Redactor de economía y mercados. Doctor en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Un día se preguntó cómo cotizaba un bono y ya no hubo vuelta atrás.

La inflación general de la eurozona volvió a desacelerar en junio. El índice de precios al consumo (IPC) descendió hasta el 5,5% interanual frente al 6,1% de mayo, dejando aún más atrás el máximo histórico del 10,6% el pasado noviembre, según los datos publicados este viernes por Eurostat en su estimación preliminar. Es la lectura más baja desde la de enero de 2022 (justo antes de empezar la guerra de Ucrania), cuando fue del 5,1%. Sin embargo, la inflación subyacente (en este caso excluyendo la energía, los alimentos, el alcohol y el tabaco) ha repuntado del 5,3% al 5,4%. Aunque es algo menos de lo esperado por los analistas, el dato evidencia el enquistamiento de la inflación subyacente que tanto preocupa a un Banco Central Europeo (BCE), que con estos datos parece que no alterará su senda de endurecimiento.

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El éxito económico de Polonia parece casi incuestionable. El PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo (PPA) se ha multiplicado casi por seis desde 1990, la tasa de paro se ha hundido a mínimos históricos y la economía del país ha sufrido una modernización intensa que incluye pasos como la reciente apuesta por la energía nuclear. Pero lo que es mejor, todo ello ha sucedido sin que se haya producido una pérdida notable de competitividad de los bienes y servicios polacos. Polonia exporta cada vez más y mejor pese al incremento relativo de sus costes laborales.

Si la inversión de la curva de tipos se suele tener como un anticipo a tener en cuenta de recesión en el corto/medio plazo, la de Alemania está dando un aviso más que serio. El diferencial entre el rendimiento del bund (bono soberano) a 10 años -de referencia en Europa-, y el del bono a dos años -el más sensible a la trayectoria de los tipos de interés- pasó a negativo el pasado noviembre y sigue profundizando en esa dinámica. Este martes la inversión de la curva alemana alcanzó los 87 puntos básicos, acantilado no visto desde 1992.

Un nuevo dato ha caído en medio del latente debate sobre el papel de los márgenes empresariales en la elevada inflación que vive la Eurozona. Según los cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI), los beneficios corporativos son responsables del 45% de la subida de precios desde principios de 2022.

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Más vientos de cara para la economía de la eurozona. Si en la última revisión de Eurostat se confirmaba que la región entró en recesión técnica (dos trimestres consecutivos de contracción), el horizonte para el segundo trimestre se torna cada vez más incierto con los datos entrantes. Los índices de gestores de compras (PMI) preliminares de junio conocidos este viernes han redoblado los temores al constatar que los servicios, el ancla de la economía estos meses ante la debilidad del sector manufacturero (la brecha llegó a máximos históricos), se están empezando a deteriorar. Esto manda un claro mensaje a un Banco Central Europeo (BCE) totalmente determinado con las subidas de tipos para combatir la inflación.

Se esperaba que el banco central de Turquía (CBRT por sus siglas en inglés) diese un giro contundente a su política monetaria y así lo ha hecho. El organismo ha aprobado este jueves una espectacular subida de tipos del 8,5% al 15% (650 puntos básicos de golpe) tras 27 meses sin subir el precio del dinero. La inflación turca supera aún el 40%, si bien ha registrado lecturas por encima del 80% hace meses.

El Comité de Política Monetaria (CPM) del Banco de Inglaterra (BoE) ha decidido este jueves subir los tipos de interés 50 puntos básicos hasta el 5%, máximos desde abril de 2008. Es el decimotercer aumento de tipos seguido desde que el banco central comenzó su actual ciclo de endurecimiento (490 puntos básicos de alzas en total) en diciembre de 2021 y supone el regreso a las subidas de más de 25 desde el cónclave de febrero. Pese a la sorpresa (se esperaba un aumento de 25 puntos básicos), la decisión ha sido defendida por siete miembros del CPM, incluyendo el gobernador, Andrew Bailey, frente a dos que han votado por dejar los tipos en el 4,5%.

Los bancos centrales no dan por muerta la inflación en la última ronda de reuniones y el mercado está comprando el discurso. Las previsiones apuntan a una extensión del ciclo alcista de los tipos de interés que llevará al BCE a elevar las tasas a máximos históricos, la Fed a niveles no vistos desde el año 2000 y al Banco de Inglaterra a utilizar no vistos en este siglo.

Mayo volvió a ser un mes criminal para la inflación en Reino Unido. Por cuarto mes consecutivo, las subidas de los precios fueron mayores de lo esperado. Esto constata el verdadero calvario que están sufriendo los ciudadanos británicos y el auténtico brete en el que se encuentra el Banco de Inglaterra (BoE). La escalada de la inflación subyacente -excluye energía, alimentos, alcohol y tabaco- a máximos de 31 años cuando en EEUU y la Eurozona registra bajadas da un resumen de la situación. Estos niveles de inflación y las perspectivas de crecimiento hacen que los analistas ya se refieran a Reino Unido como "nación estanflación".

La inflación en EEUU sigue moderándose. El IPC se ha situado en el 4% en el mes de mayo -su nivel más bajo desde marzo de 2021-, una décima por debajo de lo previsto y nueve décimas menos que en abril, mientras que la subyacente -no pondera alimentos ni energía- cae del 5,5% al 5,3%, en línea con lo que habían vaticinado los expertos y marcando su lectura más baja desde noviembre de 2021. Este nuevo frenazo del IPC termina de afianzar la determinación de la Reserva Federal de pausar las subidas de tipos en su reunión de este miércoles tras 10 alzas consecutivas.