
Mayo volvió a ser un mes criminal para la inflación en Reino Unido. Por cuarto mes consecutivo, las subidas de los precios fueron mayores de lo esperado. Esto constata el verdadero calvario que están sufriendo los ciudadanos británicos y el auténtico brete en el que se encuentra el Banco de Inglaterra (BoE). La escalada de la inflación subyacente -excluye energía, alimentos, alcohol y tabaco- a máximos de 31 años cuando en EEUU y la Eurozona registra bajadas da un resumen de la situación. Estos niveles de inflación y las perspectivas de crecimiento hacen que los analistas ya se refieran a Reino Unido como "nación estanflación".
El índice de precios al consumo (IPC) se mantuvo en mayo en el 8,7% interanual marcado en abril, por encima del 8,4% esperado. Por su parte, el IPC subyacente, escaló del 6,8% al 7,1% -máximos desde marzo de 1992- cuando se pronosticaba que se mantendría en la tasa del mes anterior. En términos intermensuales, el IPC general avanzó un 0,7% (el mes previo un 1,2%) y el subyacente un 0,8% (en abril un 1,3%), según los datos publicados este miércoles por la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS).
Lo más preocupante es que estos datos confirman la tendencia al alza en la inflación subyacente, más difícil de 'apaciguar', ya que el salto de mayo llega tras haber escalado del 6,2% al 6,8% en abril. Esto significa que se está acelerando en el Reino Unido, mientras que se está desacelerando en EEUU y la zona euro (ambos índices cayeron al 5,3% en mayo).
El aumento de mayo se debió en gran parte a la subida de la inflación de las tarifas aéreas del 12,6% al 31,4% (parte de la cual podría revertirse en junio si estuviera relacionada con el día festivo extra de mayo), un aumento de la inflación de ocio/cultura del 6,3% al 6,7% y un nuevo repunte de la inflación de los coches usados, del 1,2% al 3,9%.
Con todo ello, continuó el reciente repunte de la inflación subyacente de los bienes (del 6,6% al 6,8%) y la inflación de los servicios alcanzó también un nuevo máximo de 31 años (7,4%) frente al 6,9% de abril, muy por encima del 6,8% previsto por el BoE. Un nuevo descenso de la inflación de los carburantes, del -8,9% al -13,1%, y la segunda caída de la inflación de los alimentos en otros tantos meses, del 19,3% al 18,7%, explican por qué no subió la inflación general del IPC, que ya registró siete lecturas consecutivas de dos dígitos hasta marzo.
"La caída prevista del precio medio anual de las facturas de la luz de 2.500 a 2.074 libras el 1 de julio significa que la inflación general del IPC probablemente se reducirá en los próximos meses. Pero el problema es que el reciente repunte de la inflación subyacente y la reaceleración del crecimiento salarial muestran que las presiones inflacionistas internas siguen fortaleciéndose", explica Paul Dales, analista de Capital Economics. Las estimaciones de ING recogen una inflación subyacente todavía por encima del 5% a finales de 2023, aún muy lejos del objetivo del 2%.
Esto sugiere que el BoE puede tener más trabajo que hacer que la Reserva Federal de EEUU o el Banco Central Europeo (BCE), incluso en la reunión del Comité de Política Monetaria de este jueves. "Creemos que a una subida de 25 puntos básicos de los tipos de interés mañana, junto con algunas alertas, seguirán en los próximos meses dos subidas más hasta un máximo del 5,25%. Pero es posible que el BoE suba los tipos 50 puntos básicos mañana y tenga que subirlos por encima del 5,25% para controlar la inflación subyacente", señala Dales.
"La subida de los precios se debe en gran parte a los mejores resultados de la inflación de los servicios. Es probable que esto preocupe a los halcones del BoE, y aunque las posibilidades de una subida de 50 puntos básicos mañana siguen pareciendo limitadas, esto probablemente animará a los miembros del Comité de Política Monetaria a no oponerse a los precios tan agresivos del mercado para un mayor endurecimiento del BoE", valora Francesco Pesole, de ING.
