
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió que los "aranceles recíprocos" tendrían en cuenta una serie de aspectos que, a su juicio, lastran la actividad económica de las empresas estadounidenses con respecto al resto del mundo. Entre ellos se incluían regulaciones restrictivas, como en China, u otros impuestos que el presidente no entiende muy bien, como el IVA en Europa. Sin embargo, la fórmula de cálculo que el Gobierno ha publicado es mucho más simple que todos esos conceptos. Para calcular "los aranceles recíprocos", solo tiene en cuenta el déficit comercial que Estados Unidos mantiene con cada país y dividen la cifra entre dos.
La fórmula, a pesar de su aparente complejidad, tiene en cuenta solo los datos de importaciones y exportaciones de Estados Unidos en 2024 con el resto de países y, a partir de ese punto, calcula el resto. Por ejemplo, Estados Unidos tuvo un déficit comercial con China de 295.000 millones de dólares y las importaciones totales ascendieron a 438.000 millones de dólares, según datos del censo estadounidense recogidos por Bloomberg. La división matemática de ambas cifras equivale a una ratio del 68%.
Esa "brecha comercial" luego es dividida entre 2, lo que da 34%; la cifra de aranceles que finalmente ha impuesto el presidente estadounidense a China anunciada ayer. Si la operación se realiza con otros socios comerciales como la Unión Europea, Indonesia, Japón, etc., el resultado es similar.
Todo es sobre déficit comercial
Estados Unidos ha establecido unos impuestos aduaneros, a priori, aleatorios, pero que siguen la doctrina que obsesiona a Trump: cerrar el déficit comercial. El propio informe del Gobierno insiste en este punto al rechazar aplicar otra serie de variables: "Aunque calcular individualmente los efectos sobre el déficit comercial de decenas de miles de políticas arancelarias, reguladoras, fiscales y de otro tipo en cada país es complejo, si no imposible, sus efectos combinados pueden aproximarse calculando el nivel arancelario coherente con la reducción a cero de los déficits comerciales bilaterales".
El objetivo de la Casa Blanca es reducir el saldo negativo entre esos países y EEUU a cualquier coste, incluso aunque suponga desdecir los comunicados previos. De hecho, hay mensajes contradictorios entre las diferentes comunicaciones del Ejecutivo estadounidense. A pesar de que la tabla mostrada por Trump dice que tiene en cuenta barreras comerciales y cambios dinerarios, en la metodología de cálculo rechaza estos factores por considerar que su impacto es matemáticamente "despreciable". Otro ejemplo tiene que ver con el cálculo final: en la tabla mostrada por Trump ayer, EEUU establece un arancel del 25% para Corea del Sur, pero en el anexo de la orden ejecutiva la cifra final es del 26%.
Los "aranceles recíprocos" de Trump
Para resumir esta estrategia, Trump lleva varias semanas hablando de "aranceles recíprocos". Los aranceles son impuestos aduaneros: un país establece a las importaciones de ciertos bienes y servicios de otro Estado un recargo extra. Este impuesto es pagado por el comprador que adquiere el producto del país extranjero (no por el vendedor). Por ejemplo, si un estadounidense compra un coche chino, será dicho comprador quien tenga que abonar el precio del vehículo al fabricante y los aranceles a la Hacienda estadounidense.
A juicio de Trump, el conjunto de medidas arancelarias y no arancelarias de otros Estados suponen un percance para EEUU. La manera de responder a esto es establecer unos impuestos a las importaciones "recíprocos". No obstante, este planteamiento tampoco se ha cumplido. Suponiendo que el déficit comercial fuese una medida válida para calcular dicho desfase, EEUU tendría que haber duplicado los aranceles recíprocos anunciados para igualarlos a la brecha que ha estimado el Gobierno.
En la teoría económica no existe una definición concreta de "aranceles recíprocos". A lo largo de la historia, los impuestos a las importaciones han variado entre naciones y productos concretos. Las doctrinas mercantilistas y autárquicas suelen establecer aranceles altos para fomentar la producción nacional, mientras que las políticas liberales buscan lo contrario.
Los aranceles y las regulaciones suelen ser el elemento principal de negociación en los tratados comerciales entre países. Dos Estados pueden acordar eliminar impuestos y otros impedimentos para fomentar el comercio entre ambos. Por el contrario, cuando un país busca eliminar lazos económicos con otro, se suelen elevar dichas restricciones. En última instancia, se puede establecer un embargo o bloqueo comercial, prohibiendo la entrada de los productos.
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