
La banca, de manera silenciosa, está elevando los intereses que paga por los depósitos de los clientes a pesar de que cuentan con liquidez sobrante y del euribor en negativo. No de todos, pero sí de algunas modalidades, con fin de evitar la fuga de usuarios, frenar la sangría en este producto y captar usuarios de la competencia.
Así, los tipos que abonan por las imposiciones con plazos de vencimiento entre uno y dos años, registra una fiebre ascendente, que pasa del 0,06% de diciembre del año pasado al 0,46% de junio del presente ejercicio.
Esta rentabilidad ofrecida por el ahorro a los particulares (no a las empresas), es sin comisiones, por lo que el rendimiento es algo inferior a los usuarios y de manera general la retirada del dinero está penalizada. Sin embargo, las entidades consiguen ingresar dicha tarifa y ofrecen, al tiempo, una solución a determinado colectivo, que pretende lograr algún tipo de rendimiento sin contratar productos de inversión, donde se suele asumir determinados riesgos.
Pese a esta subida de los intereses, el ahorro de las familias se continúa canalizando hacia las cuentas a la vista, por las que los bancos no pagan nada. Un ahorro que, fruto de la crisis, se ha incrementado sustancialmente. Y que, a juicio de los expertos y del propio sector, será clave en la recuperación de la economía a través de una mayor gasto en los próximos años.
Los saldos nuevos captados en las imposiciones a uno y dos años por el sistema financiero español no solo no ha subido, sino que ha bajado a pesar del alza de los intereses. En diciembre, el volumen alcanzó los 1.700 millones, mientras que en los siguientes meses bajó hasta la franja de los 600-700 millones.
En el resto de modalidades de depósitos a plazo de los hogares, según los datos del Banco de España, no hay grandes variaciones en las tipos que abonan las entidades, que son prácticamente del 0% si se tiene en cuenta las comisiones que se aplican.
Traslado a cuentas a la vista
Debido a estas nulas rentabilidades, los clientes han ido trasladando poco a poco a las cuentas corrientes, en las que la retirada de los fondos no conlleva ningún coste. Desde que el BCE empezó su política expansiva en la pasada crisis financiera el traspaso ha sido incesante, sobre todo desde que el euribor entró en negativo. El volumen total de coste depósitos ha caído este 2021 por primera vez de los 100.000 millones de euros. En 2012 y 2013, este importe superaba los 400.000 millones. Por contra, el dinero a la vista de los hogares totaliza en la actualidad casi 850.000 millones, mientras que hace ocho año años, sobrepasaba los 300.000 millones.
Además, hay otro movimiento desde entonces de los depósitos y de las cuentas tradicionales a los fondos de inversión, una práctica que las entidades incentivan para elevar sus ingresos por comisiones, que son más altas que los que obtienen por el dinero considerado 'dormido'.
Desde hace tiempo, ningún gran banco comercializa activamente depósitos a plazo y tan solo algunas entidades que operan por internet y de nuevo cuño ofrecen altas rentabilidades, con el fin de atraer usuarios. En algunos casos, éstas están teniendo una aceptación por el público, sobre todo más joven, y está provocando ciertos temores a las grupos más tradicionales.
A diferencia de lo que ocurre en el segmento de los particulares, la estrategia del sector con el dinero de las empresas pasa por un aumento de las comisiones y de la aplicación de los tipos negativos, es decir, que cobran cada vez más por su liquidez para compensar el euribor bajo cero. De media reclaman un interés que ronda el 0,3%. Tan solo varios bancos están aplicando esta política en el mundo de los hogares para saldos elevados o altos patrimonios.
Comisiones o tipos negativos
Desde principios de año, BBVA empezó a cobrar por las imposiciones en cuentas o depósitos por encima de los 100.000 euros, una franja que también ha establecido recientemente Caja de Ingenieros. ING ha sido el más ambicioso en este terreno y desde abril pide una comisión por encima de los 30.000 euros sin tener domiciliada la nómina.
El resto de entidades, de momento, no quiere hacer un movimiento de esta naturaleza ante el riesgo de que haya una fuga de clientes y de dinero, tal y como ha advertido el BCE.
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