Empresas y finanzas

Las financieras de consumo siguen los pasos de la banca y reducen un 9,5% su plantilla

  • Los establecimientos de crédito ajustan en más de 400 el personal en 2020

Las financieras de consumo están siguiendo los pasos de los bancos y están reduciendo personal para ganar eficiencia operativa y adaptarse al imparable entorno tecnológico. De acuerdo con las últimas cifras disponibles, del Banco de España, los establecimientos de crédito redujeron el año pasado en un 9,5% su plantilla.

Tras este ajuste, que afectó a 422 personas, el sector baja por primera vez de los 4.000 trabajadores desde 1995. Estas entidades -una parte de ellas vinculadas a los propios bancos y otras de grandes almacenes y fabricantes de coches- iniciaron los recortes en 2019. Entonces rebajaron la fuerza laboral en otras 457 empleados, con lo que en los dos últimos ejercicios suman un descenso de personal del 18%.

Las financieras habían logrado recuperarse por completo de la crisis de 2008, hasta el punto que se habían convertido en compañías de alto crecimiento por la reactivación del consumo. Sin embargo, el coronavirus frenó en seco su actividad, una situación que no se ha revertido por completo hasta la fecha. Además, ha comenzado a despuntar la morosidad, lo que provocará que los establecimientos de crédito se vean abocados a reducciones de costes mayores y, por tanto, nuevas bajadas en el número de trabajadores.

La patronal del sector, Asnef no esconde sus temores y pronostica que habrá un aumento de los impagos, aunque estos aún son controlados, por lo que considera que la gestión eficiente de los riesgos y de las carteras es clave para minimizar el impacto en provisiones y futuras pérdidas, con políticas de rocobro adecuadas.

Asnef sostiene en su último informe de situación que a lo largo de 2021, a pesar de la incertidumbre, las recuperaciones de créditos insolventes han crecido, hasta el punto que está marcando récords. En mayo, por ejemplo, indica que se produjo un máximo de tres ejercicios en los recobros.

Esto aliviará las cargas a las que tengan que enfrentarse las financieras en los próximos años, ya que la nueva demanda de crédito presentará peores perfiles de riesgo, otro factor que impedirá un incremento menos activo de la recuperación de las formalizaciones y, por tanto, de capacidad de generación de ingresos y resultados.

Los establecimientos de créditos están sobrellevando la situación sin sufrir, por ahora, pérdidas sectoriales conjuntas. Si bien sus ganancias se han resentido sustancialmente frente a la era precovid y su saldo de préstamos ha caído de manera abrupta ante la caída de las nuevas operaciones y el vencimiento de muchas otras. Además, en el últimos año, han tenido conceder moratorias a los cliente, lo que ha mermado sus márgenes de intereses.

Caída de beneficios

De esta manera, entre enero y mayo de este año, sus ganancias apenas alcanzan los 159 millones. En el conjunto de 2020, estos llagaron a 718 millones, lo que supuso un descenso del 21%. En cuanto al volumen de créditos, éste ha disminuido un 22% desde finales de 2019, hasta situarse por debajo de los 40.000 millones, una cantidad que no se veía desde 2015, cuando empezó el auge de este segmento tras la crisis financiera.

El último gran ajuste de personal llevado a cabo por los establecimientos de préstamos al consumo se dio entre 2008 y 2013. En ese periodo recortaron su plantilla en casi 2.600 trabajadores, lo que representó un 36% de los empleados. A partir de 2014 estabilizaron su fuerza laboral e, incluso, durante varios años, la incrementaron a diferencia de los bancos, que desde hace más de un decenio vienen despidiendo. En los próximos años, las entidades, además, verán salir a al menos 15.000 trabajadores de sus oficinas y servicios centrales.

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