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El 'procés' y el freno a la economía

Foto: Dreamstime

La política económica española, sostenida hasta 1960, tenía un amplio origen. Por un lado, en las medidas disuasorias ligadas al corporativismo. Por otro, procedía de la reacción, sobre todo la relacionada con la política empresarial, sobre todo en Cataluña - recordemos el tancament de caixes ante la política fiscal de Raimundo Fernández Villaverde. Pero también surge un enlace doctrinal en el campo social, por las influencias mutuas establecidas entre el krausismo y la doctrina social de la Iglesia y, naturalmente, con el socialismo y la búsqueda de la paz social de la Restauración, sobre todo a causa del auge del anarquismo, muy potente en Cataluña.

Todo ello es lo que se halla en la política del Gobierno largo de Maura, dato que se suele omitir. Y también, en 1907, el papel del mundo conservador de Maura con la Institución libre de Enseñanza. Sirve para explicar la creación por Maura de la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Y precisamente en ese mismo año, 1907, es palpable también el auge del proteccionismo desde el punto de vista administrativo, a partir de la base del Arancel Salvador de 1905-1906. Y nada de esto va a ser alterado por Segismundo Moret, creado políticamente en el seno de la cuna del liberalismo económico, pero que cuando sucede inmediatamente al Gobierno largo de Maura, el 21 de diciembre de 1909, mantiene toda esa política económica maurista, que tenía también un fuerte apoyo social. Por eso, he calificado a Moret de ser, desde el punto de vista de la política económica, un "Fouché".

Francisco Cambó continúa por ese sendero con mucha fuerza. Basta leer el discurso que pronunció en Gijón el 8 de septiembre de 1918. Se trata en él de la necesidad de avanzar mucho más en las tesis del nacionalismo económico, que se había reforzado con las medidas citadas a partir del proteccionismo.

Otro catalán, Emilio Riu, va a defender precisamente ese nuevo paso adelante como director de la Revista Nacional de Economía donde Riu publicará, firmado por él, el artículo "¿Puede y le conviene a España ser un país independiente?" Su base era que, si se rechazaba el nacionalismo económico, pasaríamos a ser dependientes de los países que nos suministran los bienes esenciales para nuestra vida.

Cambó, en ese discurso en Gijón -previamente había ido como Ministro de Jornada acompañando a Alfonso XIII, porque era el día en que se celebraba el XII Centenario de la Batalla de Covadonga- y tras pasar de ese lugar a Gijón señaló en su discurso que, del modo que en el siglo VIII se había iniciado en Asturias la expulsión de un elemento foráneo, en 1918 era preciso iniciar una política que eliminase toda presencia extranjera en la actividad económica nacional, y esto, por supuesto había de llevarse a cabo de mil modos, ya en relación con la importación de mercancías, ya con lo que se refiere a empresas crediticias de otros países, ya respecto a inversiones de capitales, ya en la preparación de técnicos fundamentales para las actividades económicas. Y esto debe ligarse a que Cambó en 1922, logra poner en marcha una Ley Arancelaria, calificada en la entonces naciente Sociedad de las Naciones, como "la muralla china arancelaria española".

Josep Planos cuenta que tuvo, como remate, un complemento de funcionarios aduaneros, que se prefería además que fuesen catalanes, con la consigna de que alterasen al alza el valor de las mercancías que se importaban, con rectificación de las facturas, y así se incrementaban los derechos de importación. Como lo que de verdad se pagaba por ellas en el extranjero no era lo que se anotaba en la estadística de nuestro comercio exterior, surgió una falsa realidad de la magnitud del déficit comercial español. Por eso los economistas españoles más serios señalaron, como por ejemplo Flores de Lemus, que era falsa tal cifra. Más adelante se debe la corrección de parte de estas valoraciones de nuestra balanza comercial a Valentín Andrés Álvarez.

Cambó, además, cuando ocupó la cartera de Fomento, procuró orientar las infraestructuras de transportes, sobre todo de los ferrocarriles -tarea en la que colaboró con un dictamen José María Zumalacárregui- para enlazar con fuerza al mercado nacional, y así afianzar las posibilidades productivas. Cambó proporcionaba además una base crediticia a esto con la Ley de Ordenación Bancaria de 1921, asesorado por Bernis. Y esa es la política económica que frenó nuestro desarrollo, la que se esfumó en 1960, con el cese como ministro de Gual Villalbí, momento en el que aparece un impulso colosal, que llega hasta ahora, gracias a una política económica totalmente dispar, que abarca de Ullastres a Montoro y Guindos, pasando por Solchaga y Borrell.

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