Rodrigo Rato ha pasado de ser el ministro milagro a uno de los personajes más indeseados por la opinión pública, la clase política y el mundo empresarial. En los últimos meses casi todos sus allegados se han distanciado de él. Su partido, al que estuvo a punto de presidir y por el que, según sus propias palabras, "había dado la vida", le ha retirado el carné de militante.