Presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
Opinión

Cuando se inicia el año 2017 es evidente que al enfrentarnos con la situación económica norteamericana, evidentemente, es preocupante. Por supuesto, su PIB general y por habitante es muy alto en comparaciones internacionales, pero su crecimiento es débil. En el año 2015, el PIB estadounidense había tenido un crecimiento del 2,4%, pero en 2016, éste aumento se quedó en el 1,8 pro ciento y, en el último trimestre de 2016, al pasar sus cifras a tasa anual, surge sólo el dato del 0,7%. ¿No es esto, por sí solo, un serio motivo de preocupación?

Opinión

Por supuesto que la lucha del hombre para dominar las tinieblas llegó desde la prehistoria y hasta el descubrimiento, por un lado de la corriente alterna con su aplicación en el caso de la electricidad y por otro con el descubrimiento de Edison en 1879 que permitió construir las bombillas. Previamente había existido un preludio, gracias al gas del alumbrado a partir de 1792. Pero hasta entonces el mensaje de toda la humanidad estaba en aquella expresión Goethe en el agobio de sus últimos momentos cuando pronunció las célebres palabras de: "¡Luz, más luz!".

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Coordinado por Ana Rubio González, se ha publicado por la Fundación de Estudios Financieros, con el título de El cambio del modelo de negocio de la Banca (Madrid, 2016), una incitante aportación. Por supuesto que tiene interés en sí mismo este trabajo, fruto de uno de los Foros de Debate de la citada Fundación. Pero, tras su lectura, surge de inmediato al lector que es realmente impresionante lo sucedido en España, a partir de aquel artículo de Olariaga publicado en la revista España en 1915, y del que Maeztu aseguró la objetividad del autor, que entonces, tras su preparación en Inglaterra y Alemania, se incorporaba a la vida española. Y ese artículo se vinculaba a una serie de otros dos, que pasaban a tener como título global: El Banco de España, plaga nacional. Esa línea la va a seguir Olariaga con críticas al conjunto del sistema crediticio español que, en parte, se abre con una actitud muy crítica frente a Cambó.

Opinión

Han existido momentos decisivos en la vida española, literalmente mejorados por la acción de los economistas. Recordemos, por ejemplo, lo que en la Restauración, la Dictadura y la II República supuso Flores de Lemus. O lo que significó otro gran economista, Alberto Ullastres, para sacar a España de un proceso de fuerte decadencia. O de qué manera Fuentes Quintana consiguió que una crisis económica desapareciese y fuese posible culminar la Transición con la Constitución de 1978, gracias a esa decisiva intervención que se denomina Pacto de La Moncloa. Los buenos economistas forman parte del activo nacional y su desaparición daña las posibilidades de una política económica adecuada. Esto debe destacarse porque, de modo prácticamente simultáneo, han fallecido dos economistas muy importantes, José Ángel Sánchez Asiaín y Gloria Begué Cantón. ¿Qué papeles fundamentales jugaron en la vida española?

Opinión

La idea de Bolívar, cuando comenzó a triunfar en su separación de la Corte de Madrid, era imitar a los EEUU cuando se independizaron de la Corte de Londres. O por lo menos para el conjunto sudamericano que existiese una unidad política y económica. Pero fracasó. Una reunión convocada en Panamá con ese designio aumentó su decepción. Añadamos lo sucedido con sus compañeros en el movimiento independentista, como fue el caso de Sucre, que prefirió convertirse en la cabeza de un país independiente, Bolivia. El Virreinato de México que abarcaba Tejas, California, Florida, Nuevo México, y que se prolongaba hacia la América Central, fue liquidado bélicamente por los EEUU.

Opinión

Las estimaciones macroeconómicas muestran que en 2016 el crecimiento de la economía española ha sido uno de los más importantes del mundo desarrollado. Pero esta situación puede ser afectada por una reacción social que elimine toda racionalidad de la política en todos sus aspectos, del económico al de la convivencia, como consecuencia del impacto de fenómenos de corrupción. Por eso, actualmente el impacto electoral puede ser muy peligroso, y capaz de abrir el paso al poder a grupos populistas, los cuales hunden las posibilidades de una política económica seria. El desempleo, la inflación, la caída de la renta y del consumo, la necesidad de emigrar surgen derivados de la reacción social ante fenómenos de corrupción. La raíz de esto se encuentra en que existe una realidad generada por la evolución de nuestra estructura productiva, que se encuentra larvada por un fuerte intervencionismo administrativo, lo que en España se ve agravado por la superposición del procedente el Estado y el generado por las autonomías, con cierto añadido a causa de decisiones de los Ayuntamientos, esto último importante en relación con las grandes zonas urbanas.

Juan Velarde

Resulta conveniente mostrar de qué modo los economistas han reaccionado, una y otra vez, contra las situaciones planteadas por los políticos y generadoras a través de esos Gobiernos, de crisis muy serias. Más allá de nuestras fronteras tenemos, por ejemplo, las voces de los expertos en economía. Uno era Keynes discrepando de la frase del presidente Hoover de que "la prosperidad estaba a la vuelta de la esquina".

Juan Velarde

En esa obra de obligada lectura, a mi juicio, para todo ciudadano español interesado por conocer la raíz de los problemas económicos que le agobian, que es el libro de Jordi Maluquer de Motes, España en la economía mundial. Series largas para la economía española (1850-2015) (Instituto de estudios Económicos, 2016), en la página 91 se lee lo que sigue, y este juicio del profesor Maluquer de Motes es radicalmente cierto: la etapa "de peor trayectoria de la historia de la economía española es (la de) 2007 a 2014. Nunca antes el ritmo del PIB y del PIB per capita había sido tan contrario a la prosperidad general" y esto, añade, era comparable "tan solo (a)? esa etapa específica del trío de los trágicos años de guerra entre julio de 1936 y marzo de 1939". Y si prescindimos de la etapa bélica, la tasa previa anual de crecimiento del PIB por habitante fue hasta 1950 del -1,06% y de 2007 a 2014, de -1,47%. Tan seria situación obligó a adoptar medidas urgentes a través de una muy exigente política económica.

Juan Velarde

A comienzos de la Transición la situación política, como consecuencia además de la realidad económica, era extraordinariamente delicada. Por un lado existía una crisis fortísima que estaba hundiendo a buena parte del sistema bancario español. Por otra, las nuevas organizaciones sindicales habían generado una tensión social sin precedentes.