Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

El país más joven del mundo es también uno de los más bendecidos por la naturaleza. Sudán del Sur, que empezó su andadura como nación independiente en 2011 tiene en sus entrañas desde oro hasta todo tipo de minerales… pero especialmente tiene una potencia petrolera inusitada. Los cálculos más recientes de la AIE apuntan a que bajo su suelo late una reserva de 3.750 millones de barriles de petróleo, es decir, 98 veces su consumo anual solo con lo ya descubierto. Para entender la magnitud, si bien no entra ni de lejos en la conversación de los gigantes del crudo, sí que es el quinto país de toda África en reservas probadas, solo superado por Libia, Argelia, Nigeria y Angola.

Pese al buen momento de la economía española, el debate social se centra en una cuestión que parece contradecir ese buen tono de la actividad económica, que además viene acompañado de una fuerte creación de empleo. Aunque la economía no pare de crecer, si los españoles no pueden acceder a una vivienda (por escasez y por precios) de poco sirve todo lo demás. Por ello, el buen funcionamiento del mercado inmobiliario es casi tan importante como el buen desempeño de la economía en su conjunto. Cada vez que se profundiza un poco más en los datos antiguos y en las previsiones, parece más complicado vaticinar un futuro halagüeño en lo que a vivienda se refiere. En el sano ejercicio de la retrospectiva, repasar una muy completa publicación sobre vivienda que hizo el año pasado la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) resulta bastante revelador de cómo se ha llegado hasta aquí. La vasta investigación, firmada por Ignacio Ezquiaga, profesor de economía e investigador de Funcas, alberga una serie de datos y gráficos que dejan a la vista que el problema de la vivienda en España no solo es grave, sino que aún podría empeorar mucho más. Ni vivienda pública ni privada: si buscas casa mejor no mires este gráfico.

París, la ciudad del arte, de la historia y de la cultura, tiene en su entorno, y a muy pocos kilómetros del centro, un tesoro que no tiene nada que ver con lo anterior, pero que en términos económicos es casi igual de valioso. Muy pocos imaginan que, muy cerca de sus elegantes bulevares y su vida bohemia, bajo la cuna de la Ilustración y el romanticismo literario, se extienden varios yacimientos de petróleo, cuyos caballitos mecánicos se pueden atisbar en lontananza, algunos muy cercanos al parque temático de Disneyland Paris. Desde hace más de un siglo, la Cuenca de París ha sido explorada en busca del preciado hidrocarburo, convirtiéndose en uno de los pocos lugares del mundo donde la prospección petrolera ha casi convivido durante décadas con la vida urbana, el ocio infantil de Disneyland y algunos de los iconos culturales de Occidente.

Alemania lleva ya un tiempo atrapada en un limbo de estancamiento y parálisis, volviéndose a convertir 20 años después en el 'hombre enfermo' de la economía europea. En 2024 su PIB se contrajo un 0,2% tras otro retroceso del 0,3% en 2023. Dos años de destrucción económica -algo que no ocurría desde hace dos décadas-, protagonizados por una industria en horas bajas, han provocado que el PIB per cápita se hunda hasta niveles de 2016. Aunque lo tentador sería hablar de maldición o hechizo, lo cierto es que el país ha sido víctima de los tiempos. Su exitoso modelo de exportaciones de alto valor añadido empezó a experimentar desgaste antes de la pandemia y ha saltado por los aires tras la misma en un mundo en el que los grandes cambios se han acelerado y tanto EEUU como China ya no 'hacen prisioneros'.

Los precios del petróleo han caído con gran intensidad en las últimas semanas e incluso meses. Tras superar los 82 dólares por barril a medidos de enero, el precio del crudo ha iniciado un viaje a la baja que ha llevado a la cotización a perforar los 70 dólares por barril durante algunos momentos de esta y la pasada semana. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) explica en su informe de marzo que esto se debe principalmente a dos razones: una es que dos países con los que nadie contaba han producido mucho más petróleo del esperado. La otra es que los mercados se han visto contagiados de un sentimiento bajista producto de la incertidumbre global y la volatilidad de los mercados financieros. Con todo, la AIE cree que la oferta seguirá dominando a la demanda este año y que sobrarán cada día unos 600.000 barriles de petróleo (este es el escenario base, pero hay escenarios peores), lo que permitirán que se reconstruyan los niveles de inventarios y presionará a los precios del petróleo a la baja.

En la vasta geografía sudamericana, un pequeño país está destacando sobre todos los demás por su elevadísimo crecimiento económico. Este boom de la actividad no es cosa de un día. Ya van seis años de crecimiento espectacular y cinco en los que el PIB avanza a doble dígito. Las previsiones aseguran que las cifras estelares se mantendrán en todo el horizonte visible (hasta donde llegan las previsiones). Este territorio, antaño conocido por sus densas selvas y ríos caudalosos, ha encontrado en el petróleo una fuente inagotable de prosperidad. Tal está siendo el boom de la actividad, que su crecimiento económico reciente no solo es notable, sino que está eclipsando los famosos "milagros económicos" de naciones como China, Corea del Sur o Singapur en sus épocas de auge. ¿Dónde está el truco? El petróleo tiene la respuesta.

