BBVA va a culminar en los próximos días el proceso de cambio de imagen en México, enterrando definitivamente Bancomer y dando por finalizado la adaptación al nuevo 'look' global. El grupo español que inició este camino hace dos años en todas las filiales extranjeras con el fin de unificar su marca, salvo en Turquía, pasará a denominarse socialmente BBVA México, eliminando por completo el distintivo por el que ha sido conocida su filial hasta la fecha. En el resto de geografías el plan ya había terminado, según fuentes de la entidad.

La banca no solo ha decidido incrementar sustancialmente los intereses que abona a los clientes particulares por determinados depósitos, sino que ha relajado el cobro de los excedentes de liquidez de las empresas. Hasta el punto que suma dos meses en la que el dinero de las compañías en las entidades vuelve a rentar, aunque mínimamente, a pesar de que el euribor seguirá en negativo durante un periodo largo de tiempo.

Las restricciones por la pandemia y el temor por la incertidumbre económica han impulsado el ahorro de empresas y familias, pero no en todas las regiones el crecimiento ha sido el mismo. Según los datos del Banco de España, los depósitos y cuentas bancarias subieron entre marzo de 2020 y marzo de 2021 (prácticamente todo el periodo de limitaciones de movilidad y Estados de Alarma) un 8%, es decir, en más de 100.000 millones. Una tendencia que ha continuado en los siguiente meses.

Los bancos han encontrado en el negocio hipotecario la manera principal para captar clientes a lo largo de la pandemia. El comportamiento de este segmento de actividad ha sorprendido al sector y las entidades están registrando máximos históricos de operaciones en los últimos meses, una situación que ha llevado a una guerra de precios prácticamente total y que ha llevado a estos créditos a que vuelvan a ser, de media, más baratos que en la zona euro. Esta circunstancia no se veía desde mediados de 2018, cuando de manera puntual, en el mes de septiembre, se comercializaron con precios más bajos.

De nada han servido los reclamos de los supervisores (Banco de España y BCE) al sector financiero para que siguiera aumentando el nivel de provisiones ante las alertas de una posible subida de la morosidad y un aumento de los deterioros de los activos por la incertidumbre de la crisis sanitaria. Las entidades de nuestro país han empezado a reducir drásticamente su colchón tras los esfuerzos realizados el pasado ejercicio, cuando llevaron cabo dotaciones extraordinarias para afrontar la pandemia.

Bankinter y Abanca son los únicos bancos que han logrado elevar los ingresos brutos por intereses en el último año, pese al descenso del euribor (que se encuentra en negativo desde 2016) y las moratorias y carencias concedidas en los préstamos como consecuencia de la crisis del coronavirus. Kutxabank ha defendido con un impulso de la actividad esta partida, la principal de cualquier entidad, con un mantenimiento del importe.

Las financieras de consumo están siguiendo los pasos de los bancos y están reduciendo personal para ganar eficiencia operativa y adaptarse al imparable entorno tecnológico. De acuerdo con las últimas cifras disponibles, del Banco de España, los establecimientos de crédito redujeron el año pasado en un 9,5% su plantilla.

El Santander y Hyundai tienen todo preparado para iniciar la operativa de su financiera de vehículos en Italia, ampliando así su alianza en Europa de hace un par de años y que se circunscribía hasta ahora al mercado alemán para las marcas del grupo coreano (que incluye Kia).

CaixaBank ha realizado los primeros cambios en la estrategia hipotecaria de Bankia, tras su fusión. A diferencia de la campaña unificada en préstamos al consumo, lanzada a mediados de mayo en ambas redes, los créditos para la adquisición de la vivienda son diferentes y son más baratos en las sucursales de la entidad absorbida.