Empresas y finanzas

La banca española, la segunda que más cobra a las empresas por su dinero

  • Las entidades elevan al 0,33% el tipo, solo superado en Alemania
Distintas sucursales bancarias

Las empresas cada vez tienen que pagar más a los bancos por guardar su dinero. Las entidades, poco a poco, intentan compensar la situación de tipos en negativo y la crisis de la pandemia con tasas más altas a las imposiciones a plazo que realizan las compañías. En octubre subió hasta el 0,33%, frente al 0,25% del mes anterior, y ya es la segunda tarifa más cara de toda la zona euro.

Según los datos recopilados por el BCE, solo el sector en Alemania exige a las sociedades no financieras un interés más alto que en España, al situarse en el 0,36% en los depósitos con vencimiento de hasta un año, que es el más habitual. En Holanda el porcentaje es similar al de nuestro país.

Esta situación contrasta con buena parte del Viejo Continente, donde aún los bancos pagan aún por recoger los sobrantes de liquidez del tejido empresarial. Destaca, entre los grandes sistemas europeos, el 0,54% que abonan las entidades italianas por este producto.

En España desde principios de 2019 las empresas, de forma general, tienen que pagar por los excesos de tesorería que depositan en la banca. El sector financiero comenzó a extender esta práctica que impuso a las aseguradoras y a las grandes compañías en 2016, cuando el euribor se colocó en terreno negativo.

Desde entonces ha ido variando mes a mes el tipo de interés que reclama, pero en todo momento había estado por debajo del 0,20%. Un porcentaje se últimamente ha ido creciendo y que, previsiblemente, continuará al alza, debido a las expectativas a que las tasas oficiales se mantendrán bajo cero hasta, al menos, 2031.

El euribor ha cotizado por primera vez este diciembre por debajo del 0,5%, lo que supone un lastre para los ingresos y la rentabilidad del sistema en un momento de incertidumbre derivada de la crisis del coronavirus.

Aumento de las operaciones

El aumento de las tarifas, además, está teniendo lugar cuando las empresas están incrementando el volumen de dinero que guardan, ya que la inestabilidad está reduciendo los importes de las inversiones y han logrado acumular reservas gracias a los créditos concedidos desde el estallido de la pandemia, en parte por las líneas de avales públicas puestas en marcha por el Gobierno.

En octubre, las imposiciones a plazo de las sociedades no financieras se incrementaron un 110%, es decir, que se doblaron con respecto al mismo mes de 2019. En concreto, estos depósitos sumaron 11.500 millones, frente a los 5.455 de un año antes.

Las cuentas a la vista de las empresas todavía no están siendo penalizadas en España, a diferencia de otros países, donde las entidades ya cobran por el aumento de los saldos. En Holanda, Alemania o Bélgica se aplican intereses al dinero de libre disposición de las sociedades no financieras, con tasas que van desde el 0,13% hasta el 0,03%.

Cuentas a la vista

En nuestro país, por contra, el tipo sigue siendo positivo, aunque es el mínimo posible, del 0,01%, según los datos del supervisor continental, que viene pidiendo a los bancos a que adopten esta política para compensar el desplome del euribor.

El BCE, en cambio, considera peligroso que se cobre a los clientes particulares por su dinero, tanto si es a plazo como a la vista, una visión que es compartida por el sector. Los banqueros han señalado por activa y por pasiva que no trasladarán esta estrategia al mundo de los particulares, ya que podría suponer una huida o salida de capitales de sus balances generalizada. Pero, la retribución que se ofrece ha caído en picado desde hace tiempo y solo se paga un 0,01%.

Comisiones

Además, en el segmento minorista los bancos están aumentando las comisiones de determinados productos, principalmente a los usuarios no vinculados y en aquellos que se utilizan los medios físicos. El objetivo del sector es que los clientes cada vez tengan una mayor relación y que ésta se haga de manera no presencial, intentando así impulsar la digitalización.

Los tipos negativos y los efectos de la pandemia, aún por determinar en forma de subida de la morosidad, están presionando a la baja los resultados y la rentabilidad de las entidades. De ahí, que el BCE esté urgiendo a un recorte drástico de los costes operativos y a una nueva oleada de fusiones que ya ha dado sus primeros pasos.

Distintas entidades han adoptado ya medidas. El Santander e Ibercaja han puesto en marcha nuevos expedientes de regulación de empleo para aligerar la estructura de sus plantillas. CaixaBank y Bankia han sellado un acuerdo de integración. Liberbank y Unicaja están ultimando los detalles para llegar a un acuerdo de fusión. Y Sabadell está diseñando una hoja de ruta en solitario tras romper las conversación de una absorción por parte de BBVA, que incluye la salida de 1.800 empleados en el primer trimestre y gasta otros 2.000 a partir de marzo y alianzas comerciales con diferentes grupos internacionales en seguros o financiación al consumo.

Los expertos calculan que la morosidad crediticia llegará a superar el 10% en los próximos años, un nivel que las entidades confían en que no se sobrepase, aunque todo dependerá de la intensidad y la extensión de la crisis sanitaria.

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