- 26/06/2021, 08:00
26/06/2021, 08:00
Sat, 26 Jun 2021 08:00:04 +0200
Una mañana cualquiera, un director de una empresa recibe una llamada telefónica de alguien que se identificaba como asesor fiscal de una conocida consultora. Le informa de que está asesorando a la empresa en el proceso de adquisición de una compañía extranjera. Incluso le envía un correo electrónico en el que se le adjunta un acuerdo de confidencialidad y le requiere para que no informe a nadie hasta la fecha de la supuesta operación. Tras un intercambio de correos electrónicos, y basándose en supuestas exigencias del banco, el empleado facilita al falso interlocutor documentos en los que constan las firmas de los apoderados de la empresa. Tras suplantar dichas firmas, se envían al director varias órdenes de transferencia bancaria, supuestamente firmadas por tales apoderados, que llevan a la autorización del pago de cientos de miles de euros a diferentes cuentas en otros países.