
Más vientos de cara para la economía de la eurozona. Si en la última revisión de Eurostat se confirmaba que la región entró en recesión técnica (dos trimestres consecutivos de contracción), el horizonte para el segundo trimestre se torna cada vez más incierto con los datos entrantes. Los índices de gestores de compras (PMI) preliminares de junio conocidos este viernes han redoblado los temores al constatar que los servicios, el ancla de la economía estos meses ante la debilidad del sector manufacturero (la brecha llegó a máximos históricos), se están empezando a deteriorar. Esto manda un claro mensaje a un Banco Central Europeo (BCE) totalmente determinado con las subidas de tipos para combatir la inflación.
S&P Global ha publicado este viernes las lecturas adelantadas de junio de los índices PMI de manufacturas, de servicios y el compuesto en la eurozona. Este último indicador muestra cómo evoluciona la actividad empresarial en su conjunto en la región. Y, en concreto, el dato del sexto mes de 2023 se ha situado en 50,3, esto es, prácticamente en la línea divisoria (50) entre el terreno expansivo y el contractivo, mostrando, por tanto, que la actividad se ha estancado. De hecho, se trata de la peor lectura del PMI compuesto en cinco meses y se ha quedado por debajo del dato anticipado por el consenso de analistas (52,5).
Al igual que en los últimos meses, la nota más negativa de la economía europea la pone el sector secundario. El subíndice PMI manufacturero ha caído este mes a 43,6, su nivel más bajo desde mayo de 2020, o lo que es lo mismo, desde el primer shock que provocó la irrupción del covid-19. Esto implica que las manufacturas sufren en junio la mayor contracción en 37 meses.
Por si esto fuera poco, el sector terciario (con mayor peso en el producto interior bruto o PIB) ha vuelto a ralentizar su crecimiento en toda la zona euro. Así lo muestra el PMI servicios flash, que se sitúa en 52,4, el nivel más bajo desde enero, con lo que apunta a una pérdida de impulso aún mayor a la esperada por los expertos (que auguraron un PMI servicios en 54,5).
Francia activa las alarmas
Sin embargo, el dato más revelador y protagonista de la jornada ha sido el PMI de servicios de Francia. El indicador ha descendido de 52 puntos a 48 en junio, entrando en zona de contracción (menos de 50) y cuando se esperaba una lectura de 52. Esto ha hecho que el PMI compuesto también entre a zona de contracción al pasar de 51 puntos a 47,3 -el dato más bajo desde comienzos de 2021-, ya que el sector manufacturero se ha mantenido en su flaqueza (mejor una décima, pero sigue en el rango de los 45 puntos).
Según explica en la nota que acompaña al dato Norman Liebke, economista del Hamburg Commercial Bank, con estos datos, la economía francesa se contraerá un notable 0,5% en el segundo trimestre, siendo la previsión anterior a estas lecturas del 0%.
Tras el débil 0,2% del primer trimestre de 2023, una contracción de este calibre sería un mazazo para una economía clave de la eurozona. "Aunque esto por sí solo aún no representa una recesión (el PIB creció un exiguo 0,2% en el primer trimestre), es probable que aumenten las especulaciones sobre la posibilidad de que se produzca una", expone Liebke.
Esta lectura es lo que ha despertado la aversión al riesgo esta jornada en los mercados (el euro se ha llegado a borrar un 1% frente al dólar y hasta un 0,5% frente a la libra). Las bolsas han caído con fuerza, siendo significativo el retroceso del sector bancario. La rentabilidad alemana a dos años -una de las más sensibles a los cambios en la política monetaria- registró la mayor caída en siete semanas, con 11 puntos básicos menos, hasta el 3,11%.
La lectura subyacente es que la debilidad económica estaría más patente de lo esperado, lo que podría afectar al ciclo de endurecimiento del BCE, agujereando la fortaleza que había mantenido el euro en las últimas semanas. Las apuestas de mercado han pasado de descontar este jueves un tipo de interés máximo del 4,07% para finales de año a descontar ahora uno por debajo del 4%. La tasa de depósito (el tipo de interés de referencia) se encuentra actualmente en el 3,5%.
Si se pone la lupa en Alemania, la mayor economía europea, se puede ver que, al contrario que en Francia, el sector servicios aguanta el tipo este mes (PMI: 54,1) aunque el crecimiento es el más suave de los últimos tres meses, haciéndose patente la desaceleración.
Siguiendo la tónica del conjunto de la zona euro, en Alemania las manufacturas sufren el mayor golpe desde hace más de tres años. Aun así, la economía germana se ha expandido "con bastante fuerza a lo largo del segundo trimestre" que está a punto de terminar, según S&P Global, después de que su PIB se contrajera tanto en el último cuarto de 2022 como en el primer trimestre de este año.
