Opinión

El papel de los economistas

El Gobierno debe apoyarse en expertos no en cualquiera en ámbito económico

Al contemplar las medidas que ante esta epidemia se aplican en España, como consecuencia de la extensión del problema, se observa que tienen que ser criticadas, si se esperan unas adecuadas medidas obligadas de política económica. Tales medidas habrán de ser las derivadas de planteamientos de la macroeconomía, de la estadística, de la econometría, incluso en ocasiones de la microeconomía. Actualmente, por ejemplo, da la impresión de que no se puede dejar a un lado la declaración de la profesora Carmen Reinhart, hecha a elEconomista del pasado 31 de Marzo, que coloca a España en el grupo de los 11 países avanzados, donde también se encuentran Estados Unidos, o el Reino Unido. Una serie de importantes consecuencias se derivan de esa inclusión, porque deben servir para, automáticamente, resolver nuestros problemas como lo hacen otros países de ese grupo.

Nada, en cambio, es lo que se deriva de cualquier charla de café entre amigos que, un poco en serio, hablan pero no han estudiado jamás economía. Porque ahora ¿se ha visto, asesorando a las recientes políticas económicas del Gobierno, a algún brillante profesor de Análisis Económico, como podría ser, por ejemplo, un Hortalá, catedrático de la Universidad de Barcelona, para dictaminar sobre nuestras posibilidades ante lo que ocurre? Al decidir cierres de fábricas, ¿se tuvo conocimiento de qué sectores generaban mayores problemas graves, no sólo en su ámbito, sino en el general?¿Se ignoró así el papel que para ello significa el empleo de la Tabla Input-output o, denominándola en español -con permiso del economista y académico de la Real Academia Española, José Terceiro-, Tabla de Insumo-Producto? Y ya que he señalado esto, creo que debo agregar que, como Carmen Reinhart, conocedora de la economía mundial y la española -por eso, los que formábamos parte del Jurado del Premio Rey Juan Carlos de Economía se lo concedimos unánimemente- nos ha situado en el grupo de los 11 países avanzados económicamente, y es obligado actuar técnicamente como ellos actúan.

Ante esta amenaza solo surgen una serie de medidas dispares de un grupo de ignorantes

Los políticos hicieron caso, más de una vez, a la opinión de muy importantes expertos. Se debe señalar que precisamente entonces así se pudo comenzar la larga etapa de conversión de España, de ser país subdesarrollado a ahora estar conceptuado como uno de los avanzados del mundo. ¿Volvemos atrás? Hace todavía un siglo, precisamente en 1921, fue cuando Cambó, como ministro de Hacienda, puso en marcha una política arancelaria y crediticia que constituyó la base de innumerables "males de la patria", algunos de los cuales se han logrado rectificar sólo recientemente. Recordemos que Cambó había arrojado a Flores de Lemus de su puesto clave como asesor en el Ministerio de Hacienda: lo he comprobado en la correspondencia que mantuvo este gran economista con Maura, en el archivo que se conserva en la Fundación de éste. Y en cuanto a la II República, Marcelino Domingo, en colaboración con Largo Caballero, puso en marcha una política agraria ignorante radicalmente de la ley de King, esa que se expone en cualquier manual elemental de economía; hundió la economía cerealista española y, como esa política fue criticada con dureza por un buen economista Bermúdez Cañete, Marcelino Domingo, como ministro, se las arregló para arrojarle fuera del puesto de Técnico Comercial del Estado, que había logrado Bermúdez Cañete por oposición, argumentando una absurda vinculación de este economista con un golpe de Estado. Y cuando el Gobierno de Azaña emprendió una política económica aberrante, el conocido economista Perpiñá Grau la calificó, en un artículo publicado en enero de 1935 -en la famosa revista científica de economía Welwitschaftliches Archiv- como continuadora de la que se había iniciado a partir del desastre de 1898, creando un auténtico "sistema autárquico español".

¿Y cómo se alteró, superándolo, todo esto? Pues cuando una serie sucesiva de Gobiernos comprendieron que merecía la pena, en las situaciones económicas nuevas que habían surgido, hacer caso de los economistas, aprovechándose, además, de la existencia de algunos excelentes en España.

