Presidente de honor la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas

A partir de los debates sobre la caída de la cotización de la peseta, allá por el año 1930, excelentes economistas comenzaron a integrarse en el Banco de España, ofrececiendo consejos adecuados para la buena marcha de nuestra política económica, talante que se aceleró a partir del final de la II Guerra Mundial. Ahora destaca el altísimo interés que tiene todo el conjunto de planteamientos efectuados por el Gobernador del Banco de España, Hernández de Cos, en su intervención desarrollada en el Congreso de los Diputados ante La Comisión de Asuntos Económicos y Transformación Digital, el 18 de mayo pasado, así como las palabras finales ante la misma Comisión, en el Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, del 18 de mayo de 2020, pág-42.

Una vez más, los españoles tenemos que demostrar agradecimiento por los servicios del Banco de España. Cuando, como consecuencia de la caída de la cotización de la peseta, en los momentos finales de la Dictadura de Primo de Rivera, los economistas más importantes de entonces presionaron para que se actuase explicando el amplio conjunto de decisiones adecuadas para que el bienestar económico no se viese perturbado, iniciaron para ello un cambio en un aspecto del Banco de España. Se decidió que se vinculasen a él economistas importantes, que en aquel momento hicieron que, por ejemplo, Fernández Baños ofreciese en él, por primera vez, la balanza de pagos de España. A partir de entonces, se incorporaron multitud de altos expertos . Y desde luego, conviene señalar que las advertencias del Banco de España tienen mucha importancia y fueron una de las bases esenciales del gran cambio de nuestra economía, precisamente, desde 1959. Pero también existieron faltas de recepción por el Gobierno, respecto a sus consejos. Personalmente, recuerdo las desesperaciones de Luis Ángel Rojo, al observar el desprecio de las medidas aconsejables que estaba dando, cuando una crisis bancaria se llevó por delante al Banco Español de Crédito y a medio centenar de otras instituciones crediticias.

En estos momentos de crisis muy seria que, precisamente, nos golpea con fuerza extraordinaria, debido al impacto que sobre la economía española tiene el turismo, el cual se frena como resultado de la pandemia, es curioso revisar de qué manera apareció este sector con un peso tan fundamental en nuestra vida económica. Una comprobación de este peso la tenemos, sencillamente, con consultar una obra tan conocida como la de Ramón Tamames y Antonio Rueda, Estructura económica de España, donde dedica al apartado sobre el turismo, unas páginas sobre la energía eléctrica, que siempre se consideró clave para exponer la marcha de nuestra economía.

La crisis del coronavirus puede causar, si no se sabe reaccionar adecuadamente, daños irreparables a nuestra economía. Es preciso tomar nota de esto, porque ya surgen síntomas vinculados a lo que, por lo que se percibe, se unen a incrementos adicionales, incluso, peligrosos que resulta obligado rechazar. A todas estas circunstancias es preciso agregar otro déficit seguro: el derivado del sector exterior, tanto de la balanza de bienes como no digamos en la de servicios, dado lo que sucede, y puede persistir, en el turismo. Debería agregarse la posibilidad de un aumento del desempleo, ese que situaba a España, una y otra vez, en el conjunto de los peores países con altas tasas de ese dato. Esto dará lugar a problemas con la opinión pública y, para conseguir su aplauso, se recurrirá al anunciado intento de alterar radicalmente la reforma laboral de Rajoy, lo que generará, aún más, enorme incremento del paro. Por todo lo dicho, hay que recomendar que, de momento, estemos muy atentos, no solo a datos inmediatos, sino a lo que de ellos se deriva en planteamientos a largo plazo, incluyendo lo que puede suceder en el mundo financiero, y por ello conviene estar muy al tanto de lo que se indique desde el Banco de España.

Son estos momentos obligados para que los economistas se planteen incluso el valor que tienen las decisiones de la política económica ante la convergencia de un creciente proceso de desglobalización y una perturbación considerable a causa de lo provocado en la estructura disponible de factores productivos por la pandemia. Como la respuesta a ambos problemas ha provocado una polémica en España, las decisiones exigidas por la Constitución de 1978, hacen que podamos contemplar debates importantes sobre tales cuestiones, y por eso, está claro que surgen temas que conviene se divulguen. Desde luego, en el caso de España, exigen conocer cual debería ser el modelo básico para una política económica perfectamente vinculada con la apertura hacia la economía internacional. De ahí se deriva que es máximo el interés para conocer las consecuencias obligadas, que son exigidas porque exponen nuestras vinculaciones de todo tipo con Europa, con Iberoamérica, y naturalmente, con EEUU. Nuestro futuro obliga a un análisis crítico de cómo se está reaccionando y, simultáneamente, de cómo se debate esto por parte de los legisladores, muy especialmente, en sesiones del Congreso

Al contemplar las medidas que ante esta epidemia se aplican en España, como consecuencia de la extensión del problema, se observa que tienen que ser criticadas, si se esperan unas adecuadas medidas obligadas de política económica. Tales medidas habrán de ser las derivadas de planteamientos de la macroeconomía, de la estadística, de la econometría, incluso en ocasiones de la microeconomía. Actualmente, por ejemplo, da la impresión de que no se puede dejar a un lado la declaración de la profesora Carmen Reinhart, hecha a elEconomista del pasado 31 de Marzo, que coloca a España en el grupo de los 11 países avanzados, donde también se encuentran Estados Unidos, o el Reino Unido. Una serie de importantes consecuencias se derivan de esa inclusión, porque deben servir para, automáticamente, resolver nuestros problemas como lo hacen otros países de ese grupo.

Acierta, una vez más, Jaime Requeijo, cuando nos señala que el colosal choque económico derivado de la pandemia del coronavirus provoca la aparición del fenómeno de la desglobalización y eso, ¿por qué es tan importante para España, y por qué debe estudiarse con extraordinario interés?

Como consecuencia de la epidemia, ha quedado claro que el impacto sobre los países es exactamente igual a cuando se desata una guerra. El crecimiento derivado de un conflicto bélico es negativo, porque los factores de la producción han quedado alterados; y con una epidemia, la población activa se reduce y también las po- sibilidades de inversión quedan restringidas. Vamos a ver, inmediatamente, una reducción en la marcha del PIB, también en el empleo, e igualmente en el tráfico internacional.

Parece que ciertas decisiones de política económica tendrían que vincularse, prioritariamente, a la creación de un fuerte desarrollo de nuestra economía. Pero esto ¿se contempla como algo fácilmente posible? He ahí un problema que genera un déficit en nuestra economía, el de la observación de ese raquítico incremento del PIB, y esperar que no contemplemos cifras negativas.

Prácticamente, en lo que consideramos como el mundo civilizado, y después de multitud de debates, el papel que tienen los empresarios se muestra de modo creciente. Sus biografías se tienen en cuenta cada vez más, y desde luego, en el caso de Plácido Arango, esto es evidente. Cuando observamos su vida, se tiene que destacar, entre otras cosas, que este empresario que se analiza ha triunfado. Esa victoria evidencia que ha cumplido adecuadamente con el papel que tiene, al ser pieza clave de la vida económica. Esto se ha explicado en multitud de estudios de economía, como en el de Von Thünen, que nos recordó Stackelberg en sus Principios de Teoría económica, acerca de qué manera, precisamente, ese triunfo contribuye eficazmente al conjunto del desarrollo económico. A esta postura perteneció, con claridad, Plácido Arango, clave en el avance continuo de la llamada "economía libre de mercado". El resultado de ese triunfo empresarial se difunde así por todo el conjunto de la economía.