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El gigante del petróleo africano despierta y una empresa española va a protagonizar su nueva revolución

  • Libia es el país de África que cuenta con unas mayores reservas de petróleo
  • Tras años de conflictos, la producción de crudo libio está repuntando con fuerza
  • El país ha llegado a bombear 1,41 millones de barriles en el mejor día de diciembre

En el vasto desierto del norte de África, un gigante del petróleo empieza a desperezarse tras años de conflictos, guerras e incertidumbre. Con las mayores reservas de petróleo del continente, Libia vuelve a captar la atención mundial gracias a un resurgimiento en su producción petrolera. Según estimaciones de S&P Global Commodity Insights, Libia alcanzó en noviembre los 1,17 millones de barriles diarios (llegando a tocar un pico diario de 1,4 millones en el mejor día de diciembre), el nivel más alto desde octubre de 2022. Este incremento demuestra que cuando las diferentes facciones que mantienen divido al país colaborar (o al menos no se estorban), Libia tiene un gran potencial a pesar de su inestabilidad política y social. Una empresa española de las más notables se encuentra en una muy buena posición para aprovechar este renacimiento del petróleo libio, no solo por operar un gran yacimiento en el país, sino que también porque ha recibido permiso para volver a explorar y buscar crudo... si no hay nada que vuelva a convertir este 'sueño' en una nueva 'pesadilla'.

La empresa española Repsol desempeña un papel destacado en esta nueva etapa. Tras una década de suspensión de actividades debido a los conflictos en el país, la compañía reanudó sus operaciones en la cuenca de Murzuq (con permiso de las autoridades libias), comenzando con la perforación de un pozo exploratorio a apenas 12 kilómetros del campo Al Sharara, uno de los mayores de Libia. Según la Compañía Nacional de Petróleo (NOC), Repsol, junto a otros gigantes energéticos como TotalEnergies y OMV, lidera los esfuerzos de exploración y producción en un país que apuesta por alcanzar los 2 millones de barriles diarios para 2028.

El potencial de Libia es tremendo, si no fuera por la inestabilidad política y la cuestionable gestión de sus recursos, el país podría ser un productor de petróleo de mayor entidad de la que ya tiene. El país es miembro de la OPEP desde 1962, se destaca como la nación con las mayores reservas probadas de petróleo del continente africano. Con 48.363 millones de barriles de crudo bajo su suelo (según datos de la OPEP y de la EIA de EEUU), Libia no solo lidera en riqueza energética, sino que también se posiciona como un actor estratégico en los mercados globales de energía. Este vasto recurso energético, combinado con una población relativamente pequeña de 6,85 millones de habitantes, otorga al país uno de los PIB per cápita más altos de África, alcanzando los 6.576 dólares en 2023. Una cifra que podría ser mucho más elevada si el país no hubiera caído en una suerte de guerra o conflicto sin fin y el crudo (tanto su explotación como el reparto de los ingresos que genera) estuviera gestionado de una forma más eficiente.

Sin embargo, este resurgir no está exento de desafíos. La política libia sigue siendo un tablero de ajedrez lleno de incertidumbre, donde las disputas entre los gobiernos del este y el oeste, así como la influencia de actores internacionales, definen el devenir del sector petrolero. Como explica un analista de Trípoli citado por S&P Global, "entender la política de Libia en 2025 es entender lo que pasará en el sector del petróleo". Este año se prevé crucial, con negociaciones clave y tensiones entre figuras como el primer ministro Abdul Hamid al-Dbeiba y el líder del este Khalifa Haftar. No obstante, los expertos de S&P Global se muestran algo más optimistas que en los años pasados, puesto que parece que las facciones están decididas a diaologar.

Un sector bajo tensión constante

El petróleo, que representa el 93% de los ingresos del gobierno libio, ha sido históricamente tanto una bendición como una maldición para el país. Las interrupciones en la producción son frecuentes, como quedó demostrado en 2024 con bloqueos en los campos de Sharara y El-Feel, ordenados por las facciones rivales. Según S&P Global, estos episodios, como la paralización de más de cinco semanas el pasado agosto, impactaron significativamente en los mercados internacionales, elevando los diferenciales de los crudos del Mediterráneo.

