Las medidas impulsadas por el sector y el Gobierno han ayudado a mantener a raya la morosidad desde que estalló la crisis del coronavirus. Pero el fin de las moratorias concedidas a los clientes para afrontar sus cuotas crediticias hace temer una subida de las insolvencias próximamente.
Las primeras entidades que han empezado a notar ya los efectos son los establecimientos de préstamos al consumo, sociedades que en su mayor parte pertenecen a bancos, fabricantes de coches y grandes almacenes. De acuerdo con los datos del Banco de España, los activos dudosos de las financieras se han disparado en solo dos meses (marzo y abril) un 54%, pasando de los 2.265 millones a los 3.496 millones de euros. De esta manera, se ha roto la tendencia a la baja que mantenían desde junio del año pasado.
Con esta escalada y la bajada del volumen de activos, como consecuencia de la escasa actividad hasta la fecha por las restricciones, la tasa de morosidad de los establecimientos de crédito se ha disparado hasta el 7,2%, una cifra que contrasta con el 4,7% de febrero.
Los expertos y el sector confían en que la recuperación que se ha iniciado en mayo, con la culminación del estado de alarma y la campaña de vacunación contra el Covid-19, permita por un lado elevar el ritmo de concesión y, por otro, aliviar el alza de las insolvencias.
De hecho, las distintas proyecciones sobre morosidad han experimentado a lo largo de la pandemia bajadas sustanciales. En términos generales (incluyendo hipotecas y financiación a empresas), las estimaciones iniciales apuntaban a que el ratio de dudosos del sector financiero iba a llegar al doble dígito y colocarse cerca del 12%. Las últimas previsiones fijan este umbral en el 7%-8%.
Asimismo, la actividad ha iniciado ya una pequeña remontada, aunque todavía registra descensos relevantes. En mayo, últimos datos disponibles, la financiación nueva al consumo cayó un 17% con respecto al mismo mes de 2019, hasta los 2.500 millones. Hay que tener en cuenta que en mayo del ejercicio pasado había limitación total de movilidad y apenas se concedieron 1.300 millones para la adquisición de bienes duraderos y ocio, es decir, un 58% menos que en el mismo mes del año anterior.
Actividad y resultados
La caída del negocio está teniendo un reflejo en la merma de los activos que controlan las financieras de consumo. Si justo antes de la pandemia, estas entidades tenían unos activos totales que superaban los 60.000 millones, en la actualidad el importe se sitúa por debajo de los 49.000 millones. Este descenso se debe a la baja originación de préstamos y al vencimiento de una parte importante de los mismos. Este tipo de créditos suele tener unos plazos de vencimiento más cortos que otros y en muchas ocasiones ni siquiera llegan a los doce meses.
Toda esta coyuntura ha supuesto una caída brusca de los beneficios que obtienen los establecimientos. En los cuatro primeros meses de 2021, sus ganancias se sitúan en 158 millones de euros, lo que representa una disminución del 26% con respecto al periodo enero-abril de 2020. En el ejercicio pasado el resultado de las financieras de consumo alcanzó los 715 millones, es decir, un 24,5% inferior al acumulado en 2019.
