Presidente de honor la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
Juan Velarde Fuertes

La que se suele denominar "revolución keynesiana", o quizá de modo más riguroso, "revolución macroeconómica", que surge con fuerza nada más concluir la II Guerra Mundial en alianza con la denominada "economía del bienestar", ha provocado un forzoso replanteamiento de nuestra política económica. En primer lugar es absolutamente preciso que prosiga la apertura exterior de la economía española, un proceso cada vez más ampliado a partir del Plan de Estabilización de 1959. Ello obliga a conseguir, en todos los aspectos, tener menos fronteras con Europa. Naturalmente que ello exige eliminar situaciones, como las de Gibraltar y su capacidad financiera perturbadora, y desde luego no solo frenar el impacto del Brexit, sino consolidar más aún el área de la proyección de la UE, tanto hacia el Báltico como hacia el Este.

Juan Velarde Fuertes

La decadencia en la situación internacional de España, que había quedado clara tras la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis y del Congreso de Viena, continuó en el siglo XIX y los comienzos del XX, culminando en la II República. En lo económico se basaba en una cuádruple combinación de fuerte proteccionismo, un internacionalismo ligado a un corporativismo generalizado, fuerte tensión social y una financiación basada en un Banco de España que, con su política respecto a la deuda pública y a la peseta, la alejaba de todo patrón monetario.

Juan Velarde Fuertes

La economía libre de mercado es la base precisa para que progrese una economía nacional, con todo un conjunto de limitaciones lógicas, como las derivadas en relación con los controles financieros tras el planteamiento Arrow-Debreu o, si tenemos en cuenta aquello que Keynes señaló de forma clarísima en The end of laissez faire, al escribir que era importante para la Administración "no hacer cosas que ya están haciendo los individuos y hacerlas un poco mejor o un poco peor, sino hacer aquellas cosas que, en la actualidad, no se hacen en absoluto".

Juan Velarde Fuertes

Los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, han planteado una oposición frontal, con amenazas en forma de manifestaciones y otras acciones de resistencia, a la actual política económica basada, en la parte que se refiere a la búsqueda de un mayor empleo, en la flexibilización del mercado laboral, abandonando toda actitud fundada en lo que, una y otra vez sostuvieron los economistas españoles, estuviesen, o no, en el ámbito político. Porque conviene en este sentido recordar que hay, en el mundo científico, una admisión que se remonta al artículo de A. W. Phillips, The relation between unemployment and the rate of change in money wage rates in the United Kingdom, aparecido en Economica, noviembre de 1958.

Juan Velarde Fuertes

En 1920, cuando reinaba en Rusia un auténtico caos, derivado de la guerra civil que siguió al golpe bolchevique de 1917, completado con las medidas socializadoras que el triunfo sobre los mencheviques exigía, Lenin se iba a ver obligado a poner en marcha una rectificación. La vuelta al mercado que así se produjo recibió el nombre de NEP (Nueva Política Económica), y para justificar ese cambio publicó, como preludio, una obra titulada El izquierdismo, enfermedad infantil del socialismo y del comunismo.

Juan Velarde Fuertes

Como señala Jaime Requeijo en el artículo La incorporación de la economía española a los mercados mundiales, aparecido en el número monográfico La economía española en el reinado de Juan Carlos I de Información Comercial Española, mayo-junio de 2016, "a partir de 1959, el modelo autárquico se había ido desvaneciendo progresivamente, pero los cambios políticos iniciados en 1976 y culminados en la Constitución, eliminaron no solo las barreras políticas sino también, y de forma progresiva, las económicas". Y esto lo ratifican las cifras.

Juan Velarde Fuertes

Son éstos momentos muy destacados de la economía española. Por jugar a que no existiesen problemas considerables, el entonces Gobierno, con claras tendencias populistas, de Rodríguez Zapatero logró alcanzar, respecto al PIB, los mayores porcentajes de déficit del sector público en el año 2008. Y eso conviene tenerlo en cuenta ahora. ¿Dónde se generaron? En el gasto total, ese año el porcentaje mayor correspondió a las comunidades autónomas, un 36%. Después venían las corporaciones locales -un 23 %- y al Estado y sus organismos sólo correspondía un 22%. El resto, un 19%, procedía del mundo de la Seguridad Social.

Juan Velarde Fuertes

Este es un momento en el que, como consecuencia de los sucesivos resultados electorales, el panorama recuerda, en más de un sentido, a la realidad parlamentaria que a lo largo de la II República impidió desarrollar una política económica, entonces adecuada a la etapa de la Gran Depresión. Los testimonios de dos grandes economistas, Agustín Viñuales y Gabriel Franco, que fueron ministros con Manuel Azaña, el primero en 1933 y el segundo en 1936, y ambos en la cartera de Hacienda durante tres meses solamente, lo aclaran. Señalan que el caos político general, a más de la incapacidad de Azaña para entender la realidad económica, les obligaron a marchar dando un portazo.

Juan Velarde Fuertes

En estos momentos contemplamos, en el conjunto tanto de la economía comunitaria europea como de la mundial, una más que aceptable realidad española. En tasas anuales de crecimiento del PIB se espera que en el conjunto mundial, especialmente como consecuencia del impulso de algunas economías emergentes y del conjunto europeo, crezca en 2016 el PIB un 3,1%. Para el conjunto de los países desarrollados -la eurozona, el Reino Unido, Estados Unidos y Japón, crecerá un 1,5%-. Pues bien, España lo hará en un 3,1% y además con 0% de inflación.

Juan Velarde Fuertes

Las características de nuestra economía habían sido, desde el inicio de la Restauración en 1874 hasta 1959, las derivadas del cierre de posibilidades de importar. Por ejemplo, cuando se lee la colección de la Revista Nacional de Economía, en 1916 impresiona cómo esto Emilio Riu lo vinculaba a que España fuese (si tenía aislamiento, o no; si existía apertura) un país independiente, en el artículo ¿Puede y le conviene a España ser nación independiente? Como ha señalado esa gran investigadora de cuestiones de la economía contemporánea española, que es Elena San Román todo esto culmina con la influencia "que el nacionalismo del primer tercio del siglo XX ejerció sobre las autoridades económicas civiles en la inmediata posguerra.