Presidente de honor la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
Juan Velarde Fuertes

Conviene, con todas las limitaciones que respecto a las estimaciones macroeconómicas han expuesto todos los expertos en el empleo de esas magnitudes, contemplar cómo hemos conseguido salir de una situación penosa que arrastrábamos desde nuestra plena incorporación a la Revolución Industrial, que tuvo lugar en el reinado de Isabel II, una reina tan injustamente criticada, a pesar de que, en gran medida, fue la que nos incorporó a la realidad económica, social y política contemporánea.

Juan Velarde Fuertes

En el ámbito de la economía no existen medidas fáciles. Como señalaba Von Thünen, para el empresario que quiere prosperar, "el sueño le huye de su lecho". La situación de los asalariados, una y otra vez, se ha señalado. Pero lo mismo sucede con los dirigentes de la política económica de un país. Basta en España leer las tensiones y exigencias que, para salir de la crisis de 2008-2009, pasaron a experimentar Montoro y Guindos, como acaba de exponer éste en su reciente y magnífico libro España amenazada (Península, 2016).

Juan Velarde Fuertes

Una vez más se ha puesto en acción un empeño de escindir Cataluña de España, a pesar de haber sido algo estrechamente vinculado con la nación española desde que ésta nació en 1492, gracias a la acción de los Reyes Católicos, y dentro de una realidad nueva, que superaba la feudal que se abandonaba. Todo lo catalán se convirtió en algo muy español.

Juan Velarde Fuertes

Estamos en unos momentos de polémicas. Por una parte, de la necesidad de que existan barreras económicas y, simultáneamente, como sucedió en 1919 y como tuvo lugar a partir de la formidable crisis de 1930, que es urgente poner en acción políticas económicas nacionalistas. En Europa, y tras las recientes consultas electorales más la cuestión del Brexit, que tuvo el preámbulo de la libra independiente del euro esto ha resurgido.

Juan Velarde Fuertes

Dejo a un lado el conjunto de planteamientos políticos, patrióticos y sentimentales que se alzaron, en España y en Inglaterra, como consecuencia del Tratado de Utrecht. Inglaterra, en el inicio de ese cambio profundo que le había provocado la Revolución puritana de Cromwell y que iba a iniciar la Revolución Industrial y, con ella el acompañamiento, gracias a la economía clásica tras las cabezas iniciales de Adam Smith y David Ricardo, de una búsqueda de expansión del mercado, culminada tras la polémica sobre la cuestión de los cereales. La posesión de Gibraltar se convirtió así en el inicio de la expansión británica por el Mediterráneo, frente a españoles, franceses, austriacos y turcos y en un pivote esencial para cambiar el papel de los virreinatos españoles en América. La batalla de Trafalgar, con la ruina marítima, que culminaba la derrota anterior en el Cabo de San Vicente, mostraría ese papel de Gibraltar para la expansión hacia América a favor de la economía británica. Todo esto culminará con las ocupaciones de Malta, de Chipre, la alianza con Grecia y sobre todo la apertura del canal de Suez, la liquidación progresiva del califato turco en Egipto, y en la Península Arábiga, y el enlace con la India y el resto de la expansión asiática.

Juan Velarde de Fuertes

En los Cursos de La Granda tuvo lugar, con Arcadio Gutiérrez Zapico, director general de Enerclub como director, un curso titulado 'La transición energética. Hacia un modelo más sostenible'. En él, un conjunto de 12 expertos expusieron los mil y un aspectos que ofrece la realidad energética española, y de qué modo podía ésta mejorar. Esa es una exigencia para que el desarrollo económico español sea el adecuado. Los planteamientos fueron muy rigurosos y, me atrevo a decir, implacables por su cobertura científica.

Juan Velarde Fuertes

En el ya lejano año de 1951, al redactar el ensayo Sobre la decadencia de España, ofrecí el nombre de fenómeno 'don Quijote' a lo que estimaba -y estimo-‑ que era uno de los ingredientes fundamentales del anquilosamiento económico español que, desde inicios del siglo XVII llegaba entonces hasta mediados del siglo XX. Y todo había comenzado cuando España, en el inicio de la Casa de Austria, pareció decidirse a implantar en todo el orbe, y desde luego, de modo inmediato en Europa y América, la divisa famosa de 'un Monarca, un Imperio y una Espada'. Lo iba a procurar en plena Reforma e intentando que fuese al servicio del catolicismo, pero esta finalidad la iba a intentar con gran limitación de medios económicos.

Juan Velarde Fuertes

No es indiferente el lugar que ocupa una nación en el conjunto del planeta. Si es fácil su enlace con grandes mercados, el estar donde ha colocado al país la naturaleza, le provoca opulencia. Pensemos, sin ir más lejos, en el caso de Suiza. La base natural geográfica es lamentable. Montañas por doquier; clima áspero en buena parte de su superficie; carencia de una importante y exportable riqueza agraria; no hablemos de la escasez de minerales; lejanía del mar, y a causa de la separación de sus montañas, diversos idiomas, en ocasiones tan dispares como el italiano y el alemán.

Juan Velarde Fuertes

La economía da pistas para corregir la corrupción, un fenómeno preocupante, no sólo desde el punto de vista moral y patriótico, sino porque, como mostró un número monográfico del Journal of Economic Literature existe una alta correlación positiva entre limpieza económica y crecimiento del Producto Interior Bruto y del empleo. Un fuerte castigo a los corruptos, como mostraron las investigaciones efectuadas en la London School of Economics por Fritz y Opoku-Agyemang son importantes en este sentido.

Juan Velarde Fuertes

La Guerra Civil, que se inició hace ochenta años, sólo podía tener un ganador a causa de la economía, la cual, desde el 18 de julio de 1936 al 1 de abril de 1939 tenía activos en un bando y se privaba de ellos en otro. Al menos seis realidades en este sentido estuvieron en acción.