Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.
Materias primas

La Agencia Internacional de la Energía ha traído en esta ocasión buenas noticias para el mercado de petróleo (malas para los consumidores) o, al menos, no tan negativas como en los anteriores boletines mensuales. Por un lado, el organismo internacional ha mejorado las perspectivas de la demanda de crudo para 2020. Por otro lado, la AIE ha mostrado su sorpresa por los recortes masivos en la producción que se están implementado en países que no forman parte de la OPEP+ y que han comenzado a reducir su bombeo antes que el propio cártel. Esto, en principio, impedirá que la infraestructura para almacenar crudo llegue a su límite. Los productores que se rigen por las leyes del mercado han reaccionado incluso antes que la OPEP+ (su acuerdo entró en vigor el 1 de mayo) después de que muchas de sus operaciones hayan dejado de ser rentables con el colapso del petróleo.

Economía

La crisis económica más severa desde la Segunda Guerra Mundial ha llegado en un mal momento para muchos países de la zona euro. Las herramientas fiscales (el margen) para combatir esta recesión de forma individual están al límite en muchos países. Precisamente, según las últimas previsiones de la Comisiones Europea, algunos de esos países que ya presentaban unos niveles de deuda elevados son los que van a sufrir con mayor crudeza la recesión. Esas mismas previsiones hablan de déficits fiscales superiores al 11% en Italia y del 10% en España. Entre ambos países suman alrededor de 3,6 billones de euros de deuda pública (a lo que habrá que sumar esos nuevos déficits) que en algún momento de los próximos años deberá ser refinanciada. No son dos pequeños países (Grecia era pequeño y menudos quebraderos de cabeza), son la tercera y la cuarta economía de la zona euro. Europa necesita emprender algún camino para evitar que esta etapa de la unión monetaria culmine en una nueva crisis de deuda que podría ser la mayor de su historia. Algunas posibles respuestas que guardan relación entre sí y que se pueden combinar:

Política monetaria

Diferentes programas de compra de activos, inyecciones de liquidez a todos los plazos... la omnipresencia de la banca central en los mercados se ha convertido en algo habitual desde la crisis financiera de 2008. Ahora, con la nueva recesión causada por el coronavirus, el Banco Central Europeo (y el resto de bancos centrales) están redoblando sus esfuerzos para suavizar el impacto económico. Estas intervenciones, que van mucho más allá de las tradicionales bajadas de tipos de interés, están llevando al balance del BCE (donde se acumulan todos los activos -y pasivos- que compra creando dinero) a niveles sin precedentes. El tamaño ya supera los 5,5 billones de euros (casi cinco veces la economía de España) y alcanza el 48% del PIB de la zona euro, unos niveles que se pudieron observar en Japón durante 2014, ahora el BCE parece seguir los mismos pasos que el Banco de Japón (BoJ).

Economía

Las previsiones económicas durante la crisis del coronaivurs han sido tan volátiles y dispares como los propios movimientos del mercado. Entre los panelistas más pesimistas han desatacado los del banco germano Deutsche Bank, que ya en marzo vaticinaron un colapso del PIB en España del 20% en el segundo trimestre del año. Pese a las críticas iniciales, pasado ya más de un mes desde esa publicación, puede decirse que el cálculo, quizá, no fue exagerado. Ahora, los mismos analistas han actualizado sus previsiones (incluyendo los datos ya oficiales del primer trimestre) y plantean un escenario llamado 'severo o de depresión prolongada' en el que vaticinan una recesión del 19,5% anual (no solo un trimestre) y un crecimiento de solo el 2,5% en 2021, lo que dejaría la recuperación económica en una caricatura de lo que se espera que sea, postergando la vuelta a los niveles de PIB previos a la pandemia.

Política monetaria

Los problemas para la zona nunca han sido pocos. Pero lo que está ocurriendo en las últimas semanas supera a los habituales baches de unión monetaria: una recesión muy profunda, enfrentamientos entre norte y sur que suben de temperatura, auge del populismo... y por si esto fuera poco, el Tribunal Constitucional de Alemania (BVerfG) ha lanzado un dardo envenenado al BCE, la única institución que ha logrado mantener cohesionada a la zona euro hasta la fecha. Todavía no está demasiado claro cuáles serán las implicaciones reales de este fallo que 'obliga' al BCE a dar explicaciones a un tribunal nacional sobre sus políticas monetarias, pero lo que parece evidente es que el Bundesbank está dispuesto a abandonar el programa de compras de bonos (PSPP por sus siglas en inglés) si no hay acuerdo entre ambas partes. Este resultado generaría una situación sin precedentes en la que un país de un área monetaria queda 'fuera' de las políticas (o al menos un parte) del banco central, "provocando una salida parcial de Alemania del euro", aseguran los analistas del banco germano Commerzbank.

Economía

La pandemia del coronavirus ha transformado de la noche a la mañana una parte de nuestros hábitos. La tecnología y lo digital han ganado más relevancia si cabe (teletrabajo, pedidos online...) mientras que otros hábitos más rudimentarios, como el pago con dinero en efectivo, parecen peligrar o, al menos, haber perdido peso en las últimas semanas. Las retiradas de dinero de los cajeros han caído en un 60% en países como Reino Unido, mientras que el Banco Central de Canadá ha tenido que emitir varios comunicados pidiendo a las tiendas que sigan aceptando billetes y monedas para que todo el mundo siga teniendo acceso a todos los bienes y servicios. Hoy, el efectivo es todavía fundamental para cualquier sociedad y su desaparición o repudio de la noche a la mañana puede tener consecuencias económicas y sociales muy grandes.

Divisas

Los problemas del euro nunca han sido pocos. Pero cuando llega una recesión éstos se multiplican y se agravan. Cualquier circunstancia negativa a nivel global parece afectar más a esta unión monetaria que a otras regiones y esto es algo que se refleja en el tipo de cambio de la divisa. El euro se encuentra apoyado en la zona de los 1,08 dólares. Tras varias jornadas de descensos contra el 'billete verde', parece haber encontrado algo de soporte en esa zona, que lleva más de un mes sin ser perforada a la baja. Sin embargo, una crisis económica que está afectando sobremanera al Viejo Continente y la falta de una respuesta política común podrían llevar a la divisa a rozar la zona de paridad con el dólar hasta los 1,02.

Economía

Los choques políticos y las recesiones a las que se ha enfrentado la zona euro desde su nacimiento, hace ya algo más de 20 años, han sido demasiados para una historia tan corta, sobre todo si se compara con otras economías desarrolladas. La creación de una unión monetaria conformada por diecinueve economías distintas, con diferentes propensiones al ahorro, al consumo, a tolerar mayor o menor inflación, resulta muy complejo por sí solo. Pero si a esto se le suma la mayor recesión económica de su historia (una caída del -7,7% del PIB) y que la unión monetaria lleva funcionando dos décadas de forma incompleta, la misión aún parece más complicada. Por si esto fuera poco, la guinda del pastel la ha puesto esta semana el Constitucional alemán en un fallo que podría entorpecer al Banco Central Europeo a la hora de tomar las decisiones que considera necesarias para alcanzar su meta de inflación y salvaguardar la integridad del euro.