La 'tormenta perfecta' sigue formándose sobre la economía del Reino Unido. Con el país y los mercados mundiales atentos a las nuevas propuestas fiscales que el recién formado gobierno de Rishi Sunak presente este jueves 17 de noviembre, los datos macro han golpeado con fuerza este miércoles. La inflación subió en octubre más de lo esperado, marcando su máximo en 41 años, cuando Gran Bretaña ya está en una recesión que podría ser más larga del último siglo, según avanzó recientemente el Banco de Inglaterra (BoE).
La lectura del Índice de Precios al Consumo (IPC) de Reino Unido en octubre ha superado las peores previsiones al situarse en un 11,1% interanual frente al 10,1% de septiembre y el 10,7% esperado por los analistas. Según el informe de la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS), esta tasa es la mayor de la serie desde que comenzó en enero de 1997 y "las estimaciones sugieren que habría sido más alta por última vez en octubre de 1981, cuando la lectura fue del 11,2%". El informe llega precisamente la semana en la que el mercado celebra los datos de precios más suaves de EEUU con el IPC y el IPP (Índice de Precios al Productor) dando un respiro.
El avance mensual en el IPC general, a su vez, ha sido de un agresivo 2% frente al 1,7% esperado por los analistas y el 0,5% previo. En el frente de la inflación subyacente -excluye energía y alimentos frescos, más volátiles-, la tasa interanual se ha estabilizado en el 6,5%, pero los expertos esperaban un retroceso al 6,4%.
Precisamente la energía y los alimentos han sido los grandes culpables de la cifra global. Entre septiembre y octubre de 2022, los precios del gas y la electricidad aumentaron un 36,9% y un 16,9%, respectivamente. Los precios del gas subieron un 128,9% y los de la electricidad un 65,7% en los 12 meses hasta octubre de 2022. Por su parte, los alimentos y bebidas no alcohólicas subieron un 16,2% interanual frente al 14,5% de septiembre, con un repunte mensual del 2%.
Según la ONS, la inflación habría sido del 13,8% si el gobierno no hubiera introducido una garantía de precios de la energía que limitara el aumento. Se trata de la medida aprobada por el breve gobierno de Liz Truss para congelar las facturas energéticas de los hogares a partir de las 2.500 libras al año. Aunque el plan era para dos años, el canciller de Hacienda, Jeremy Hunt, anunció en la liquidación de los planes de Truss que el tope se extendería por el momento hasta el próximo 31 de marzo.
Con estos datos sobre la mesa, los analistas de ING consideran que "la inflación general del Reino Unido también está en su punto máximo, o cerca de él. El hecho de que el gobierno esté fijando efectivamente los precios unitarios de la electricidad y el gas por debajo de los costes mayoristas hasta el próximo mes de abril significa que esto es probablemente lo más alto que llegará". No obstante, avisan: "Esperamos que las tasas generales se mantengan en dos dígitos hasta al menos febrero del próximo año".
Según una nota del banco 'naranja', las perspectivas de inflación para 2023 dependerán en gran medida de cómo el gobierno adapte las ayudas a la energía el próximo año. "Todavía estamos esperando los detalles, pero una posibilidad es que la mayoría de los hogares vuelvan a pagar el precio regulado por la Ofgem a partir de abril. Según nuestras últimas estimaciones, basadas en los costes de la energía al por mayor, el hogar medio pagaría 3.300 libras en el año fiscal 2023 sin ninguna ayuda del gobierno, en comparación con 2.500 libras si los precios siguen limitados. Esto supondría un aumento inicial de las tasas de inflación después de abril de aproximadamente 2 puntos porcentuales", explican.

Otra clara amenaza inflacionaria se conoció este martes al hilo de los datos de empleo del país. Con un paro del 3,6%, instalado en mínimos de 1974, la nota predominante volvieron a ser los ingresos salariales, con una fuerza laboral que sigue lastrada por la pandemia. Sigue creciendo el número de británicos que deja el mercado laboral por enfermedades de larga duración y los sueldos avanzaron un 5,7% con respecto a hace un año, el máximo desde agosto de 2021.