Parece que el Banco Central Europeo (BCE) se está ganando el apodo del 'pupas' entre los grandes bancos centrales del mundo. Ser la institución competente en materia monetaria de 19 países supone tener 19 preocupaciones (como tener 19 hijos): crisis, economías que crecen por encima de su potencial, sensibilidades nacionales, diferentes propensiones al ahorro... Y ahora que todos parecen ir a una con la necesidad de rearmar a Europa, el BCE vuelve a ser uno de los grandes señalados. En pleno ciclo de recortes de tipos, la masiva inversión en defensa (aparte de las dudas sobre su financiación) solo promete generar una cosa a corto plazo: más gasto e inflación. Esto ya es un dolor de cabeza para el banco central que parecía tener, por fin, encaminado el IPC. Pero lo peor puede estar por llegar. Si los países utilizan deuda (no queda otra porque nadie se va a atrever a recortar otras partidas), el BCE podría verse una vez más entre la espada y la pared, soplando y sorbiendo al mismo tiempo, es decir, intentando mantener el control de la inflación con políticas restrictivas a la vez que mantiene la sostenibilidad de la deuda pública de las soberanías europeas con compras de bonos en el mercado secundario. En medio de todo llegarán críticas de un lado y de otro, como ha ocurrido históricamente. El rearme de Europa puede terminar explotando en las manos del BCE.

Hacer de la necesidad virtud. Esto es lo que podría estar haciendo Europa ante la nueva actitud de EEUU que fuerza al Viejo Continente a reinventarse, protegerse y depender menos de su histórico aliado. Aún es pronto para lanzar las campanas al vuelo, pero lo cierto es que desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca se están produciendo una serie de movimientos en los indicadores económicos y en las previsiones de los grandes organismos que son cuanto menos sorprendentes. Si Europa parecía muerta hace solo unos meses y EEUU era el único refugio occidental en el que la economía se mantenía con fuerza... ahora esta previsión podría estar dándose la vuelta. Desde JP Morgan han revisado al alza el crecimiento para todas las grandes economías de la zona euro (España, Alemania, Italia y Francia) para este año y el que viene, al mismo tiempo que han rebajado la previsión de EEUU. En la misma línea, el euro está viviendo un auténtico rally contra el dólar después de haber rozado la paridad hace escasas semanas. Todo lo que hace poco más de un mes parecía casi imposible hoy es un poco más probable.

La Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) está formada por 13 miembros, algunos de ellos muy poderosos en el mundo del crudo. Además, en 2016 nació otro grupo aún más potente (supuso la unión de Rusia), denominada como OPEP+, que suma 10 países más para alcanzar un total de 23. De todos los países que conforman este 'megacártel', habitualmente, se destacan en las noticias y análisis los movimientos de los más importantes, que son los líderes de facto de la organización y los que realmente tienen capacidad para mover el mercado: Arabia Saudí y Rusia, sobre todo. No obstante, en ocasiones también se habla de algunos miembros menos importantes, pero que también tienen su influencia (potencias de segundo orden dentro del cártel), como pueden ser Irán, Irak o incluso Emiratos Árabes Unidos. Sin embargo, esta vez el gran protagonista es un país casi que además no suele 'hacer mucho ruido', salvo esta vez: Kazajistán. Además, para ir más al detalle, dentro de este 'casi desconocido', toma relevancia un único yacimiento de petróleo que es el que está trayendo de cabeza al gran cártel. Kazajistán está produciendo récords históricos de crudo gracias a la revolución que está viviendo el enorme y profundo yacimiento de Tengiz, controlado por la estadounidense Chevron y al que la OPEP+ quiere poner un 'tapón' para que deje de escupir tanto crudo.

El economista Russell Napier redobló su fama de gurú de los mercados al adivinar el regreso de la inflación cuando se luchaba a brazo partido contra la deflación en los albores de la pandemia. Ahora, el analista seguramente más crítico con la represión financiera (el dinero ya no se 'crea' al dictado de los bancos centrales, sino al de unos gobiernos hundidos en el gasto), puede ver aumentado ese reconocimiento si se mira a la triple apuesta que hizo el pasado diciembre. En una entrevista concedida entonces, Napier aconsejó comprar oro, vender bolsa americana y apostar por un venidero boom en el capex (capital expenditure en inglés, inversiones en bienes de capital), especialmente en Europa. Tres meses después, huracán Donald Trump mediante en EEUU, el oro ha subido con fuerza, el S&P 500 vive 'teñido de rojo' y los titulares en prensa alientan ese torrente de dinero hacia el capex.