al alza derivados de un posible bloqueo del suministro de gas o de un incremento mayor de los salarios".

Una situación así tiene capacidad más que suficiente para reforzar a los llamados halcones del Consejo de Gobierno del BCE frente a los planes de la presidenta de la institución Christine Lagarde de proceder con delicadeza en las alzas de tipos que se avecinan.

El plan pasa por elevar el precio del dinero un 0,25% el mes que viene y acometer otras tres elevaciones este año en las que, como mucho, sólo una de ellas sería de medio punto porcentual. Esa hoja de ruta ya no se sostiene ante un problema de inflación "que hay que detener urgentemente", asegura el economista Javier Santacruz. "No vamos a salir de ésta en caso de que no se suban los tipos un 0,5% cada seis semanas", asevera este experto a elEconomista.

La misma contundencia muestran los analistas de Deutsche Bank quienes ponen de manifiesto "que el IPC subyacente suele ser mucho más estable y duradero que el índice general. Si este indicador se dispara, la probabilidad de que la inflación permanezca en niveles elevados durante largo tiempo es mucho mayor". En consecuencia, desde la entidad alemana abogan por recurrir a incrementos de los tipos de 0,5 puntos porcentuales.

El socio de Nextep Finance, Víctor Alvargonzález, se muestra intranquilo ante ese endurecimiento tan rápido de la política monetaria "ya que la economía europea no está en condiciones de absorberlo tan rápido como la estadounidense". Ahora bien, Alvargonzález está lejos de considerar que el BCE puede caer en la complacencia ante una inflación subyacente tan alta. "Las alzas de tipos pueden ser graduales si el BCE cierra de una vez su programa de compras de bonos. Es surrealista que se mantenga activo un mecanismo diseñado para los años en los que el mayor riesgo era la deflación", declara.

La fuerte subida de los precios impactará en el consumo real y, por ende, en la actividad económica del país

La posibilidad de que el BCE haga suyos los tiempos de actuación, siempre más rápido de la Reserva Federal de EEUU, se presenta también como una opción muy factible a los ojos de Miguel Ángel Bernal, socio del despacho Bernal & Sanz Bujanda. "La alta inflación europea es preocupante pero se debe a un problema de shock de oferta; no es el mismo escenario que se plantea al otro lado del Atlántico", comenta.

Los datos de la OCDE muestran hasta qué punto España sufre especialmente ese problema. El IPC subyacente español se mantendrá muy alto, 4,5%, en 2022 y 2023, mientras que la inflación general promediará el 8,1% este año y el 4,8% en 2023. Además, la OCDE rebaja el crecimiento para este año al 4,1%, un descenso de 1,4 puntos respecto a las previsiones de diciembre.

La fuerte subida de los precios impactará en el consumo real y, por ende, en la actividad económica del país. "Se prevé que el crecimiento se desacelere al 4,1% en 2022 y al 2,2% en 2023 debido al aumento de la incertidumbre, la alta inflación y la desaceleración de la demanda externa". No obstante, para este 2022 se prevé un frenazo también del consumo privado en España, que solo crecerá un 0,1% (tras haber crecido un 4,6% en 2021), según las previsiones de la OCDE.

El consumo sufre la inflación

La inflación está así haciendo mella en las decisiones de compra de los hogares españoles. Con la inflación disparada, las familias tienen que dedicar una mayor parte de su renta para consumir los mismos bienes y servicios en 2021, por lo que el consumo real está empezando a sufrir el golpe. Es más, una parte de los hogares podría haber comenzado a ahorrar por precaución (miedo al futuro) como revelan los últimos datos sobre la evolución de los depósitos en España, que han presentado un crecimiento históricamente alto en los primeros meses del año (ya alcanzan casi un billón de euros, máximo histórico, pese a su nula remuneración).

La OCDE coincide y añade en el apartado sobre la economía española que "la guerra en Ucrania está afectando a España a través del aumento de los precios de la energía, las interrupciones en las cadenas de producción y una mayor incertidumbre, ya que las exposiciones comerciales y financieras directas a Rusia y Ucrania son limitadas. La menor confianza y la tensión de los ingresos reales disponibles han llevado a una caída del consumo privado en el primer trimestre de 2022".

No obstante, los economistas de la OCDE creen que el ahorro de los hogares acumulado durante la pandemia, el paquete fiscal para mitigar los efectos de la guerra, la continua recuperación del empleo y los fondos Next Generation apoyarán la demanda interna, sobre todo el lado de la inversión. Además, la recuperación en curso del turismo también supondrá una de las partes positivas para el crecimiento.

Aunque la inflación subyacente se mantendrá muy alta en los próximos años, la inflación general se moderará en 2023 hasta presentar una tasa media del 4,8%, unos niveles que siguen siendo elevados, según advierten desde la OCDE.

