Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

Durante décadas, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha sido sinónimo de disciplina 'cartelaria' (de cártel) y coordinación estratégica. Pero bajo la superficie de los recientes aumentos de producción acordados, el cártel, se esconde una amenaza silenciosa que podría desmantelar su frágil arquitectura: Emiratos Árabes Unidos. Aunque países como Kazajistán o Irak se han llevado las culpas públicas por romper los límites de producción, los expertos del mercado, los informes de la AIE y en última instancia un análisis reciente de The Economist revela que es Abu Dabi es quién está socavando las normas internas del cártel y tiene pensado seguir haciéndolo a lo grande, un caballo de Troya con un 'cañón' de petróleo de mucho más alcance que Kazajistán. Y lo hace a sabiendas, respaldado por su creciente capacidad de producción (la capacidad de producción del país no para de aumentar), sus necesidades presupuestarias más flexibles y el miedo que genera en Riad.

La relación entre el tiempo de trabajo y renta parece directa y lineal. A cualquier persona que se le pregunte si trabajar más horas genera una mayor producción y un mayor beneficio (ya sea para el empresario, para el empleado o para ambos) tenderá a contestar que sí. Sin embargo, la teoría económica y la realidad demuestran que esta relación no es cómo parece, puesto que hay otro factor que influye mucho más. Buena prueba de ello son los países europeos, sus horas de trabajo semanales y su renta per cápita. Precisamente el país donde se trabajan menos horas semanales por persona de toda Europa es una de las economías con una mayor renta per cápita (en la zona euro solo está por detrás del curioso caso de Irlanda). La clave está en una elevada productividad por hora trabajada y en una elevadísima tasa de ocupación (trabajan pocas horas, pero trabajan casi todo).

Simon Nixon es uno de los periodistas y analistas económicos más influyentes del panorama global. Este experto que ha pasado por varios de los medios más prestigiosos del mundo es hoy editor de Wealth of Nations en Substack, una publicación centrada en economía política y geoeconomía europeas, mientras que colabora habitualmente con medios como The Times, The Wall Street Journal, Bloomberg, Financial Times o la revista Prospect. Por si fuera poco, este historiador de formación fue dos veces finalista del European Press Prize por su cobertura de la crisis del euro. Antes de dedicarse al periodismo, Nixon conoció el mundo de la economía desde dentro trabajando varios años en banca de inversión. Nixon estuvo en Madrid hace unos días, participando en un evento que Aspen Institute España organizó junto a Kreab, lo que nos ha brindado la oportunidad de realizar una entrevista en la que este analista reflexiona sobre el ascenso de China, el papel de Estados Unidos, los desafíos de la deuda y el incierto futuro del orden económico global.

La ambición y alcance de la "gran y bella" reforma fiscal de Donald Trump en EEUU es tal, que cada semana aparecen nuevos detalles 'desconocidos' sobre la misma que avivan las preocupaciones de los analistas económicos. Si la Sección 899 con un impuesto 'oculto' a los inversores extranjeros ya ha puesto los pelos de punta a más de uno, ahora trasciende un apartado, a priori, más discreto, pero que puede tener importantes consecuencias. El impuesto incluido al envío y recepción de remesas por parte de ciudadanos no estadounidenses puede abundar en un error que ya cometió Argentina antes del gobierno de Javier Milei y que tuvo derivadas bastante negativas. Pese a abrazar el mismo relato y sus efusivas fotografías juntos en diferentes eventos, Trump no parece 'aprender' de las lecciones económicas de su homólogo argentino. Solo hay que ver el, de momento, poco éxito de la estrategia de la 'motosierra' en la Administración federal americana y el rumbo de una misión DOGE para adelgazar el gasto público en la que ya ni está el que era su mayor baluarte, el CEO de Tesla, Elon Musk.

Todo el brillo de los datos comerciales de China en abril se ha convertido en oscuridad en los de mayo. Aunque en abril las exportaciones de China a EEUU ya se hundieron en medio de las tensiones comerciales, ese mes China diversificó con éxito sus envíos a otros clientes, destacando el caso del sudeste asiático y de Latinoamérica. En mayo, sin embargo, esta diversificación no ha tapado el daño que hace la caída de las exportaciones a EEUU, incluso cuando ambos países pactaron el mes pasado una tregua comercial llena de buenas palabras.

