
La gran 'marcha atrás' de la primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, se ha materializado. Este lunes, su nuevo canciller de la Hacienda, Jeremy Hunt, ha anunciado que el Ejecutivo va a deshacer casi por completo el ambicioso plan de rebajas fiscales avanzado el pasado 23 de septiembre por su predecesor en el cargo, Kwasi Kwarteng, a quien Truss sacrificó el mismo viernes para dar credibilidad a su giro fiscal de 180 grados y calmar así a los mercados.
La comparecencia de Hunt ofrece toda la magnitud del giro: de un recorte de impuestos que se tasaba en hasta 45.000 millones de libras al año a intentar 'salvar' hasta unos 32.000 millones por ejercicio revirtiendo estos anuncios, subiendo gravámenes y recortando el gasto. Esta cantidad queda aún lejos de los 70.000 millones que, según los economistas, necesita el gobierno para recuperar su credibilidad entre los inversores.
El primer paso llegó el viernes, cuando Truss avanzó que mantiene la subida del impuesto de sociedades del 19% al 25% decretada cuando Boris Johnson seguía en Downing Street y que ella había prometido echar abajo. Son, en teoría, unos 18.000 millones de libras al año. Ya hubo un tímido intento de 'arrepentimiento' revirtiendo la rebaja del tipo del tramo más alto del impuesto sobre la renta de los británicos. Truss pretendía pasar el tipo máximo del 45% al 40%. El mensaje ya era que este gobierno solo ayudaba a los ricos en un momento de dificultad.
Este lunes, Hunt ha puesto más 'carne en el asador', prometiendo que no se aplicarán todas aquellas medidas avanzadas que hayan comenzado el trámite parlamentario. El tipo mínimo del impuesto sobre la renta se mantendrá "indefinidamente" en el 20% tras haber prometido Truss su rebaja al 19%. Esta medida se cifra en unos 6.000 millones de libras al año.
Igualmente, quedarán atrás los recortes en los tipos impositivos sobre los dividendos (unos 1.000 millones de libras), la posibilidad para los turistas extranjeros de reclamar la devolución del IVA por sus compras (unos 2.000 millones al año), los cambios previstos para la norma I35 -dirigida a castigar a aquellos empleados 'disfrazados' de autónomos a la hora de cotizar- (más de 2.000 millones de libras al año) y los cambios para una fiscalidad más laxa en el impuesto sobre el alcohol (unos 600 millones al año).
Buscando apuntalar el compromiso y la estabilidad, Hunt ha confirmado que el techo en la factura energética de hogares y empresas -tope anual de 2.500 libras- durará solo hasta abril y no los dos años adelantados en un primer momento por Truss. El canciller ha dicho que la primera ministra está de acuerdo en su visión del 'error' que supone un compromiso de gasto tan grande (más de 200.000 millones de libras) a un plazo tan largo cuando no se sabe cómo evolucionarán los precios de la energía en el futuro. El Ejecutivo revisará en abril de qué manera específica se puede mantener un cierto apoyo en los hogares, pero no con la magnitud prevista inicialmente.
Hunt: "Me temo que habrá más decisiones difíciles, tanto en materia de impuestos como de gasto"
Más difícil se antoja la reversión de otras medidas fiscales. Ya se encuentra en vigor, por ejemplo, el aumento del mínimo exento en el impuesto equivalente al de actos jurídicos documentados por la adquisición de vivienda (se ha duplicado hasta las 250.000 libras y en el caso de compra de primera vivienda se ha llevado hasta las 425.000). Esta medida se cifra en un coste de 1.500 millones de libras.
Otro recorte de impuesto difícil de tumbar es el relativo a las cotizaciones sociales. La medida emprendida por el gabinete de Truss contemplaba anular el incremento del 1,25% en las cotizaciones a la seguridad social decretado con Johnson de primer ministro con el propósito de recaudar unos 13.000 millones de libras destinados a mejorar el lastrado Sistema Nacional de Salud (NHS). A priori, los laboristas estarían a favor también de anular esta subida.