"En general, parece que la economía de la eurozona ha entrado en un periodo de atonía en el que el crecimiento económico ronda el 0%. Tras la débil lectura del PMI de mayo y los débiles datos de producción y ventas de abril, el PMI de hoy se suma a la evidencia de que el repunte tras dos pequeños trimestres de crecimiento negativo va a decepcionar. De hecho, cada vez es más probable otro trimestre de crecimiento negativo", valora en una nota para clientes Bert Colijn, economista sénior para la eurozona de ING.
El aspecto positivo de este débil panorama económico, continúa Colijn, es que las presiones inflacionistas siguen desvaneciéndose: "El PMI sugiere otro mes de relajación de las presiones sobre los precios tanto en el sector manufacturero como en el de servicios, aunque siguen siendo más problemáticas en los servicios. No obstante, la dirección es positiva, ya que los precios medios de bienes y servicios aumentaron al ritmo más lento en más de dos años".
¿Hará caso el BCE?
El BCE comenzó a elevar los tipos de interés (el precio del dinero) en julio del año pasado con el objetivo de contener la inflación. Desde entonces los ha incrementado en 400 puntos básicos. Y es que la razón de ser de la institución es lograr la estabilidad de los precios en la eurozona. Para ello, el banco central se marca una meta de inflación del 2%, pero la que sufren actualmente las familias del Viejo Continente es muy superior: pese a moderarse, el índice de precios al consumo (IPC) se situó en el 6,1% interanual en mayo. Y la propia entidad monetaria no prevé encarrilar la inflación hasta 2025.
"Si el BCE solo tuviera que controlar los precios de los bienes, entonces Fráncfort brindaría por el fin de la inflación, porque incluso en junio la encuesta PMI muestra que los precios de compra y venta han caído significativamente. Además, dada la recesión del sector manufacturero indicada por el PMI, uno empezaría a recortar los tipos de interés", asegura Cyrus De la Rubia en su comentario de este viernes con las lecturas de PMI de la eurozona. Sin embargo, ese panorama es "incompleto", dice.
"En la parte más importante de la economía, el sector privado de servicios, los precios siguen subiendo, y por eso la tasa de inflación subyacente ha tardado tanto en bajar", explica el economista jefe de Hamburg Commercial Bank.
Por tanto, los últimos datos macro suponen un nuevo quebradero de cabeza para los miembros del Consejo de Gobierno del banco central. Con una economía en recesión técnica, si el BCE se pasa endureciendo su política monetaria, puede hacer descarrilar a toda la zona euro. En este sentido, Cyrus de la Rubia advierte como Colijn de que "ha aumentado algo la probabilidad de que la variación del PIB vuelva a tener signo negativo en el trimestre actual, debido en parte a la débil actividad de los servicios en Francia".
"Incluso si nuestra hipótesis de base de un crecimiento ligeramente positivo de la zona euro en el segundo trimestre sigue haciéndose realidad, la tendencia a la baja del PMI compuesto apunta a un segundo semestre difícil", sentencia este experto.
"En conjunto, nos hemos mostrado relativamente escépticos respecto a la reactivación del crecimiento señalada por los PMI en los últimos meses, y las cifras de hoy han reafirmado nuestra opinión. Pero tampoco esperamos que la economía de la eurozona se enfrente a nuevas contracciones en verano, como parece probable que señalen los PMI dadas las tendencias recientes. Con todo, los recientes informes de los PMI han sido ciertamente preocupantes y confirman que el equilibrio de riesgos en torno a nuestra línea de base sigue inclinado a la baja", señala asimismo Ricardo Amaro, de Oxford Economics.
ING: "Nada de esto servirá para que el BCE cambie de dirección en cuanto a las subidas de tipos. Los responsables parecen preferir un endurecimiento excesivo a un endurecimiento insuficiente"
Esto dará esperanzas al BCE, que se acerca al final de su histórico ciclo de subidas de los tipos, pero que recientemente ha insinuado que las alzas podrían prolongarse más allá de la fecha límite de julio que la mayoría de los economistas han barajado.
"La atonía del panorama económico, combinada con la continua mejora de la inflación, parece ser dovish para el BCE", plantea Colijn, de ING. Sin embargo, cree que "nada de esto servirá de catalizador para que el banco cambie de dirección en cuanto a las subidas de tipos. Los responsables de la política monetaria parecen preferir un endurecimiento excesivo a un endurecimiento insuficiente, lo que prepara el terreno para otra posible subida en septiembre", concluye.
"El BCE sigue centrado en la elevada inflación subyacente, un indicador en el que ha hecho más hincapié que en otros, y es poco probable que la ralentización del crecimiento le impida volver a subir los tipos", coincide -David Powell, economista jefe de la zona euro de Bloomberg Intelligence. El analista espera dos últimas subidas de tipos de 25 puntos básicos en julio y septiembre, situando el tipo de depósito en el 4%.