Bolsa, mercados y cotizaciones

Trump coloca una bomba oculta en su plan fiscal que llevaría las tensiones a otro nivel: "Es militarizar los mercados de capitales"

  • El proyecto fiscal de Trump abre la puerta a tasas a inversores extranjeros en bonos y acciones
  • Estos países tienen que haber "realizado prácticas fiscales punitivas contra EEUU"
  • Morgan Stanley: "Al limitar la nueva demanda extranjera presionaría al dólar y los bonos"
Donald Trump durante una sesión del Congreso de EEUU (Bloomberg)

En medio de los constantes titulares sobre la guerra comercial, los inversores están reparando en un importante detalle de la gran reforma fiscal de Donald Trump que había escapado del radar mediático. Tras la ajustada aprobación de la norma por parte de la Cámara de Representantes y a la espera de su paso por el senado, el grueso de los análisis sobre la "gran y bella" ley, como se la ha denominado, se habían centrado en el golpe fiscal que supondrá prolongar y aumentar las bajadas de impuestos del primer mandato fiscal, incrementando las alarmas sobre una ya galopante deuda pública en EEUU. Sin embargo, habían pasado por alto una cláusula oculta en el megaproyecto. Se trata de una sección que incluye una suerte de impuesto 'secreto' al capital extranjero que puede hacer bastante daño.

La sección 899 del proyecto de ley ya aprobado por el Congreso permite poner impuestos adicionales a empresas cuyos países "realicen prácticas fiscales punitivas". Esto no aplicaría solo a los bonos, sino también a cualquier ingreso pasivo como pueden ser los dividendos. Es decir, si un empresario europeo invierte en una empresa norteamericana comprando acciones tendría que pagar mayores impuestos por los beneficios que la empresa reparta entre sus accionistas.

Wall Street teme que esta medida frene de forma clara la inversión tanto en bonos como en el mercado norteamericano. "Ya nos enfrentamos a un mercado donde los bonos del Tesoro, para los inversores extranjeros, probablemente no sean la inversión más atractiva", afirmó Michael Brown, estratega de Pepperstone Group. Desde Bank of America remarcan que el resultado lógico es unos mayores rendimientos de los títulos norteamericanos y un dólar dañado ante la menor demanda de activos norteamericanos. Entre los potencialmente afectados se encuentran los inversores institucionales, incluidos los fondos soberanos, los fondos de pensiones e incluso entidades gubernamentales.

"Esta sección faculta al presidente de EEUU para imponer un impuesto especial a los inversores extranjeros en el país si los impuestos en su país de origen se consideran injustos desde la perspectiva estadounidense. Europa también se vería afectada", analiza en una nota para clientes Ulrich Leuchtmann, estratega jefe de divisas de Commerzbank.

Para el analista alemán, la Sección 899 no es más que "el primer paso para tomar como rehén al capital extranjero con el fin de proyectar el poder de EEUU". Y advierte: "Cualquiera que invierta en EEUU (a través de préstamos, inversiones directas y de cartera) o que esté considerando invertir en el país debe ser consciente de ello". Desde la perspectiva de las divisas, su especialidad, el economista germano considera "muy cuestionable la prima que sigue mereciendo el dólar por permitir que se invierta capital en él".

Detrás del diseño de este precepto, opina Leuchtmann, está el complicado desarrollo de la agresiva agenda comercial del presidente: "Independientemente de la cuantía del impuesto especial que se menciona actualmente en el borrador y de si los inversores extranjeros en deuda pública estadounidense también se verían afectados, la sección 899 demuestra que lo que se temía está ocurriendo realmente: ahora que el gobierno estadounidense se está dando cuenta de que los aranceles no son una herramienta sencilla para obligar a otros países a un comportamiento conforme, se necesitan instrumentos alternativos".

¿Cuándo se activaría el impuesto? ¿Qué son prácticas punitivas?

Hay que destacar que este impuesto quedaría totalmente al margen de la agenda comercial de Trump y los aranceles, que ahora mismo se encuentran en un litigio con la Justicia para validar su legitimidad. Es decir, de aprobarse definitivamente el texto la Casa Blanca podría incluir este 'impuesto' de forma independiente y para activarlo bastaría con que esta pensase que el país en cuestión realice esas prácticas fiscales punitivas. Para poner en contexto, Trump considera que, por ejemplo España (y Europa), estaría realizándolas solo por el IVA. El republicano sostiene que este impuesto, como se aplica tanto a productores nacionales como importados crea una "injusticia" al elevar artificialmente los precios de sus productos e impidiendo que compitan en igualdad.