El contraste es notorio. Hace pocos meses, la amenaza de recesión hacía al BoE telegrafiar una pausa en las subidas de tipos (del 0,1% en diciembre de 2021 al 4,5% actual en 12 alzas seguidas) ante los temores a la recesión más prolongada -que no profunda- en un siglo. A medida que la economía británica ha aguantado el envite coqueteando con el estancamiento y la inflación ha seguido fuerte, las expectativas de subidas de tipos se han disparado poniendo al banco central en un verdadero precipicio.
Ya antes de los datos de inflación de este miércoles, el mercado apostaba por unos tipos hasta el 5,75%, llegando a calibrar los analistas de Bloomberg Intelligence unas alzas hasta el 6% que comprometerían enormemente la economía. Con las cifras de inflación de mayo ya sobre la mesa, los operadores descuentan ya unos tipos prácticamente en el 6% desde diciembre de este año hasta mayo de 2024. Eso implicaría seis subidas de 25 puntos básicos respecto al nivel actual. Si el BoE lleva los tipos al 6%, las tasas alcanzarán niveles no vistos desde el cambio de milenio. Si los lleva al 6,25%, la referencia ya es el año 1998.
Los analistas tienen fundadas dudas de que el BoE llegue tan lejos, pero evidentemente estas apuestas complican sobremanera el rumbo del banco central. Cuando los tipos subieron tanto el pasado noviembre, el BoE se opuso a las expectativas del mercado y señaló un máximo más bajo para los tipos. Pero esta vez, con una inflación sistemáticamente más alta de lo esperado, sospechamos que los funcionarios serán más reacios a ofrecer una orientación firme sobre lo que viene. Los responsables políticos no querrán rebajar las expectativas de tipos del mercado, solo para encontrarse con que nuevas sorpresas inflacionistas les obligan a ir más allá de lo que les gustaría en los próximos meses", apunta James Smith, también de ING, en una nota.
"En última instancia, sin embargo, unos tipos del 6% serían extremadamente restrictivos. La estructura actual del mercado hipotecario, en el que la gran mayoría de los hogares tienen un plazo fijo de dos o cinco años, significa que las subidas de tipos se filtran a la economía de forma bastante gradual. Esto significa que el tiempo que los tipos permanezcan restrictivos es posiblemente más importante hoy en día que el nivel absoluto que alcancen a corto plazo. Como el propio banco central ha dejado claro, el impacto de todas las subidas anteriores sigue afectando en gran medida a la economía, y llevar los tipos al 5% y mantenerlos ahí supondría un gran lastre para la economía", añade Smith.
La reacción del mercado este miércoles en los bonos soberanos (gilts) va en esta línea. El rendimiento del bono a dos años, los más ligados a la trayectoria de los tipos de interés, se ha disparado del 4,98% al 5,1%, niveles no vistos desde 2008 que ya se alcanzaron el lunes. A su vez, el bono a 10 años ha pasado del 4,36% al 4,46%. Una muestra de lo acuaciante de la situación es que los rendimientos ya han superado poco a poco los niveles que alcanzaron el otoño pasado cuando el fallido mini-presupuesto de Liz Truss convulsionó la economía y los mercados en Reino Unido.
'Nación estanflación'
"La aceleración de la inflación subyacente hace que el Reino Unido parezca cada vez más el caso atípico mundial y la nación de la estanflación", sentencia Dales aunando las preocupaciones sobre la inflación y el crecimiento.
Aunque la posibilidad de recesión ha desaparecido de algunas previsiones, los analistas de Capital Economics creen que la agresiva subida de tipos propiciará una, "necesaria" para reducir la inflación al 2%. No obstante, ahora valoran que la recesión empezará más tarde de lo que pensaban (en el segundo semestre de este año en lugar del primero) y que será menor (una caída del PIB real del 0,5% en lugar del 1%).
"Como el reciente problema del Reino Unido de mayor inflación y crecimiento económico más lento que en otros lugares se debe en gran parte a los efectos persistentes de la pandemia y el Brexit, creemos que el Reino Unido probablemente mantendrá la 'etiqueta' de la nación de la estanflación durante otro par de años todavía", sintetizaba un reciente observatorio sobre Reino Unido de la firma de análisis. Según la media del consenso de analistas de Bloomberg, el PIB británico -que no ha vuelto a los niveles pre-covid hasta abril- crecerá un 0,1% en 2023 y un 0,8% en 2024.