"Me temo que habrá más decisiones difíciles, tanto en materia de impuestos como de gasto, a medida que cumplamos nuestro compromiso de conseguir que la deuda disminuya en proporción a la economía a medio plazo. Todos los departamentos tendrán que redoblar sus esfuerzos para encontrar ahorros y habrá que recortar algunas áreas de gasto", ha dicho Hunt, que repitió el mensaje en el Parlamento por la tarde.
En su comparecencia en la Cámara de los Comunes, anunció la creación de un comité asesor para supervisar las decisiones del ministerio de Hacienda, que estará dirigido por el que fuera mano derecha del canciller de David Cameron. George Osborne, que aplicó recetas de austeridad para cuadrar las cuentas tras la crisis de 2008. Hunt recordó que tiene previsto presentar el plan fiscal a medio plazo el próximo 31 de octubre.
La propia Truss ha defendido el desmantelamiento casi total del plan de rebajas fiscales, ya que considera que "la población británica ahora mismo quiere estabilidad". La primera ministra ha reconocido que el país se enfrenta a "graves desafíos" en medio de unas "condiciones económicas que empeoran". "Tenemos que actuar para trazar un nuevo camino hacia el crecimiento que apoye y sirva a la población de todo Reino Unido", ha dicho en Twitter.
Hunt, que intenta proyectar un perfil más moderado, se ha pasado el fin de semana recorriendo los medios pidiendo disculpas por los pasos fiscales dados hasta ahora y comprometiéndose a cuidar el equilibrio presupuestario con subidas de impuestos y con algunos recortes de gasto. La presión de los mercados y las críticas de estamentos como el propio FMI han doblado el brazo a la cúpula conservadora.
El mercado parece estar comprando con muchísima cautela este giro en Downing Street. La libra sube hasta un 1,6% tras la declaración de Hunt hasta los 1,1351 'billetes verdes'. Los gilts a 30 años bajan considerablemente al 4,37% tras haber comenzado la sesión rozando el 4,8%. El gilt a 10 años ha pasado del 4,16% al 3,96%. En el peor momento, tras los agresivos anuncios fiscales de Kwarteng y Truss, el bono soberano a 30 años superó el 5,11%.
Los inversores están este lunes ya sin la fuerte ayuda de 65.000 millones de libras del Banco de Inglaterra (BoE) al haber concluido el viernes las compras de emergencia de bonos. El gobernador del banco, Andrew Bailey, que la semana pasada aguantó el pulso al gobierno y a los fondos de pensiones manteniendo la fecha fin de la compra de bonos, dijo este fin de semana que ahora están compartiendo la "descripción del problema de la crisis" con el nuevo ministro de finanzas y señaló que se aumentará el tipo de interés clave en noviembre. El BoE ha anunciado este lunes que el día 24 procederá a la venta de bonos corporativos y el 31 a la de bonos soberanos.
Mal horizonte para Truss
Aunque Truss evitó probablemente el viernes el colapso del mercado este lunes despidiendo a Kwarteng y virando el rumbo, queda en una situación políticamente más que precaria.
"Dejar que el opositor al líder del partido de Truss, Rishi Sunak, asuma el papel de primer ministro es una forma de recuperar rápidamente la confianza en la política fiscal, pero también supone un importante revés para el Comité 1922 de los tories. Los representantes del partido se reunirán para encontrar una salida a la actual crisis política y financiera", añaden desde el banco nórdico SEB.
"El Gobierno probablemente tendrá que ir más allá para equilibrar el presupuesto y, de hecho, es posible que tenga que recurrir más a las subidas de impuestos que a los recortes de gastos para causar la mayor impresión posible en los mercados financieros", destacan James Smith y Antoine Bouvet, de ING.
"Teniendo en cuenta los últimos movimientos en los rendimientos de los gilts, estimamos que esta medida solo consigue una parte del camino para volver a situar la deuda en una vía sostenible. La posición del Reino Unido en los mercados puede haberse visto perjudicada de forma permanente", apunta Jamie Rush, de Bloomberg Economics.
"Los datos también estarán en el punto de mira esta semana, ya que se espera que las cifras del IPC del miércoles muestren una inflación general del 10% y una tasa subyacente del 6,4%. Esto debería consolidar las apuestas sobre una subida de 100 puntos básicos por parte del BoE en noviembre", añade Francesco Pesole, también de ING.