El mismo Pete Navarro, asesor comercial de Trump proclamó esta tesis diciendo que "el IVA europeo es el vivo ejemplo de lo que para EEUU constituye un trato injusto para nuestro país". Desde Europa se ha respondido siempre que esto no es así ya que se aplica por igual a todos los productos, tanto locales como extranjeros, pero según la óptica de la Casa Blanca, esto podría ser suficiente para activar ese impuesto oculto para los mercados.

Al margen del caso del IVA destacan los "impuestos a servicios digitales", una tributación que diversos países como Francia, España, Austria y Australia han impuesto a la grandes firmas tecnológicas como Meta y Alphabet, considerando que no tributan realmente en el país dado que estos países pueden usar los datos de la población de un país y enriquecerse de los mismos sin tributar en el país. Alemania ha dicho que aprobará pronto una tasa similar.

La guerra comercial entraría en una nueva dimensión

George Saravelos, analista en jefe de Deutsche Bank ha escrito en su informe publicado el jueves que esta disposición, oculta entre las cientos de páginas de la propuesta de Trump marca un punto de inflexión y supone una gran amenaza tanto para las mercados que puede tener una trascendencia mucho más grande que un simple impuesto. "La disposición equivale a militarizar los mercados de capitales estadounidenses y cuestiona la naturaleza abierta de los mismos utilizando la tributación como una palanca para la Casa Blanca". Las consecuencia, según el banco alemán son claras, llevar las tensiones arancelarias a un nuevo y peligroso escenario. "Esta legislación es la base para convertir la guerra de aranceles en una verdadera guerra de capitales. Un paso clave y relevando dado que la política comercial se puede ver limitada por la justicia".

Goles Moec, economista en jefe de Axa, afirmaba que la medida podría aumentar los tipos de interés reales a largo plazo y que lastrará a la moneda estadounidense, que ya está en horas bajas. El motivo es que limitaría la demanda extranjera, un elemento clave tanto para la renta variable como para los bonos, disparando el rendimiento, golpeando a las acciones y limitando la demanda de dólares. Rogier Quaedvlieg, economista sénior para Estados Unidos de ABN Amro Bank NV afirmaba en declaraciones a Bloomberg que "al limitar la nueva demanda extranjera, eso, por supuesto, presionaría al dólar". Los analistas de Morgan Stanley dijeron que esta Sección 899 "probablemente presionaría al dólar y desincentiva la inversión extranjera", mientras que JPMorgan señaló que tendrá "implicaciones significativas tanto para las corporaciones estadounidenses como de fuera del país".

El 30% de los bonos y el crédito de EEUU el 20% de las acciones están en manos extranjeras

Empezando por el bono, según datos de Barclays el 33% de los bonos públicos de EEUU están en manos de inversores extranjeros que bien podrían estar expuestos a estos mayores impuestos. Es decir, unos 9 billones de dólares, prácticamente lo mismo que la Reserva Federal tiene en su balance según su último informe. Y no solo son los 'treasuries' sino también otros activos. La firma estima que los extranjeros poseen cerca del 30% del crédito estadounidense (hipotecas, bonos empresariales… etc), lo que equivale a unos 5 billones de dólares.

Una menor demanda de estos clientes puede ser un elemento decisivo para unos bonos que ya están en horas bajas mientras las dudas respecto al déficit y el impacto de la guerra comercial están generando preocupaciones serias e importantes tensiones en el mercado de deuda fija. La rentabilidad de los bonos de EEUU se encuentra todavía en unos niveles altos del 4,35%, algo que afecta tanto a la deuda de la Casa Blanca como a la de todo el país, a través de los mercados hipotecarios y de créditos que están fuertemente ligados a estos activos. De hecho, el mercado de renta fija y los treasuries es una de las claves para entender las condiciones de financiación de EEUU y el acceso a crédito de los ciudadanos y por ello la Fed ha vendido masivamente bonos para enfriarlo y así, bajar la inflación.

La renta variable está remontando tras los días 'negros' que trajeron los 'aranceles recíprocos" tras el Día de la Liberación. Sin embargo, con una subida de solo el 0,74% en lo que va de año, el S&P 500 se encuentra en un momento de dudas en el que cada pista sobre los aranceles genera fuertes desviaciones e inestabilidad. En ese sentido, añadir la presión de un impuesto a los inversores extranjeros podría ser decisiva especialmente por el golpe de incertidumbre y la desconfianza para los inversores. Según S&P Global un 20% de todas las acciones estadounidenses están en manos extranjeras, es decir, unos 19 billones de dólares.

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