Producción de petróleo en Libia. Fuente: S&P Global.

A pesar de estas tensiones, la industria petrolera avanza. En diciembre de 2024, la NOC informó que la producción alcanzó los 1,42 millones de barriles diarios en un día puntual, aunque los analistas cuestionan la sostenibilidad de estas cifras. Empresas internacionales han mostrado su interés renovado en el país, con Repsol a la cabeza. Según la NOC, la energética española ha sido un pilar en la exploración y producción desde los años 70, y sus operaciones actuales, gestionadas a través de Akakus Oil Operation, son esenciales para estabilizar la producción.

Repsol: un actor clave en el despertar libio

El retorno de Repsol a Libia no es casualidad. La cuenca de Murzuq, donde la empresa ha reiniciado sus actividades, es una de las zonas con mayor potencial del país. Sin embargo, Repsol ha sufrido en carne propia los vaivenes de la política libia, con bloqueos recurrentes que paralizaron sus operaciones en Al Sharara, un campo crítico para sus actividades. A pesar de ello, la compañía española mantiene su compromiso con el desarrollo energético de Libia, confiando en que la estabilidad política permita consolidar sus proyectos.

El potencial libio también atrae a otros jugadores internacionales, como la italiana Eni y la francesa TotalEnergies. Sin embargo, según S&P Global, las tensiones geopolíticas, incluidas las ambiciones turcas en la región, podrían añadir complejidad a las negociaciones. Turquía, que envió tropas en 2020 para apoyar al gobierno de Trípoli, busca ampliar su influencia en el sector petrolero, lo que podría generar fricciones con las empresas europeas.

Un futuro incierto pero prometedor

El sector petrolero libio se encuentra en un delicado equilibrio entre progreso y riesgo. La reciente caída de Bashar al-Assad en Siria, con su impacto en la influencia regional de Rusia, podría alterar la balanza de poder en Libia, favoreciendo a actores como Turquía. Este escenario, según S&P Global, subraya la fragilidad de un país dividido entre administraciones rivales que compiten por el control de recursos clave como el petróleo.

A pesar de estos desafíos, el optimismo no desaparece. "Libia está mostrando señales de mejora", afirmó Hamish Kinnear, analista de Verisk Maplecroft. El retorno de empresas como Repsol y el aumento de la producción son indicadores de un sector que, a pesar de las dificultades, sigue siendo vital para la economía libia y para el suministro energético global.

En paralelo, la NOC intenta proyectar una imagen de estabilidad con objetivos ambiciosos. La empresa estatal ha fijado en 2027 la meta de alcanzar los 2 millones de barriles diarios, un reto monumental que dependerá tanto de la resolución de conflictos internos como de las inversiones extranjeras.

El despertar del gigante africano es una historia de resiliencia y oportunidad. En un mundo donde la energía es cada vez más estratégica, Libia tiene la llave para transformar sus vastas reservas en un motor de desarrollo. Sin embargo, el camino está plagado de obstáculos. Empresas como Repsol, que apuestan por el futuro libio, son un recordatorio de que el petróleo, aunque valioso, solo es útil si se gestiona con visión y estabilidad.

El impacto internacional de este resurgir también es notable. Libia exportó 1,1 millones de barriles diarios de crudo a Europa en noviembre, reforzando su papel como proveedor estratégico para la región. Su petróleo ligero y dulce, altamente codiciado, se convierte en un arma diplomática que el país podría usar para fortalecer su posición en la escena global.

En las arenas del desierto y las oficinas de Trípoli, el futuro de Libia se escribe cada día. Con las mayores reservas de crudo de África y un potencial inmenso, el país tiene ante sí la oportunidad de consolidarse como un actor clave en la industria energética global. La pregunta que persiste es si logrará superar sus divisiones internas y construir un legado que beneficie a todos sus ciudadanos.

Con actores internacionales como España, Italia y Turquía compitiendo por su porción del pastel energético, el tablero de Libia se asemeja a un intrincado rompecabezas geopolítico. La clave será encontrar un equilibrio que permita al país no solo estabilizar su industria petrolera, sino también transformar esa riqueza en desarrollo sostenible para su población.

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