Las nuevas realidades que siguieron a 1953, momento en que España decidió abandonar su tradicional neutralidad y entrar en la Guerra Fría, como aliada de Estados Unidos, le exigieron afrontar medidas que crearon finalmente la nueva realidad económica iniciada en 1959, a partir de ciertas decisiones iniciadas en 1954. Una procedió de Valentín Andrés Álvarez, que precisamente para 1954 puso en marcha la Tabla Input-Output; y en el mismo año, Manuel de Torres, con su equipo universitario, construyó la Contabilidad Nacional. A renglón seguido, el nombrado Director del Servicio de Estudios del Banco de España, Joan Sardá, enlazó perfectamente con todos los mensajes del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, con los adecuados planteamientos contables del sistema financiero. Todo esto hizo posible que otro catedrático de Economía y discípulo de Flores de Lemus, Alberto Ullastres, al ser ministro, inmediatamente decidiese superar los problemas que había denunciado en 1935 Perpiñá Grau.

Prescindir de los expertos en estos momentos no es que sea peligroso, es que es suicida

Con estas colaboraciones de asesoramiento por parte de importantes economistas, todos ellos muy críticos respecto a lo que se heredaba, surgió un nuevo modelo de economía libre de mercado, con apertura grande al exterior, con mejoras en la realidad crediticia, como por ejemplo al decidir la estatificación del Banco de España. Añádase su coordinación intelectual con los economistas de la Escuela de Lausana -sobre todo con Stackelberg y Eucken-, que tuvieron mucho impacto tanto en Ullastres, como en Valentín Andrés Álvarez, en Castañeda y otros importantes economistas españoles.

Así comenzó el proceso de fuerte desarrollo en nuestra economía, que inmediatamente no cesó de avanzar, salvo el tropezón de la crisis generada por quiebra del Lever Brothers, ampliada en España por Rodríguez Zapatero. Este inicio de expansión va a ir continuamente acompañado del asesoramiento de economistas notables.

El primer paso, después del Plan de Estabilización de 1959, se produjo con el Acuerdo Preferencial logrado en Bruselas con la Europa Comunitaria de 1970, en el que, a más del apoyo diplomático, fue esencial que Torres y Alcaide, asesorasen a Ullastres con los datos derivados de una actualización de la Tabla Input-Output. Cuando se inició la Transición, un naciente mundo sindical creó una violenta realidad economicosocial que amenazaba la continuidad del progreso económico conseguido. Un joven y brillante economista, Enrique Fuentes Quintana, discípulo de prácticamente todos los citados anteriormente, con un grupo de colegas, explicó a España, en una famosa intervención televisiva, el riesgo que se corría, y logró convencer a políticos clave, como Felipe González, y también -soy testigo- en un almuerzo en un restaurante de la calle Larra, a un grupo muy destacado de dirigentes sindicales, con lo que fue posible que, en1977 naciesen, con toda amplitud, los Pactos de la Moncloa, gracias también al apoyo político de Landelino Lavilla, con lo cual desapareció el riesgo. Algo después, otro joven economista, Carlos Solchaga, comprendió, como decían los maestros más importantes -uno de ellos era Luis Ángel Rojo-, que había llegado la ocasión para España de participar, desde su comienzo, en el área del euro, lo que ocurrió desde 1989.

El mundo académico de los economistas españoles pasó, pues, a ser el protagonista orientador de los gobiernos sucesivos de Franco, Suárez, Felipe González y Rajoy quienes siguieron habitualmente los consejos económicos procedentes de ellos. Y no se puede olvidar tampoco el impacto causado por el vibrante artículo publicado en el órgano comunista Nuestra Bandera, por el gran economista Julio Segura.

La duda que surge con las decisiones actuales, es si se vuelve a situaciones anteriores a 1953, porque en estos momentos no existe el más pequeño rastro de que, ante la fuerte amenaza económica que para todo el mundo se pronostica, surjan otras medidas dispares de las que se derivarían de un grupo de ignorantes de economía en una tertulia de cualquier café. Es lamentable que se considere enemigo a quien ponga en marcha duros análisis críticos paralelos a los de Manuel de Torres, cuando publicó su ensayo Juicio de la actual política económica española, que motivó, de inmediato, se aceptase . Y ahora sería ignorar los consejos que ante la economía de guerra, tan semejante a la planteada por la pandemia, hizo Keynes en 1941. En suma, desconocer el papel clave de los economistas, no es que sea peligroso, es que es suicida.

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