Durante décadas, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha sido sinónimo de disciplina 'cartelaria' (de cártel) y coordinación estratégica. Pero bajo la superficie de los recientes aumentos de producción acordados, el cártel, se esconde una amenaza silenciosa que podría desmantelar su frágil arquitectura: Emiratos Árabes Unidos. Aunque países como Kazajistán o Irak se han llevado las culpas públicas por romper los límites de producción, los expertos del mercado, los informes de la AIE y en última instancia un análisis reciente de The Economist revela que es Abu Dabi es quién está socavando las normas internas del cártel y tiene pensado seguir haciéndolo a lo grande, un caballo de Troya con un 'cañón' de petróleo de mucho más alcance que Kazajistán. Y lo hace a sabiendas, respaldado por su creciente capacidad de producción (la capacidad de producción del país no para de aumentar), sus necesidades presupuestarias más flexibles y el miedo que genera en Riad.