"La proporción de convenios salariales con cláusulas de indexación sigue siendo moderada, pero está aumentando", advierten

La parte positiva de esta inflación disparada es que el ratio deuda pública sobre PIB se moderará gracias al aumento del producto nominal (crecimiento real más deflactor del PIB). La deuda caerá hasta el 113% en 2023 frente al 119% de la actualidad.

Y hacen alusión a los convenios firmados, que apenas suman una recuperación del poder de compra de 2%. "La proporción de convenios salariales con cláusulas de indexación sigue siendo moderada, pero está aumentando, lo que pone de manifiesto la importancia de un acuerdo de los interlocutores sociales para repartir la carga y evitar una espiral de precios salariales", dicen, haciendo alusión directa a un pacto de rentas. Por último, las previsiones de la OCDE prevén que la tasa de paro media se sitúe en España en el 13,6% este año. Sin embargo, para el próximo ejercicio detectan un cambio de tendencia y pronostican que el desempleo suba hasta el 13,9% ante el menor crecimiento de la economía.

En cuanto a la economía global, la OCDE destaca que el mundo parece estar dispuesto a pagar un alto precio por la guerra en Ucrania. Una crisis humanitaria se está desarrollando ante nuestros ojos, dejando miles de muertos, obligando a millones de refugiados a huir de sus hogares y amenazando una recuperación económica que estaba en marcha después de dos años de pandemia, destaca el organismo internacional.

Dado que Rusia y Ucrania son grandes exportadores de materias primas, la guerra ha disparado los precios de la energía y los alimentos, lo que ha hecho que la vida sea mucho más difícil para muchas familias en todo el mundo: "El precio de esta guerra es alto y tendrá que ser compartido. La economía global se debilitará drásticamente en nuestras proyecciones. Estimamos que el crecimiento mundial será del 3% en 2022, por debajo del 4,5% que proyectábamos en diciembre pasado, y del 2,7% en 2023", señala el documento.

El déficit presupuestario se redujo al 6,9% del PIB en 2021 y se prevé que sea del 4,2% del PIB en 2023

Las proyecciones de inflación ahora se sitúan en el 9% en los países de la OCDE en 2022, el doble de lo que proyectaba el organismo anteriormente. El problema de la subida de precios es evidente: su impacto en el consumo de los hogares y en los márgenes de algunas empresas. "La inflación está erosionando los ingresos reales disponibles y los niveles de vida de los hogares y, a su vez, reduce el consumo. La incertidumbre está disuadiendo la inversión empresarial y amenazando con frenar la oferta en los próximos años. Al mismo tiempo, la política de covid cero de China continúa pesando sobre las perspectivas globales, reduciendo el crecimiento interno e interrumpiendo las cadenas de suministro globales".

El precio que estamos pagando es muy alto, pero aún así el precio de la guerra podría ser aún mayor, advierten desde la OCDE. "El conflicto está interrumpiendo la distribución de alimentos y energía básicos, alimentando una mayor inflación en todas partes y amenazando a los países de bajos ingresos en particular. Las economías europeas están luchando para dejar de lado el combustible ruso, pero la sustitución por energías alternativas no es fácil, por lo que existe el riesgo de precios más altos o incluso escasez".

Si la guerra se intensifica o se prolonga, las perspectivas empeorarían, particularmente para los países más pobres y Europa. La OCDE llama a tomar las medidas que sean necesarias para evitar una crisis alimentaria. "Se necesita la cooperación mundial para garantizar que los alimentos lleguen a los consumidores a precios asequibles, en particular en las economías de mercados emergentes y de bajos ingresos. Esto puede requerir más ayuda internacional, así como cooperación en la logística de envío y distribución a los países que lo necesitan".

Política fiscal

La política fiscal seguirá siendo acomodaticia –esto es, expansiva– en 2022-23, prevén los economistas de la OCDE sobre la economái española. Desde Bruselas ya adelantaron que el alivio fiscal se mantendrá este año y el que viene por la suspensión de las reglas de deuda y déficit públicos. Debido al fuerte crecimiento de los ingresos y a la eliminación progresiva de los gastos relacionados con la pandemia, el déficit presupuestario se redujo al 6,9% del PIB en 2021 y se prevé que sea del 4,2% del PIB en 2023, recoge la OCDE.

Para contrarrestar el impacto negativo de la guerra, el Gobierno aprobó en marzo un plan que incluía una subvención a las ventas al por menor de combustible, la ampliación de las bonificaciones fiscales existentes en el sector de la energía, ayudas directas al sector del transporte y a las industrias de uso intensivo de electricidad, un programa de acogida de refugiados y línea de créditos ICO.

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