Presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
Juan Velarde

No es posible seguir ignorando problemas sociales fundamentales, dejando a un lado criterios procedentes de la economía. En estos momentos, uno de esos problemas es el de la realidad de las pensiones. Basta mencionarlo, para que se entienda que pertenece al conjunto del modelo económico español existente desde 1957, que exige estar integrado en la actual globalización de la economía.

Juan Velarde

Hace, en estos meses, setenta años de la incorporación a la vida profesional de los primeros economistas licenciados en la Facultad de Economía, que habían iniciado sus cursos universitarios a principios de 1944. El impacto de esa llegada no está estudiado todavía, pero evidentemente causó más de una repercusión en la vida de la Administración pública, en el mundo empresarial, por supuesto en el docente, en el investigador y desde luego en el mundo financiero. Las consecuencias sociales y políticas son muy importantes, y al exponer la historia española de la segunda mitad del siglo XX, habrán de tenerse en cuenta.

Entre los muchos aciertos de esa persona extraordinaria que fue Keynes, se encuentra la frase final de la Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero, por cierto, mal traducida en las dos versiones en español que tengo de esta obra.

Juan Velarde Fuertes

Recuerdo el impacto que me causó, en los casi recién iniciados cursos de Ciencias Económicas, el profesor Walter Eucken en el ciclo de economía que desarrolló en Santander, en la Universidad Internacional, ahora Menéndez y Pelayo, en agosto de 1949. Por supuesto esperábamos su mensaje aquellos que habíamos recibido ya noticias de este economista en los cursos dictados por el profesor Stackelberg, quien nos había comenzado a apartar de aquella dirección proclive al incremento, casi sistemático, del intervencionismo estatal, con complementos sociales que el grupo de Cambridge enviaba como mensaje evidente de Keynes, pero que podía enlazar con una especie de depuración de mensajes de Marx. Ahí se encontraba el ensayo, que habíamos devorado, de Joan Robinson, On Marxian Economics, y a partir de ahí, otras muchas aportaciones -recordemos las de Lange-, que constan en referencias bibliográficas de nuestros escritos de entonces. Por supuesto, rechazábamos sobre todo los puntos de vista que entonces emitía Hayek, a pesar de que había recibido en 1947 el Premio Nobel de Economía, y sobre todo, aquel conjunto de trabajos de éste que, en el conjunto de sus Obras Completas, por parte de Unión Editorial, aparece en el volumen titulado Contra Keynes y Cambridge.

Juan Velarde

Por lo que se refiere a la realidad social de un país, es preciso conocer, por un lado, la distribución personal de la renta, pero también es preciso tener en cuenta la elasticidad interpersonal de los ingresos, esto es, de qué modo se han alterado las rentas de los hijos respecto a las de sus padres; exactamente, "la relación entre la distribución de los ingresos de los padres y la de los hijos". 100 significa que existe una plena correspondencia entre las rentas de los padres y la de los hijos, medidas ambas respecto al promedio. A mayor elasticidad interpersonal de ingresos, menor es la movilidad social. Pero por otra parte, se encuentra la distribución personal de la renta. Su estimación es de 100, si toda la renta de una nación está en una sola mano, y cero si se encuentra totalmente distribuida de modo igual, ¿y qué se deduce realmente de ambas magnitudes para un país? Lo muestra la curva del Gran Gatsby. Ambas cuestiones acaban de ser planteadas en España, en sendos artículos, por José Mestres Doménech, Marta Guasch Rusiñol y Adrià Morrón Salmerón, ambos aparecidos en la publicación de Caixabank Research, Informe Mensual, marzo 2018. Para el periodo que transcurre de 1850 a 1960, la elasticidad intergeneracional de ingresos en España forzosamente registra una cifra muy alta.