En pleno desierto, donde la vegetación, el agua y la vida escasean y se dibujan espejismos en el aire, existe una franja de tierra que, más que una simple extensión geográfica, representa un testimonio de colaboración y riqueza compartida. La Zona Neutral entre Arabia Saudí y Kuwait, una región que durante décadas fue símbolo de disputas y acuerdos, emerge hoy como un enclave estratégico en el mapa energético mundial. Un pedazo de tierra y mar del tamaño de La Rioja (tiene 5.045 km2) que, pese a su reducida superficie, alberga crudo suficiente para cubrir la demanda de España entera (casi 50 millones de habitantes) durante 50 años. Aunque su producción de crudo ahora mismo se encuentra entre los 200.000 y 300.000 barriles, las reservas probadas superan los 25.000 millones de barriles (siendo una de las zonas clave en el corazón petrolero del mundo) y la capacidad potencial de producción roza los 600.000 barriles al día. Un trozo de tierra y mar muy característico que ofrece lecciones de cooperación y muestra como los caprichos de la geología pueden hacer que territorios extremadamente pequeños alberguen riquezas inmensas.

Tras la caída del comunismo en 1989, pocos habrían imaginado que Polonia se convertiría en una potencia económica regional en apenas tres décadas. Sin embargo, el país ha experimentado un "milagro económico" sostenido: su PIB ha crecido en torno al 4% anual desde 1990, incluso resistiendo la Gran Recesión de 2008-09. Hoy Polonia es la quinta economía de la UE en términos de PPA (se eliminan las diferencias de precios) y ha dejado atrás a economías como Portugal, Grecia o España. El dato más revelador es que el PIB polaco (cerca de 980.000 millones de dólares en 2024) prácticamente iguala al de todos sus vecinos orientales combinados (994.000 millones). Esto con mitad de población: 37,4 millones de polacos frente a unos 76 millones sumando Estonia, Letonia, Lituania, Bielorrusia, Ucrania, Moldavia, Rumanía y Bulgaria. Mientras que el per cápita de Polonia (26.800 dólares) duplica con creces el promedio de esos países (13.100 dólares).

La deuda pública ha sido históricamente una herramienta esencial de política económica (aumenta a través de déficits para estimular la economía y se reduce en épocas de bonanza), pero su acumulación descontrolada puede convertirse en una bomba de relojería, especialmente cuando afecta a países con un papel determinante en la economía global. Sin embargo, recientemente la elevada carga y eventos de tensión en el mercado han hecho preguntarse hasta qué punto pueden ser sostenibles los niveles actuales. La duda es dónde es más preocupante esta situación y en qué lugar puede emerger la próxima 'crisis'. El problema de realizar un vaticinio certero es que los candidatos son muchos y no paran de llamar a la puerta. En este contexto, países como Italia, España, Francia, Estados Unidos o Japón se perfilan como focos de riesgo potencial, no solo por el volumen de deuda, sino por su peso en la estabilidad financiera internacional.

El sueño de cualquier analista económico o gran institución (FMI, BCE...) sería, probablemente, poder anticipar lo que va a ocurrir en la economía para adelantarse. La historia nos demuestra que esto es prácticamente imposible, cuando alguien logra anticipar un ciclo, una crisis o un movimiento del mercado, el 'mago' de la economía que lo logra suele convertirse en un visionario que goza de años de respeto y exposición en los medios. Algunos ejemplos son Nouriel Roubini, Paul de Grauwe, Warren Buffett (de una forma silenciosa) o Rusell Napier... Ahora mismo, hay tres señales en los mercados que parecen anticipar qué sucederá con la economía en los próximos meses y quizá años. Tres materias primas están presentando un comportamiento curioso y extraño que, según los analistas de BCA Research, anticipa una economía débil, incierta, con mayor peso del proteccionismo y con el acuciante riesgo de una crisis fiscal en EEUU.

El oro se ha convertido en el activo de moda. Las turbulencias financieras, la aversión al riesgo en ciertos periodos de este año o el miedo a que las divisas fiduciarias sigan perdiendo valor han llevado a los inversores (y no inversores) a comprar oro a marchas forzadas, llevando su precio a máximos históricos. La demanda crece más rápido que la oferta y, como consecuencia, el precio no para de subir. Imaginen un mundo en el que además de todo lo anterior, la oferta de oro empieza a crecer cada vez más despacio, mientras que lo demás se mantiene constante... el resultado sería un precio del oro aún mucho más alto. Esta hipótesis podría estar a la vuelta de la esquina, agravada por la coyuntura actual de incertidumbre y fiebre de los bancos centrales por el metal precioso. Aunque aún queda oro por extraer en el mundo, hay ciertos datos que resultan un tanto preocupantes. Las investigaciones realizadas por el Servicio Geológico de EEUU revelan que la mayor parte del oro recuperable ya ha sido extraído, mientras que otros analistas hablan ya del temido 'peak gold' justo cuando la demanda de oro está en plena subida. El 'peak gold' podría llegar justo en el peor momento posible (mucha demanda y cada vez menos oferta nueva). Además, a medida que se va extrayendo más metal precioso en las grandes minas del mundo, resulta cada vez más complicado y costoso seguir obteniendo al resto de las reservas.