Presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
Juan Velarde

La política económica española, sostenida hasta 1960, tenía un amplio origen. Por un lado, en las medidas disuasorias ligadas al corporativismo. Por otro, procedía de la reacción, sobre todo la relacionada con la política empresarial, sobre todo en Cataluña - recordemos el tancament de caixes ante la política fiscal de Raimundo Fernández Villaverde. Pero también surge un enlace doctrinal en el campo social, por las influencias mutuas establecidas entre el krausismo y la doctrina social de la Iglesia y, naturalmente, con el socialismo y la búsqueda de la paz social de la Restauración, sobre todo a causa del auge del anarquismo, muy potente en Cataluña.

Juan Velarde

Para un economista escribir en este diario resulta especialmente sugerente, porque desde él nos asomamos, a poco que se investigue sobre sus antecedentes, a capítulos esenciales de la historia contemporánea de España. Y eso me acaba de suceder en relación con las raíces de esta publicación, tras la lectura de la valiosísima aportación del profesor José María Serrano Sanz titulada Con el viento a favor. Asociación para la Reforma de los Aranceles de Aduanas, 1859-1869, publicada en la Revista de Historia Industrial, 2017, número 68, págs. 47-68. Y ese interés procede de mil motivos, uno de los cuales es siempre conocer más sobre cuáles pueden ser las raíces de creación de la realidad -en todos los sentidos- española en el ámbito de la Revolución Industrial.

Juan Velarde

Como consecuencia de ciertos datos derivados de una errónea manipulación de las magnitudes macroeconómicas relacionadas con ingresos y gastos del sector público, que en sus inicios había sido impulsada por Ramón Trías Fargas, surgió una tesis en Cataluña: "¡España nos roba!" Por supuesto que todo este tipo de enfoque era solo una derivación de un conjunto de erróneos planteamientos que, estadísticos y expertos en cuestiones fiscales, derribaron para siempre. Pero el mensaje quedó planteado y a través de multitud de medios de difusión, e incluso de enseñanza, se acabó considerando en Cataluña como algo que era lógico.

Juan Velarde

En la tarea de escribir la historia de España más de una vez es preciso señalar el trasfondo económico de las medidas adoptadas por los gobernantes. Conviene tener esto siempre en cuenta y saber si se atinó o no y si se reaccionó ante errores. Por eso me pareció interesante, tomando como base la serie del PIB a precio de mercado que, en euros de 2010 y para el periodo que transcurre de 1850 a 2014 recoge Jordi Maluquer de Motes en su libro España la economía mundial.

Juan Velarde

Conviene, desde la economía, dejar claras las cosas de la historia de España. La primera, que como tal entidad unida, surge tras los Reyes Católicos, al vincularse los reinos de Castilla y Aragón, al integrar en éstos la Navarra situada al sur de los Pirineos, al conquistar Granada y al expansionarse hacia Italia y enlazarse con países europeos, al iniciar su proyección en la costa africana del Mediterráneo, e iniciar la expansión en América. Todo eso crea, desde el punto del desarrollo material, una realidad concreta, la que se puede denominar, la España imperial. Se inició, pues, en 1492 -descubrimiento de América y liquidación del reino musulmán de Granada- y duró hasta 1808, Guerra de la Independencia y separación de la inmensa mayor parte de la presencia en el continente americano.

Juan Velarde

Si una política económica es complicada siempre, aún lo es más en cuanto se relaciona con la energía. La energía por sí misma es la que decidió la aparición de algo especialmente nuevo para la humanidad. A ella se debe la liquidación del modelo económico del neolítico, que poseía entonces una energía creada sobre todo para la ganadería, la guerra y el transporte. En aquella época, y duró la situación hasta el siglo XVII, el mundo se basaba en la energía animal, tanto para el transporte como para el auge de la ganadería, también para la guerra, desde luego para la agricultura y existía un añadido, el de la energía eólica, para mover la Marina mercante. Añádase a todo esto la energía calorífica, fundamentalmente procedente del carbón de leña y muy poco más.

Juan Velarde

Toda una serie de trabajos del Club de la Energía, de Funseam, coordinados éstos en buena parte, por cuatro expertos importantes (la profesora María Teresa Costa Campi, el ingeniero Arcadio Gutiérrez Zapico, el profesor Fernando Becker- y como coordinador el profesor García Delgado), más la revista Energy policy en su número especial de mayo de 2017 y las aportaciones que, desde la Real Sociedad Geográfica se efectuaron capitaneadas por José María Fluxá, y eso por citar únicamente recientísimas aportaciones, nos han informado de una serie de cuestiones vinculadas con la energía española que conviene sintetizar.

Juan Velarde

Como economista, al dirigir este verano los Cursos de La Granda en Asturias, experimenté dos sobresaltos. El primero, al combinar las aportaciones de dos excelentes economistas. El segundo, por la noticia de la decisión del Gobierno de cerrar la central nuclear de Garoña.