Redactor de economía y mercados. Doctor en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Un día se preguntó cómo cotizaba un bono y ya no hubo vuelta atrás.

La desinflación sigue avanzando en EEUU. El índice de precios al consumo (IPC) desaceleró hasta el 3% interanual en junio respecto al 4% de mayo, según los datos publicados este miércoles por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo. Es la lectura más baja en 27 meses, desde marzo de 2021. Asimismo, el IPC subyacente, que excluye a los alimentos y la energía, baja del 5,3% al 4,8%, mínimo de 20 meses. Esta última métrica, que está demostrando persistencia y es la que preocupa especialmente a los bancos centrales ahora mismo, cae incluso por debajo del 5% esperado. En tasa intermensual, tanto el IPC general como el subyacente avanzan un 0,2% frente al 0,3% previsto.

Es algo de lo que se venía avisando en los últimos meses y el Banco de Inglaterra (BoE) ha vuelto a recordarlo este miércoles: la gran bomba de relojería de las hipotecas en Reino Unido está cerca de estallar. Con las agresivas subidas de tipos aprobadas en el último año y medio -el consenso general es que quedan más-, un gran número de familias está cerca de ver cómo se multiplica el coste de sus cuotas. El gobernador Andrew Bailey ha dado nuevos números: unos cuatro millones de hogares se sitúan en 'línea directa de fuego' en los próximos tres años, con el hipotecado medio pagando casi 3.000 libras al año más. Para un millón de hogares, el aumento será de hasta 500 libras en la letra mensual.

La recuperación económica de China tras la reapertura una vez que cayeron las estrictas medidas contra el covid no carbura. El gigante asiático no es capaz de recuperar el músculo del crecimiento y eso se nota en los precios: no es que la inflación se mantenga baja, algo no tan inhabitual en el país; es que el riesgo de deflación es real.

La creación de empleo se suavizó en junio en EEUU hasta las 209.000 nóminas no agrícolas, la lectura más baja desde diciembre de 2020, por debajo de las 306.000 de mayo (dato revisado desde las 339.000 previas) y de las 230.000 esperadas, según los datos publicados este viernes por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo. Al mismo tiempo, el informe revela que los ingresos medios volvieron a acelerarse: el 4,3% interanual de mayo se revisa hasta el 4,4% y la lectura de junio se mantiene en esa cota pese a esperarse un 4,2%. En términos intermensuales, el dato de mayo se corrige de un 0,3% a un 0,4% y se mantuvo en ese porcentaje en junio. La mixtura de datos no aclara el horizonte de la Reserva Federal con las subidas de tipos después de las vacaciones.

La resaca de los vaivenes económicos derivados del covid y, sobre todo, el daño infligido por la guerra de Ucrania están pesando demasiado sobre la tradicionalmente economía puntera de Europa, Alemania. La siempre denominada locomotora económica de la región es ahora de las que menos está tirando del carro. Su exitoso durante años modelo de éxito basado en la industria y las exportaciones sigue 'perdiendo sangre' con cada dato y el país se encamina a un escenario inédito desde el fatídico 2008: tres trimestres consecutivos de contracción del Producto Interior Bruto (PIB). Hablando en plata: la recesión técnica (dos trimestres seguidos de contracción, -0,5% en el último cuarto de 2022 y -0,3% en el primero de 2023) se puede convertir en recesión sin paliativos.

La secuencia no deja de repetirse. EEUU sigue sorprendiendo con datos macroeconómicos positivos y todos los ojos apuntan a una Reserva Federal que tendrá que hacer más con las subidas de tipos de interés para enfriar la economía y doblegar del todo la alta inflación. Las estadísticas conocidas este jueves redundan en un mercado laboral muy tenso tras la pandemia y en un sector servicios potente. La traducción en los mercados ha sido un bono del Tesoro a dos años que ha vuelto a resquebrajar cuatro meses después el 5% y ha marcado máximos desde 2007.

Los datos entrantes de abril y mayo hacían pensar que la eurozona saldría de la recesión técnica (no por mucho, eso sí) en el segundo trimestre del año tras las contracciones del 0,1% del PIB de la región en el último cuarto de 2022 y el primero de 2023. Esa esperanza se ha desvanecido un poco más este miércoles con las lecturas finales de los PMI (índices de gestores de compras) de junio. La encuesta de S&P Global y el Hamburg Commercial Bank constatan una contracción en la actividad de la que es importante culpable el progresivo deterioro en un sector servicios que ha sujetado a la economía tras la recuperación post-pandemia.

El mensaje puede parecer contradictorio, pero tiene sentido. La economía de EEUU no deja de sorprender con datos que evidencian su resiliencia tras la recuperación pandémica y en medio de agresivas subidas de tipos (500 puntos básicos en poco más de un año). Sin embargo, el mercado ha vuelto a apostar fuerte por la recesión, según se aprecia en la abultada inversión de la curva de tipos de los bonos del Tesoro. ¿Cómo se explica esto?

El sector manufacturero español emite señales preocupantes al oscilar entre el estancamiento y la leve recesión. Así se desprende de los datos incluidos en el PMI (índice de gestores de compra) manufacturero de junio publicado este lunes. El índice bajó hasta los 48 puntos desde los 48,4 de mayo, según la encuesta de S&P Global y Hamburg Commercial Bank. Es la tercera lectura seguida en territorio de contracción de la actividad (menos de 50) y la más baja en lo que va de 2023.

Economía

La fortaleza de la economía de EEUU sigue sorprendiendo a propios y extraños. Los datos del primer semestre no dejan de corroborar que la abrasiva inflación (máximos de 40 años en algunas lecturas) y el año largo de subidas de tipos de interés (500 puntos básicos desde marzo de 2022) no han hecho mella todavía en la primera potencia mundial. Aunque el grueso de analistas todavía espera una recesión, lo cierto es que esta cada vez se aleja más en el horizonte mientras los 'abogados' del llamado 'aterrizaje suave' (control de la inflación sin daño económico, sobre todo en el empleo) mantienen las esperanzas. La última revisión del dato de Producto Interior Bruto (PIB), publicada este jueves, es el dato más revelador y da la clave: el motor económico de EEUU, el gasto de los consumidores, ha seguido al máximo de revoluciones.