"Como señalamos ayer, la escasez de trabajadores está demostrando ser un problema persistente para las empresas, y eso apunta potencialmente a unas tasas de inflación más duras para las empresas del sector de los servicios, donde la remuneración es un factor clave para la fijación de precios", apunta James Smith, estratega de ING.
Los datos conocidos tanto este martes como este miércoles impactan en la línea de flotación del BoE. Aunque en sus últimas previsiones, tras la reunión de comienzos de noviembre, estimaban un pico de inflación del 11% en el cuarto trimestre de 2022, su margen de maniobra se estrecha por momentos. El IPC y los salarios aumentan la presión para que suba los tipos con más fuerza. El mercado fija un tipo terminal del 4,62% para junio de 2023 (ahora mismo en el 3%) cuando ayer marcaba un 4,51% para agosto.
Sin embargo, tras la reunión, el BoE dejó claro que esa primera subida de 75 puntos básicos sería seguramente la última ante los vientos de recesión, moderándose en adelante las alzas y llegando a un tipo terminal inferior al que estimaba el mercado. Pese a la 'ardiente' lectura de hoy, el BoE parece destinado a mantenerse en su postura, ya que siga pesando más el riesgo de que Reino Unido viva la recesión más larga en más de 100 años, como apuntó el banco ese día.
Calibrando los tipos
El banco había esperado previamente que el Reino Unido entrara en recesión a finales de este año apuntando que duraría todo el próximo año. Pero ahora defiende que la economía ya entró en una recesión "desafiante" este verano que continuará el próximo año y hasta la primera mitad de 2024, año de elecciones generales (24 meses en total). No la más profunda, pero sería la recesión más larga desde la década de 1920, cuando comenzaron los registros oficiales, si los tipos de interés se mantienen al alza y llegan al 5% que esperaba el mercado el mes pasado.
Con unos tipos del 3% constantes, el banco calcula que el desempleo puede aumentar un poco por encima del 5% incluso si los costes de los préstamos se mantienen estables (medio millón de británicos perderían su trabajo) y que la economía puede contraerse un 1,7% en 18 meses, sin recuperarse durante tres años.

"Ante los indicios de que la inflación -tanto la subyacente como la general- está cerca o en su punto más alto, y ante los crecientes indicios de recesión, creemos que el Banco de Inglaterra probablemente volverá a subir los tipos de interés en incrementos de 50 puntos básicos en diciembre. Suponiendo que se produzca otra subida de 25-50 puntos básicos en febrero, creemos que el máximo del tipo de interés bancario se situará probablemente en torno al 4%, un poco por debajo de lo que los mercados están valorando ahora", considera Smith, de ING.
"El BoE seguirá de cerca la Declaración de Otoño de este jueves, que tiene el poder de cambiar el rumbo de los tipos de interés, aunque menos en el futuro inmediato. Vemos que los tipos alcanzan un máximo de 4,25% el próximo año, pero existen riesgos para nuestra visión en ambas direcciones", añade Ana Andrade, de Bloomberg Economics.
"El informe sobre la inflación de hoy, junto con los datos del mercado laboral de ayer, sugiere que el BoE permanecerá firmemente en modo de ajuste en su próxima reunión de diciembre. Sin embargo, las señales de recesión probablemente justifiquen una reducción del ritmo de subidas. Aunque la ralentización de la demanda acabará ejerciendo presiones a la baja sobre la inflación, los riesgos de inflación al alza son ahora dominantes. A corto plazo, la elevada inflación de los consumidores corre el riesgo de afianzarse en el contexto de un mercado laboral tenso. El BoE necesitará apoyarse en los efectos de segunda ronda adoptando una respuesta "contundente", remacha Silvia Dall'Angelo, economista sénior de Federated Hermes Limited.