"Esta pesadilla británica de inflación estancada, tipos de interés cada vez más altos, un mercado inmobiliario tambaleante y crecientes riesgos de recesión, tiene al mundo entero observando. Después de que tanto Canadá como Australia también se vieran obligados a subir sorprendentemente los tipos de interés de nuevo con una inflación alta y estancada. Y mientras los inversores siguen "luchando contra la Fed", que prevé dos subidas más. Alguna versión de esta historia es el peor escenario posible para los inversores. De tipos más altos durante más tiempo y un banco central que no puede responder a una recesión recortando los tipos con una inflación pegajosa", plantea Ben Laidler, estratega de eToro.
Bank of America (BofA) ya publicó un informe recientemente en el que explicaba por qué la inflación estaba mucho más enquistada en Reino Unido que en EEUU o la Eurozona. "El Reino Unido tiene un mercado laboral tan tenso como el estadounidense y un shock energético tan grande como el de la zona euro. En el caso del Reino Unido, todo ello se debe a perturbaciones de la oferta", resumía Robert Wood, economista de Bank of America (BofA), en una nota para clientes en la que hacía énfasis en que "Reino Unido "presenta las pruebas más claras de que las expectativas de inflación se están desanclando modestamente al alza".
'Lo peor de ambos mundos'
"La inflación en el Reino Unido ha subido más y se ha mantenido más alta que en otros lugares, ya que el Reino Unido ha soportado lo peor de ambos mundos: una gran crisis energética (como la eurozona) y escasez de mano de obra (incluso peor que en EEUU)", coincidía Ruth Gregory, de Capital Economics.
Los datos confirman que el mercado laboral ha sido un verdadero quebradero de cabeza. Según explica Wood, abrazando la primera de las dos 'patas', el mercado laboral está tenso no porque la demanda sea fuerte como en EEUU (el PIB del Reino Unido no ha vuelto a los niveles previos al covid), sino porque la oferta de mano de obra es débil. "La oferta es débil debido al Brexit -menor llegada de mano de obra extranjera- y a las ausencias laborales por larga enfermedad. No esperamos que estos problemas crónicos de oferta disminuyan a corto plazo. De hecho, los datos del mercado laboral de esta semana mostraron que los problemas de enfermedad siguen empeorando", plantea. De lo que habla el analista es del espectacular aumento de las personas clasificadas como inactivas, es decir, que no tienen trabajo ni lo buscan activamente desde el estallido del covid.
Dentro de esta categoría, el apartado de inactividad por larga enfermedad no ha dejado de crecer hasta alcanzar en el primer trimestre de 2027 un récord de 2,57 millones de personas. Los analistas han coincidido en colegir que la saturación del Sistema Nacional de Salud (NHS) ha tenido mucho que ver.
Esto refleja en parte el mayor aumento del crecimiento salarial en el Reino Unido, que está apoyando la inflación del IPC de los servicios. Este avance de los salarios se mantuvo fuerte en abril. Aunque la tasa mensual de crecimiento de los salarios se redujo del 0,8% intermensual de marzo al 0,5%, la tasa trimestral (bonus incluidos) se aceleró del 6,1% al 6,5%. Y el crecimiento salarial regular del sector privado aumentó bruscamente del 7,1% trimestral al 7,6%, lo que lo dejó muy por encima de la previsión del BoE de que cayera por debajo del 7%. Probablemente tenga mucho que ver la subida del 9,7% del salario mínimo interprofesional el 1 de abril (frente al 6,6% de abril del año pasado).
Los números confirman que el mercado laboral se endureció en abril. La demanda de mano de obra fue mayor de lo esperado. La variación trimestral del empleo pasó de +182.000 en marzo a +250.000 en abril. En el mismo mes de abril, el empleo aumentó en 214.000 personas. Mientras tanto, la oferta de mano de obra prosiguió su recuperación, ya que la inactividad se redujo en otras 140.000 personas en los tres meses anteriores a abril. Pero esto no fue suficiente para compensar el fuerte aumento del empleo, que hizo que la tasa de paro bajara del 3,9% al 3,8%.