Firmas

La agricultura como puntal de nuestra economía

  • Los avances de otros sectores tienen que ser análogos a los del agrícola
Foto: Archivo

Todos los que hemos sido discípulos de Manuel de Torres recibimos el mensaje de que la agricultura española debe considerarse como uno de los factores clave para ampliar nuestro progreso económico. Y por eso, recientemente hemos pasado a contemplar muy críticamente la política francesa, aparentemente abierta hacia la competencia internacional desde Schuman con la creación de la Europa unida, pero que se separaba de ese mensaje, cuando se observaba a Giscard d´Estaing poniendo, ante el tema de nuestras posibilidades agrícolas en el ámbito comunitario, toda clase de dificultades, con objeto de obtener especiales ventajas para la agricultura propia. Por supuesto que todo esto se ha superado, pero todavía se observa, probablemente por su influencia electoral, dentro de la vida política del país, que siguen existiendo dificultades. Se habla de las inversiones francesas en Marruecos con productos afectados por la competencia española; también de asaltos en carreteras, e incluso de las dificultades en ámbitos diferentes al de la agricultura. Un caso es el de la energía, en cuanto las posibilidades que tienen las redes españolas de esta actividad de enlazar a través de Francia con el resto de la Unión Europea.

En síntesis, el sector agrícola español ha sabido superar toda una serie de frenos que le sofocaban. Esto ocurría en ocasiones con intensidad, como por ejemplo sucedía con los problemas derivados de la estructura de su función de producción. A causa del fuerte desarrollo industrial y del cada vez más fuerte auge de los servicios, la agricultura ha pasado a experimentar en esa función de producción una alteración colosal. La emigración hacia las zonas urbanoindustriales ha motivado una sustitución forzosa de la población activa agraria existente, por la inversión en las zonas rurales de incrementos de capital de todo tipo.

Así han surgido en nuestra agricultura, la maquinaria, el crecimiento creciente de la electricidad, el empleo del agua y de fertilizantes, todo ello para incrementar el valor añadido y con su repercusión inmediata en una mayor valoración en el mercado del suelo agrario. Transformación que inmediatamente obligará a que la acción empresarial en el sector rural pase a ser análoga a la que existe en cualquier otro sector, lo que inmediatamente produce un aumento en las posibilidades de expansión de las instalaciones productivas, como aconseja la ciencia económica a partir de Adam Smith. Pero esto ha supuesto, además, que ese aumento conseguido por una mayor dimensión productiva en todos los sentidos, haya borrado en nuestro país el tema, que parecía permanente, de la llamada "reforma agraria". El propio Pascual Carrión -autor de aquella obra clásica sobre el problema, titulada Latifundios en España, el cual, sobre la cuestión de la reforma necesaria en aquella época tenía el aval incluso de Flores de Lemus, a partir de un articulo publicado en The Times en 1914-, en la última parte de su vida mostró señales evidentes de que esa cuestión carecía de sentido.

Simultáneamente, en España pasó a existir una expansión notable en las zonas donde residen actividades industriales y de servicios, encabezada siempre en áreas urbanísticas. En ellas se ofrecían posibilidades de altos rendimientos económicos para nuestra población activa, y buena parte de la del campo lo abandonó. Eso explica que en él se hiciese también una rectificación de la organización empresarial, con aumento notable en los salarios, lo que exigía, como se acaba de señalar, ese incremento fuerte en actividades vinculadas con el factor capital. Y, de paso, se observa que, como estos problemas agrarios son nuevos, ese mensaje citado de una reforma agraria basada en la desaparición de los latifundios se ha esfumado de programas electorales que, por ejemplo, todavía en el año 1936 eran casi generales, con todas las matizaciones que quisieran, desde el Partido Socialista a Acción Popular o a Falange Española.

Añadamos a esto un cambio radical conseguido definitivamente por el enlace logrado en un proceso que se remonta al ingreso en España en la OECE, al Plan de Estabilización de 1959, al primer planteamiento de Castiella, en favor del Mercado Común Europeo, la labor negociadora de Ullastres y la culminación en 1985, con el Gobierno González, de nuestro ingreso en él. Esa entrada en Europa motivó que pasase a beneficiarse España de los planteamientos de la denominada Política Agrícola Común, la PAC.

Este cuadro general que he relatado ha creado una realidad que no se parece en nada a la anterior. Flores de Lemus había escrito un valioso ensayo sobre esas alteraciones, titulado Sobre una dirección fundamental de la producción rural española. En él se señalaba cómo, a causa del incremento del poder adquisitivo de los españoles, se generaba una alteración de la demanda interior de bienes rurales, pues se incrementaba, a costa de sobre todo los cereales y las leguminosas, la demanda de productos pecuarios. Así, tenían lugar fenómenos crecientes de peso de la ganadería, pero ello generó las consecuencias de la necesidad de alimentación animal que sólo se podía lograr, dentro de esa situación dinámica, con importaciones de productos vegetales no producidos en España, como por ejemplo con la soja. Y esto generó que, a pesar de ser España un espléndido competidor internacional en frutas y productos hortícolas, pasase a ser, hasta hace poco tiempo, un importador neto de productos del campo. Pues bien, y aún teniendo todo esto en cuenta, el progreso de la agricultura en su enlace con el exterior, se ha convertido en algo tan considerable que, hoy en día, su saldo, en el comercio, exterior se ha transformado en positivo. Y han existido noticias de exportaciones de estos productos españoles que hasta hace poco hubieran parecido inverosímiles. Ese experto notable en economía agraria que es Jaime Lamo de Espinosa, en una aportación sobre las consecuencias para todos los países de la aparición del Brexit por un lado y de los planteamientos del presidente Donald Trump por otro, en su artículo en Vida Rural el 1 de marzo de 2017, señalaba que nuestra balanza comercial agroalimentaria "mantiene un saldo positivo creciente que cerró 2016 en el entorno de los 2.700 millones de euros". Y un dato complementario: "Si consideramos los productos, vemos que el vino, los frutos rojos, los cítricos y las hortalizas frescas, suponen la mayor parte porcentual de nuestras exportaciones". Y esto también es posible vincularlo en relación con lo que sucede, concretamente, con el comercio que tenemos con el Reino Unido.

El conjunto de todos estos factores positivos es expuesto en un comentario en Agronegocios de 13 de febrero de 2018, donde se lee que "la producción de la Renta Nacional Agraria, a precios básicos, ha experimentado un aumento del 2,2% en valor, a causa del mecanismo de los precios, aunque la producción física vegetal ha descendido un 2,6%, a causa de la caída en cereales y aceite de oliva, datos que deben ser acompañados por la producción del sector animal". Añádase que ésto último sucede con un fuerte aumento en la producción de huevos (20,2%) y en leche (1,7%), porcino (1,15%), aves (1,0%) y bovino (0,9%), panorama con leve descenso del ganado ovino y caprino, pero con incrementos generales muy fuertes, como se ha señalado en ciertos sectores. También existe una baja considerable en el ganado equino. ¿No es evidente que todo esto está, además, vinculado con el crecimiento de la renta por habitante que se experimenta actualmente por la rectificación de la política de Zapatero, por el Gobierno Rajoy, a partir de 2014?.

Es un momento, el actual, en que la colectividad española barre definitivamente las dudas con que encabezaba su artículo La extraordinaria evolución del sector agrario español, el mencionado Jaime Lamo de Espinosa en Vida Rural de 15 de abril de 2017, al mostrar el hecho de que la sociedad española no había sido en ocasiones "consciente del gran salto realizado por la agricultura y, en general, por todo el sistema agroalimentario español a lo largo de las últimas décadas".

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