Juan Velarde

Todos los que hemos sido discípulos de Manuel de Torres recibimos el mensaje de que la agricultura española debe considerarse como uno de los factores clave para ampliar nuestro progreso económico. Y por eso, recientemente hemos pasado a contemplar muy críticamente la política francesa, aparentemente abierta hacia la competencia internacional desde Schuman con la creación de la Europa unida, pero que se separaba de ese mensaje, cuando se observaba a Giscard d´Estaing poniendo, ante el tema de nuestras posibilidades agrícolas en el ámbito comunitario, toda clase de dificultades, con objeto de obtener especiales ventajas para la agricultura propia. Por supuesto que todo esto se ha superado, pero todavía se observa, probablemente por su influencia electoral, dentro de la vida política del país, que siguen existiendo dificultades. Se habla de las inversiones francesas en Marruecos con productos afectados por la competencia española; también de asaltos en carreteras, e incluso de las dificultades en ámbitos diferentes al de la agricultura. Un caso es el de la energía, en cuanto las posibilidades que tienen las redes españolas de esta actividad de enlazar a través de Francia con el resto de la Unión Europea.

Juan Velarde

Toda una serie de planteamientos relacionados con el panorama fiscal español muestran la necesidad de acometer reformas. Pero éstas han de ser racionales, adecuadas, por tanto, a las exigencias de nuestra economía y, simultáneamente, encaminadas a resolver problemas muy serios, que aparecen como de difícil enmienda en el panorama español. Tampoco se ha de evitar el ignorar que en economía todo está relacionado con todo.

Juan Velarde

Al contemplar las circunstancias depresivas que se derivan de disponer, sobre todo a partir de la Revolución Industrial, de energía abundante y barata, hay que admitir que con España no ha sido generosa la Naturaleza. Contemplemos la realidad del carbón, cuyas posibilidades tanto buscó Jovellanos. Y también, las tesis de Juan Arespacochaga de la relación altísima capital/producto en cuanto a la producción hidroeléctrica.

Juan Velarde

Parecería que el peso significativo de la vida portuguesa se había apartado, en sus aspectos más importantes, de la realidad española a partir de aquel momento en que nuestro monarca Carlos II, al tener que retirar las quinas portuguesas de su escudo, no pudo contener las lágrimas. El intento de los monarcas de la casa de Borbón de liquidar la salida de Portugal, no solo hacia la eliminación de esa independencia, sino hacia la liquidación de su alianza con Inglaterra, el enemigo máximo de España en el siglo XVIII, culmina con una especie de fracaso colosal. Este fracaso, si se es más exacto, esta catástrofe, se originó con Fernando VII y Godoy, y las decisiones que llevaron al desastre hispano, de aceptar la alianza con Napoleón para retornar a la situación creada con Portugal por Felipe II. Las tropas francesas entraron en España también para cambiar su monarquía.

Juan Velarde

De pronto me doy cuenta de la causa de la defensa del proteccionismo por Menéndez Pelayo. Sencillamente, los librecambistas españoles no eran solo librecambistas muy militantes. A ello se unía un claro liberalismo político, en España muy entroncado con el que había nacido en la vecina Francia, que planteaba políticamente acciones de todo tipo contra la Iglesia católica. Además, esta línea doctrinal aceptaba que las condiciones relacionadas con el factor trabajo se derivaban de una libertad omnímoda. Y a todo ello hay que añadir que militaban estos librecambistas en logias masónicas, una entidad, la francmasonería que, tras su nacimiento en Inglaterra por el impulso de los católicos nobles, que intentaban un replanteamiento del enlace entre la Corona y Roma, vieron cómo en las logias pasaba a existir un incremento, movido por el Gobierno inglés, de partidarios de la separación del catolicismo. Y eso fue lo que produjo la censura del Papado a la masonería. Y he aquí que, en sus diversas variantes, en las logias se tramaban disposiciones legales de franca lucha contra la Iglesia, y en esas logias, pasaban a reunirse prácticamente muchos liberales en el terreno económico.